lunes, 31 de julio de 2017

X-15

Este ¿avión? negro con aspecto un poco siniestro es el primer North American X-15, uno de los tres que se utilizaron de 1959 a 1968 para un programa de investigación de la NASA sobre el vuelo a gran velocidad y altura. Lo que es famoso es que se batieron (por mucho) récords de velocidad (hasta 7.273 km/h - mach 6,7) y de altura (hasta 107,8 km). Lo que es importante es que fue uno de los programas más notables y de más éxito, obteniendo información que ha servido para proyectos espaciales posteriores.

El X-15-1 en el vestíbulo del Museo del Aire y del Espacio de Washington, USA, 2015.

La concepción de este chisme se debe a Walter Dornberger, un oficial de artillería alemán que participó en ambas guerras mundiales y fue líder del programa de cohetes V-2 nazi. Herr Dornberger fue convenientemente llevado a USA tras la guerra, para trabajar inicialmente en misiles y luego en varios programas espaciales, con ideas que en definitiva llevaron al programa del transbordador espacial.

La parte de abajo de la cola se dejaba caer en paracaídas momentos antes de aterrizar para permitir la operación de los patines de aterrizaje. Se ve el derecho.

El X-15 iba colgado de un enorme bombardero B-52 para lanzarlo a unos 13.000 metros de altura. Inicialmente volaba como un avión y al final del vuelo aterrizaba como un avión (más o menos: a unos muy veloces 350 km/h y sobre patines de metal). Pero se entiende mejor como un cohete de combustible líquido, con unas pequeñas alas y superficies de mando, capaz de llevar al ocupante a la frontera con el espacio y comportarse como una nave espacial.

El avión estaba hecho de titanio, con recubrimiento en aleación de níquel resistente al calor. Las temperaturas podían llegar a más de 800º(¡!) en el borde de ataque de la deriva.

Esto era directamente la leche. Aparte de estar sentado en la punta de dos enormes depósitos de líquidos propensos a explotar (anhidrido amónico y oxígeno líquido) el vuelo era apabullante. William H. Dana, un piloto de pruebas de la NASA, cuenta en la introducción de un informe de la NASA sobre el X-15 la experiencia del vuelo en el avión. Impresiona.

La deriva tenía seccion triangular: era como una cuña de metal enorme (tiene el 60% de la superficie del ala), que conservaba la estabilidad a velocidades hipersónicas. A cambio, el borde de salida plano generaba una resistencia aerodinámica también enorme. Fíjense también en la tobera del motor cohete XLR99 de 25.000 kilos de empuje. Engullía casi 7 toneladas de combustible en 80 segundos.

Según Dana, el X-15 era un avión de aceleraciones. La primera era cuando se separaba del B-52 y bajaba en caída libre (0G). Cuando encendía el motor cohete, inicialmente eran 2G, pero a medida que subía y la atmósfera se enrarecía subía a 4G continuos. Dolía. En el espacio estabas flotando. Cuando entrabas de nuevo en la atmósfera, había una deceleración que llegaba hasta 5G y luego se mantenía hasta unos 25 km de altura. Luego de nuevo disminuía mientras pasabas de mach 5 hasta mach 1 llegando a la pista, para finalmente aterrizar.


Maqueta del Boeing NB-52 B 52-0008 "Balls Eight" con el X-15-2 bajo el plano derecho, uno de los dos especialmente modificados para lanzarlos.

Y todo esto en apenas 8 a 12 minutos desde soltarte a tocar tierra. Me parece que en un chisme de estos no me gustaría volar.

domingo, 30 de julio de 2017

Trident

Los británicos hicieron a finales de los 50 el Trident, un reactor de pasajeros de alcance medio macanudo: el primero con 3 reactores en la cola, el primero con capacidad de aterrizar sin visibilidad, y el primero con sistemas redundantes, rápido, bonito y capaz. Y una vez más la cagaron: sólo se hicieron 117, frente a 1.832 del Boeing 727, su competidor directo, que además copió su configuración y varios de sus sistemas

Este Trident 2 G-AVFB está en la colección de aviones de pasajeros británicos del Imperial War Museum en Duxford. Aunque lleva la pinta de cuando entró a volar para British European Airways (BEA) en 1968, tuvo una vida complicada. Se vendió a Cyprus Airways en 1972 y cuando los turcos invadieron Chipre fue dañado y abandonado en el aeropuerto de Nicosia. British Airways lo recuperó en 1977 y volvió a volar hasta 1982, cuando se retiró al museo. Inglaterra, 2018.

