sábado, 29 de junio de 2019

Spatz

Tras el Bergfalke, Egon Scheibe decidió introducir un nuevo planeador monoplaza básico, que serviría para que los alumnos hicieran la transición al vuelo con más prestaciones. El Spatz (gorrión) continuaba con la probada fórmula de fuselaje de tubo de acero y planos de madera, y voló en 1952.


Un Spatz A impecablemente restaurado, de un aeroclub alemán especializado en aviones de la firma Scheibe. Es de 1953 pero parece nuevo. En la feria AERO, Friedrichshafen, Alemania, 2018.

El nuevo velero era baratitomuy chico (13,2 m de envergadura), ligerísimo (sólo 110 kilos) y al parecer podía subir hasta en los suspiros de los que se quedaban en el suelo. Como no tenía incidencia negativa en las puntas de las alas era sin embargo bastante inestable.


El Club Loreto tiene colgado del techo de su hangar un L-Spatz 55. Es de 1965 y estaría bien que lo restauraran. Santo Tomé del Puerto, 2007.

Con sucesivas mejoras se fue pasando por las versiones A-Spatz (10 construidos), B-Spatz (40), L-Spatz (Una considerable mejora, con la colaboración de Rudolf Kaiser: la L es de Leistung: prestaciones, gracias al aumento de envergadura a 15 metros, de los que se hicieron 40) y finalmente hasta llegar a la versión L-Spatz-55. De esta versión se hicieron unos 300 y era un velero estupendo en su época, pero en general se considera mejor su competidor Schleicher Ka-8.

Un Avialsa A 60 Fauconnet entero de 1967 y un fuselaje de otro en La Llagonne, Pirinero francés, 1999.

Aunque el avión es al parecer muy maniobrable y sube bien, la baja carga alar hace que te menees bastante en turbulencia (está limitado a 110 km/h). Tiene un planeo máximo de 29 y un descenso mínimo de sólo 0,58 m/s, pero ambas cosas a baja velocidad (80 y 67 km/h). Es decir, no es un"plástico", pero se han hecho grandes vuelos con el avión (de hasta 680 km de distancia).


Nuestros colegas de Benabarre han tenido este Fauconnet de 1966 desde 1990. Arriba, en 2007 estaba desconsideradamente semiabandonado en su remolque con montañas de trastos. Abajo, en 2019 lo están poniendo en vuelo.

Con algunas mejoras de detalle, Avialsa en Francia construyó otros 170 L-Spatz-55, aunque escogieron el más agresivo nombre de Fauconnet (pasó de gorrión a halcón). También se construyeron unos pocos en Italia como Passero (gorrión) y parece que en España, por Stark Ibérica (de la que sigo sin saber gran cosa).

Quedan bastantes en vuelo, y me encantaría darme una vuelta en uno.

sábado, 15 de junio de 2019

Falcon 10

A finales de los 60 Dassault vio mercado para un jet ejecutivo más pequeño que su Falcon 20, por aquel entonces en producción. La clave del Falcon 10, pensado para llevar unos 6 pasajeros en lugar de los 12 que llevaba el 20, estaba en los nuevos motores turbofan de pequeño tamaño, mucho empuje y menor consumo que los turboreactores usados hasta entonces. Con el pedido de los yanquis de Pan Am (incluso antes del primer vuelo) la cosa pintaba bien. 



En el impresionante Museo Aeroscopia de Toulouse tienen el prototipo 2, que tuvo mucha mejor suerte que el 1. Como otros procede en realidad de la colección Ailes Anciennes Toulouse. Y resulta muy original, porque se empleó para probar el motor del Alpha Jet, el Turbomeca Larzac, que llevaba en el lado izquierdo mientras que conservaba el Garrett en el derecho. Vean en el centro que los motores son de diferente tamaño. Francia, 2015.

El prototipo voló en 1970, inicialmente con turboreactores, pero enseguida le pusieron los turbofan Garrett previstos. El avión resultó ser un pepino, con prestaciones más de caza que de transporte de pasajeros. Mantiene desde 1973 (¡!) un récord de velocidad para su clase de 2.000 km a 917 km/h. Aunque el primer prototipo se desintegró en vuelo, solucionaron los problemas y empezaron a construirlos en serie en 1973.

Este Falcon 100 es un Falcon 10 mejorado, que fue el primero en llevar pantallas en lugar de instrumentos tradicionales de vuelo. Es de 1984 (35 años) y lleva matrícula de Malta. En Madrid-Barajas, 2018.

