A Schemmpp-Hirth y a Schleicher les ha salido un pequeño grano en la parte baja de... África. En concreto, en Sudáfrica. Se llama Jonker Sailplanes y por ahora no es nada grave, en el sentido de poner en peligro la impresionante trayectoria de ambas, con muchas décadas en el negocio y miles de veleros vendidos. Pero yo estaría atento, porque la joven compañía parece que en la actualidad es la única que tiene vocación de cuestionar su liderazgo.
Un Jonkers JS-1 Revelation en remolque. Bonito avión. Todas las fotos en Santa Cilia, 2019. |
Y esto es porque los sudafricanos hacen en este momento cinco tipos de veleros que quitan el hipo. Están entre lo más moderno y mejor del deporte, y los resultados en competición lo avalan. La gente empieza a comprarlos, incluso con la pastuza que valen. Que por otra parte puede ser incluso menos que su competencia germánica...
La inspiración. Está claro que Schempp-Hirth revolucionó el mundo de los veleros con las alas del Discus 2 y que les han fusilado la idea desde entonces. El Revelation (izquierda) y el Arcus (derecha) muestran lo mucho que han evolucionado las alas de los veleros modernos. |
Dos hermanos llamados Uys y Attie Jonker (por el nombre, claramente de origen Afrikaans) fundaron la empresa en 2004. El interés les viene de su padre, que empezó a mediados de los 70 un velero americano de construcción amateur Tern y para mediados de los 80 estaban volando en él. Ambos se formaron como ingenieros y tras pasar por la universidad, empresas aeronáuticas y montar su propio taller de reparación de veleros (y de fabricación de generadores eólicos), decidieron montar una empresa para construir veleros nuevos.
Su primer velero es el Jonker JS-1 Revelation, un avión que voló por primera vez en 2006, y del que se han vendido más de 125 unidades en versiones de 18 y 21 metros. Está claramente entre lo mejor de clase 18 metros y Open. Empecemos directamente por lo subjetivo. Tiene una pinta estupenda. Alas de mucho alargamiento con planta y diedro "crecientes", winglets finísimos (parece que tienen sus razones), estabilizador horizontal mínimo y fuselaje de carreras.
El avión está hecho en fibra de vidrio, de carbono y kevlar. Tiene detalles como que la matrícula está grabada durante la construcción en alas y fuselaje (es decir, ¡no sobresale! - pero qué faena si hay que cambiarla), o que en el ala se usan 6 perfiles diferentes, específicos para la zona en que estén de la envergadura.
Cabina moderna y por supuesto "garajes" embutidos en el encastre para los limpia-bichos del borde de ataque. Es un avión de competición. Me hace gracia la cinta en la cabina. |
Numeritos. Con 21 metros de envergadura tiene un alargamiento de 36 y según el peso (carga hasta 180 litros de agua) consigue un planeo de 1:60 entre 100 y 120 km/h. El decenso mínimo es de menos de 0,5 m/s y la VNE de 280 km/h. La versión de 18 metros "sólo" consigue 1:53. Esto es directamente la leche. Ya, ya, ya sé que el planeo no dice en realidad cómo vuela, pero la polar es buena, lo ponen bien y planear 1:60 era tradicionalmente cosa de muy pocos veleros, muy grandes y muy caros.
Quizá la competencia pueda decir que sólo lo hacen como velero puro o como mucho "sustainer" con una turbinita retráctil. Y que ellos tienen versiones de despegue autónomo. Vale. Pero el caso es que además ganan campeonatos. Incluso los mundiales.
¿Me haría con un chisme de estos? Respuesta fácil: no. Demasiado avión, demasiado dinero, demasiado nivel. No hay mucha gente que esté dispuesto a pagar el equivalente a un piso por un velero. Ahora, dar una vuelta...
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