¿Por qué? simplificando, porque entre la aerolínea BEA (British European Airways), el estado británico, y el lío de fabricantes no consiguieron ponerse de acuerdo en qué es lo que querían y cómo hacerlo. En un alarde de ingenuidad (o estupidez), pensando que Boeing estaría interesada en fabricar el avión en lugar de uno propio, llegaron a darles todos los detalles de ingenería... lo que los yanquis aprovecharon raudos y veloces.

En el de Havilland Aircraft Museum tienen el fuselaje delantero de un Trident 2E. Londres, 2016.

El avión nació como de Havilland DH 121 y voló por primera vez en 1962. Nada tiene que ver con un extraño interceptor francés del mismo nombre. La historia es muy interesante, pero sólo les cuento un par de detalles que tienen su originalidad. El primero es que se podía utilizar la reversa de los motores en vuelo (¡!), tanto para aumentar la tasa de descenso como para ayudar a aterrizar en poco espacio, sobre todo en pistas mojadas. Especialmente esto último te deja frío: imagínense al mando de uno y meter reversa (incluso a potencia máxima) antes de tener las ruedas en el suelo.



Arriba. Entre la impresionante tecnología del avión destaca el mapa móvil del centro del panel de instrumentos. El sistema de navegación recogía datos de velocidad y deriva, pintando la ruta del avión con una aguja en una cinta móvil de papel perforado. Ahora miramos un mapa en el móvil y damos por hecho que un avión tendrá pantallas EFIS, pero en los 60 esto era la pera. Abajo. Como corresponde a su época, el Trident llevaba ingeniero de vuelo con su propio panel de instrumentos. Me encanta.

Y el segundo es que la última versión fue un avión cuatrimotor (¡!). BEA necesitaba en 1965 un avión más grande. Hawker Siddeley, el resultado de la fusión de varias compañías (que había engullido a de Havilland) ofreció dos diseños nuevos, que fueron rechazados: comprarían Boeing 727 (tócate los pies). El Gobierno británico dijo que ni hablar: buy british. Entonces propusieron una versión alargada, pero como los turbofan Rolls-Royce Spey ya no daban más de sí, para mejorar las prestaciones pusieron un pequeño turboreactor Rolls-Royce RB162 encima del motor de la cola, sólo para ayudar a despegar. Este motor se había pensado inicialmente para aviones de despegue vertical.

Vean el carenado para el pequeño reactor adicional encima del motor de cola. Duxford, Inglaterra, 2018.


Citation Jet

Cessna volvió a hacer con el Citation Jet más o menos lo mismo que hicieron con el primer Citation, pero 20 años después: encontrar un nicho, acertar con el avión, y vender la tira de ellos. Eso es desde luego notable y pocas empresas son capaces de hacerlo dos veces.




Los CJ1 son como los primeros Citation Jet, pero con instrumentación más moderna. De arriba a abajo: un CJ1 alemán que acaba de despegar, un CJ1 austriaco delante del Zeppelin NT Baden-Württemberg, un CJ1 búlgaro se dirige a pista, y un CJ1+ con motores más modernos.

Porque el nicho era y es el de los reactores "de negocios" pequeños: que aspiran a ser más que un turbohélice (fundamentalmente volando más rápido, pero costando lo mismo o parecido) sin meterse en complejidades (mas grande, alas en flecha o necesidad de dos pilotos).


El de arriba es un CJ1 de San Marino, que por no tener, no tiene ni aeropuerto. Pero sí ventajas fiscales. También las tiene el de abajo, de la isla de Man, donde te dicen además que puedes personalizar las matriculas (y hay aeropuerto). Los de Madrid deberían protestar: antes de 1928, el prefijo para España era precisamente M, por Madrid.

Con el Citation Jet les ha ido incluso mejor que con el primero. El pasado junio han vendido el que hace el número 2.000, con lo que son de largo los más comunes de los Citation. Y uno de los reactores pequeños más comunes, si no el que más. De hecho, a juzgar por los que se veían despegar y aterrizar en la feria AERO de Friedrichshafen este año, parecía que los regalaban con los yogures.


El CJ2 tiene el fuselaje más largo y puede llevar a 9 personas. Con algunas mejoras se convirtió en CJ2+. El de arriba es danés y el de abajo alemán.

Esto es impresionante para lo que es esencialmente un transporte personal para gente con muuucha pasta, que puede llevar entre 7 y 10 personas según versiones, y que cuesta nuevo entre 4,5 y más de 9 millones de boniatos USA. Da que pensar que existan cosas así. Como mirar sigue siendo (casi) gratis, pueden verlos en la página del fabricante.