Se hicieron 212 de estos bonitos chismes, hasta 1990. Como curiosidad la construcción se repartió entre empresas de varios países: CASA en España hacía las alas. Y aunque tienen un fajo de años siguen estando en el mercado de segunda mano. Con muchas horas, claro, pero considerablemente más baratitos que lo último disponible.

miércoles, 12 de junio de 2019

Mudry CAP 10

Les propongo volar con la imaginación una maniobra acrobática. Se trata de completar con un avión un giro horizontal de 360º, sin cambiar la velocidad ni la altura (es decir, que las agujas de altímetro y anemómetro permanezcan quietas). Y ahora viene lo difícil: a la vez, hacer 4 toneles completos mientras vas girando, es decir, un tonel cada 90º de giro.

La CAP 10 combina una capacidad acrobática impresionante con buenas prestaciones de viaje y manejo relativamente sencillo para la escuela. Algo que es muy difícil de combinar. La EC-DVH en Villanubla en 1983. Sigue en el registro EC, pero no sé si está en vuelo.

Esto requiere una habilidad y coordinación muy notables. Si no lo "ven" directamente con el pensamiento, cojan un pequeño avión de juguete y guiénlo con la mano. Verán que es mucho más complicado de lo que parece. ¿Por qué? porque hacer toneles es difícil: supongamos para empezar a entenderlo que los hacemos en vuelo recto y nivelado.  



Arriba, la CAP 10 F-GDTQ de G aterrizando. En el medio, un muy impresionado L tras volar con G. Fíjense que el avión lleva gancho de remolque de veleros. Monsieur G viajaba en familia con dos aviones: además, un velero Nimbus 4. Usaba la CAP 10 también para remolcarlo. Abajo, me preparo para salir. Vuelas con paracaidas y además de los cinturones acrobáticos de 5 puntos llevas otro adicional de 2 por seguridad. La cabina es amplia y se ve estupendamente. Santa Cilia, Huesca, 1998.

Un tonel, pongamos a la derecha, se inicia con palanca a la derecha y tiene 4 tramos de 90º. En el primero, a medida que se inclinan las alas pierden sustentación, por lo que hay que compensar tirando de la palanca hacia atrás. Y cuando las alas están casi verticales, para que el avión no se hunda hay que volver la palanca al centro para no girar, y a la vez meter timón a la izquierda (dando sustentación con el fuselaje). En el segundo, a medida que pasamos a la posición de invertido, las alas vuelven a sustentar, pero ahora necesitaremos palanca hacia delante para compensar y dejaremos de meter timón. Para completar el tercer tramo, ahora necesitaremos cada vez más timón a la derecha y menos palanca adelante. Y en el último tramo, en el que recuperaremos la posición de vuelo normal, será menos timón y más palanca atrás hasta neutralizar de nuevo.

No me termina de gustar la decoración de esta CAP 10. Santa Cilia (Huesca), 2001.

¿Nada facil, eh? Palanca a la derecha, palanca atrás, timón izquierdo, palanca adelante, timón derecho, palanca atrás. Bonito juego de pies y manos. Y además tú estás sucesivamente boca arriba, de lado, boca abajo, de lado, boca arriba.


Arriba, un par de años más tarde, la F-GDTF volvía a Santa Cilia mucho más bonita pintada de blanco liso, acompañada (abajo) de otra CAP 10.

Ahora, además, piensen en hacerlo mientras completan un giro horizontal. La cosa adquiere un nuevo nivel de complejidad. Mientras vas girando alrededor del eje longitudinal del avión como hemos visto antes, el avión además debe girar alrededor de un eje perpendicular a tierra. Supongamos que se gira en ambos casos del mismo lado (por ejemplo, toneles hacia la derecha y giro horizontal a la derecha), tienes que utilizar además elevador y timón para guiar el avión como corresponda en cada momento para ir girando... 

Y no les digo ya si los toneles son del lado opuesto al giro...

Esta CAP 10 participó en la Copa Triangular de Acrobacia en 2007. Santa Cilia Huesca.

En 1998, volé con Monsieur G en una Mudry CAP 10. Entre otras, hizo la maniobra que les he descrito. Empezamos mirando al norte y encadenó sucesivamente los 4 toneles a la derecha mientras completaba un 360º horizontal a la derecha. Misma velocidad, misma altura, y el avión volvía a estar boca arriba sucesivamente al apuntar al este, al sur, al oeste y de nuevo al norte. Mientras tanto charlaba tranquilamente en franglis,y mientras pilotaba con la zurda iba señalando con el dedo índice de la mano derecha el altímetro (la aguja ni se movió), la brújula (las marcas iban girando como si hubieramos hecho un plácido 360º, mientras la brújula daba vueltas con el avión) y al anemómetro (la aguja como si estuviera pegada). 


Arriba, esta CAP 10 es de las más antiguas, la nº 29 de serie, de 1972. Sigue impecable a sus actuales 47 años. Abajo, no lo parece, pero la otra (nº 264 de serie) tiene 20 años menos y parecía igualmente nueva. En Lérida, 2014.

Les aseguro que es una de las experiencias que más me han impresionado en toda mi vida. Impresionante fue también el resto del vuelo, que finalizó en la aproximación para aterrizar, bajando tranquilamente a unos 150 km/h en invertido (el suelo se aproximaba a nuestras cocorotas). A unos 25 metros de altura hizo medio tonel para poner el avión derecho, sacó los flaps y tomó como si nada en 3 puntos. G me aseguraba después que a él lo que le gustaba y en lo que era bueno era volando a vela... 



Si además ves volar a un par de CAP 10 en formación ya es la leche. El equipo CAP Tens está formado por Marianne y Adam Shaw, y es un placer verlos en el aire. Grenoble Air Show, 2018.

En fin, ya no hay espacio para contarles más cosas del avión: me parece uno de los más bonitosvuela según dicen fenomenal, y posiblemente con menos años y más pasta me encantaría uno (de vez en cuando surge la idea de volver a fabricarlas). Pero que me quiten lo bailao.

domingo, 9 de junio de 2019

Océanair

¿Cómo que Océanair? Si parece una Robin, dirán Vds. Pues... en parte. La Tissot - Charbonnier Océanair es un avioneta cuatriplaza de construcción amateur que se basa en el fuselaje de una Robin DR-400, pero que si se fijan tiene un ala diferente y recta (sin las características puntas hacia arriba).

Una TC 180 Océanair en Grenoble. Vean que la cabina se abre hacia arriba, es diferente que en las Robin. Francia, 2018.
Ambos Messiés tienen en su haber la construcción de muchos aviones, incluidas varias Jodel. Las Océanair pueden llevar motores de 120 a 180 CV y al parecer son rápidas. En Francia se han hecho unas cuantas

jueves, 6 de junio de 2019

Tiger Moth

El de Havilland DH82 Tiger Moth es a los británicos lo que la Bücker 131 a los alemanes (y los españoles). En este entrenador biplano de los años 30 hicieron su instrucción básica miles y miles de pilotos, antes y sobre todo durante la Segunda Guerra Mundial.

En la fabulosa colección de Old Rhinebeck tienen un Tiger Moth pintao de colorao como los que usaba la de Havilland School of Flying en los años 30. Vuela habitualmente en sus exhibiciones. USA, 2015.

La "Tiger" es de hecho famosísima. No es, como se dice en algunos sitios, el avión de Memorias de África (es un de Havilland DH60 Moth, su antepasado directo, que tiene alas rectas, no en flecha), pero sí que es uno de los que aparece en El paciente inglés. Y en otras muchas pelis y series, porque de los casi 9.000 que se hicieron (una barbaridad) quedan más o menos unos 250 en vuelo y la tira en museos.



Los entrenadores británicos de la guerra estaban pintados por arriba de colores de camouflage para pasar desapercibidos en tierra, y por abajo de amarillo, para ser muy visibles en vuelo. Arriba, un Tiger Moth en el Museo de la Royal Air Force en Hendon, 1993. En el centro, en la Ferté Alais (Francia), 2014. Abajo, un Tiger Moth en el Imperial War Museum de Duxford, 2018.

Lo que quería Geoffrey de Havilland era precisamente mejorar el DH60 Mothen concreto una versión llamada T (por Trainer, entrenador). La compañía había desarrollado una nueva versión de su motor Gipsy, que era más potente y podía funcionar invertido (los 4 cilindros abajo, el eje de la hélice arriba). Esto tenía la doble ventaja de separar la hélice del suelo y permitir más visibilidad encima del morro. 


Arriba, el primer Tiger Moth que vi, en el Aviodrome que estaba entonces en el aeropuerto de Amsterdam - Schiphol en 1993. Este avión sigue en su colección en el nuevo museo de Lelystad. Abajo, el que por ahora es el último, sin el recubrimiento de tela para mostrar su estructura: el fuselaje es de tubo de acero y las alas de madera. Newark Air Museum, Inglaterra, 2018.

Además, querían que el de la cabina de delante (el instructor) pudiera entrar y salir más fácilmente del avión, especialmente para saltar por emergencia en paracaídas, con lo que corrieron la parte central de los planos hacia delante. Para mantener el equilibrio aflecharon ligeramente las alas hacia atrás. Esto es de hecho lo mismo que se hizo con la Bücker, y la pinta general de ambos aviones es parecida. Por último, levantaron las puntas de las alas inferiores para separarlas más del suelo y con otras mejoras de detalle ya tenían su nuevo entrenador, que voló por primera vez en 1931.

En España hay un único Tiger Moth. Lo conserva en vuelo la Fundació Parc Aeronàutic de Catalunya (también tienen 3 Bücker). En la Festa al Cel, aeropuerto de Lérida, 2017.

La nueva "polilla" (un montón de aviones ligeros de Mr. de Havilland se llaman moth - polilla - de las que era estudioso y admirador) tuvo éxito desde el principio. Los militares británicos encargaron pronto el avión, así como otras fuerzas áereas y también particulares

G-AXAN es un Tiger Moth con el que Amanda Harrison piensa repetir el vuelo de Amy Johnson de Inglaterra a Australia (que hizo en 1930 en un Moth, precursor del Tiger Moth). En Duxford, Inglaterra, 2018.

A medida que las cosas se ponían feas en Europa aumentó el ritmo de fabricación. Y más todavía durante la guerra, a pesar de que teóricamente era obsoleto y iban apareciendo entrenadores más modernos. La Tiger Moth se siguió fabricando hasta el final de la guerra y también con licencia en varios países de la Commonwealth (Canadá, Australia y Nueva Zelanda) y otros afines (Suecia, Noruega y Portugal).



Arriba, el Tiger Moth portugués nº 111 en el Museo do Ar, cuando estaba en la Base Aérea de Alverca, cerca de Lisboa, en 1994. Centro, en la Base Aérea de Sintra tenían en ese mismo momento el nº 102 todavía en vuelo. Abajo, en 2017 de nuevo el nº 111 está en fabuloso Museo do Ar en las nuevas instalaciones de Sintra. Portugal construyó con licencia 91 Tiger Moth a partir de 1938 y los usó durante décadas.

Hay dos aspectos realmente curiosos de su uso durante la guerra. El primero es que cuando los británicos se vieron realmente amenazados de invasión por los alemanes, se utilizaron para patrulla marítima, desarmados, con la idea de "asustar" a los submarinos alemanes y forzarles a sumergirse. El segundo es que se pensó su uso ofensivo: como bombarderos muy ligeros, con cuchillas para cortar paracaídas en vuelo (¡!) y como fumigadores de veneno contra tropas de tierra (¡!). todo ello fue probado - y funcionaba - pero finalmente no se utilizaron.

Un Tiger Moth canadiense. Además de estar totalmente cabinado - hace mucho frío en Canadá - tenía diferencias de construcción: por ejemplo los montantes de las alas son metálicos y mucho más finos que los ingleses, que son de madera. Este avión se restauró y volvió a volar en 1999. The Canadian Museum of Flight, en la Columbia Británica, 1996.

También es interesante su uso como el primer avión de control remoto que se utilizó como blanco guiado, para entrenar a la artillería antiaérea. Esta versión se llamó Queen Bee (abeja reina) y era una variante con alas de Tiger Moth pero con fuselaje de madera de Gipsy Moth. Curiosamente es el origen de la palabra dron aplicado a la aeronáutica: El zángano (dron o drone en inglés) vuela para copular con la reina y luego muere... le iba mejor como nombre al avión que iba a ser abrasado a tiros.



Arriba, en el de Havilland Museum tienen uno de los dos Queen Bees que quedan (se hicieron 400). Un piloto podía volarlo desde la cabina delantera para transportarlo. La cabina trasera llevaba el sistema de servomandos neumáticos para el vuelo radiocontrolado como blanco. Vean el sistema de radio-control de la época en la caja negra. La idea era no tirar a dar y recuperar el avión tras la sesión de tiros. Abajo, en el museo también tienen un Tiger Moth normal, muy chulo con su esquema civil. Londres, Inglaterra, 2016.

Tras la guerra, los aviones fueron pasando progresivamente a aeroclubes y pilotos privados. El avión es robusto, fácil de volar (difícil de volar bien), es acrobático (relajado, no es una Pitts) y en general mola un montón. Me encantaría volar en uno, y de hecho en Inglaterra todavía es posible hacer la formación para el título de piloto privado por entero en un Tiger Moth. 


En Inglaterra hay muchos Tiger en vuelo que se siguen utilizando para enseñanza y también para dar paseos (la próxima vez no me lo pierdo). Duxford, Inglaterra, 2018.

El pequeño problema es que el más joven tiene 74 años, son cada vez más escasos, caros de mantener y cuestan un congo. Pero espero algún día darme al menos un vuelillo de toma de contacto.


El depósito es la sección central del plano superior (¡!), pensado para no tener problemas para alimentar el motor por gravedad (en vuelo normal, claro: otra cosa es en invertido). Inglaterra, 2018.