Lo último que ofrece Cessna es el CJ4. Aunque no se distingue en la foto, el ala tiene un poquito de flecha, es más largo y puede llevar 10 personas a 4.000 km de distancia.

El primer Citation Jet voló en 1991 y sólo conservó del Citation original la parte delantera del fuselaje. Un ala recta completamente nueva de perfil supercrítico, mas motores y aviónica moderna, hacen que el avión sea mucho mejor: el Citation Jet vuela con menos empuje más rápido que el Citation original (más de 800 km/h en crucero los más veloces) - ya no es "slowtation". Y además con menos consumo. Muestra el salto tecnológico que se produjo en 20 años.



Reinventando la rueda: Cessna en 2011 volvió al fuselaje pequeño del CJ1 pero con winglets, motores y aviónica más modernos. Ahora se llama M2. El de arriba en el stand de la marca con matrícula yanqui, y el de abajo italiano.

Ni vendiendo un par de mis vísceras redundantes me llega para uno de segunda mano. Pero pueden hacerse una idea de como vuelan leyendo algunas pruebas, como ésta, ésta o esta otra.

viernes, 28 de julio de 2017

Condor

Heinrich ("Heini") Dittmar fue un fenómeno de tipo, el primero en volar a más de 1.000 km/h en uno de los prototipos del caza cohete Messerschmitt 163A, en 1941. Pero hoy comentaremos su carrera de diseñador y piloto de pruebas en el vuelo a vela. Comenzó en 1932, cuando con 20 años diseñó y construyó un súper-velero llamado Condor, en "sólo" 2.000 horas de trabajo de su tiempo libre.

El Deutsches Museum Flugwerft Schleissheim tiene un Condor IV. Fíjense en las alas de gaviota y en el tren con patín sin rueda. Alemania, 2016.

El Condor se inspiraba en los impresionantes veleros Wien y Fafnir de Alexander Lippisch, para el que trabajaba de modelista, y resultó muy bueno. Dittmar rápidamente se hizo un piloto excepcional y fue seleccionado junto con su avión para la expedición alemana de 1934 a Latinoamérica, de investigación del vuelo a vela. Allí consiguió el récord de altura con 4.350 m, volando en nube y sin oxígeno.

El piloto de atrás iba sentado en el centro de gravedad. Para poder ver algo hacia los lados los encastres alares estaban rebajados en cuña. En consecuencia, era necesaria una complicadísima cabina de una pieza, con suplementos transparentes a los lados.

El Condor siguió mostrando su calidad. Rudolf Oeltzchner superó por primera vez los 500 km de distancia ¡sin motor! ese año. Dittmar cruzó por primera vez los Alpes en un Condor en 1936 y por fin fue campeón del mundo de vuelo a vela en 1937, todo ello mientras desarrollaba nuevas versiones del avión, terminando con el Condor III de 1938.


Piensen en construir el velero por entero en madera y tela, y además conseguir ese acabado.

Todo ello se fue a hacer puñetas con la guerra. Dittmar se metió a probar los cada vez más radicales, peligrosos y bélicos cazas cohete de Lippisch. Parece increíble, pero sobrevivió a todo y en 1952, una vez levantadas las restricciones de vuelo a Alemania, se puso a diseñar y construir un nuevo super velero biplaza.

El Museo ha decidido conservar el avión con el último aspecto que tenía cuando volaba, pero creo que la publicidad bancaria se podía haber eliminado.

El Condor IV era una versión biplaza mejorada del Condor III. Con 18 metros de envergadura y 1:31 de planeo era de lo mejor, más aún si piensan que era un avión de primera generación, con perfiles curvados no laminares y construido en madera y tela. Se llevaron dos a los campeonatos del Mundo de Madrid de ese año. Volaba más que el Slingsby Sky de Philip Wills, que sin embargo ganó. Costó mucho conseguir algo mejor, como el Bréguet Nymphale de sólo 4 años después, que a base de perfiles laminares y 20 m de envergadura llegaba a 1:35.

Además de los 2 prototipos construidos por el propio Dittmar, Alexander Schleicher hizo una corta serie de 7, Schmetz otros 5, y se llegaron a construir 4 más en Argentina. El Dittmar Condor IV fue el último velero que se hizo con alas de gaviota, y queda al menos uno en vuelo. Me encantaría darme una vuelta.

jueves, 27 de julio de 2017

VAK 191B

Durante la Guerra Fría, las potencias mundiales - especialmente las occidentales - se obsesionaron con las aeronaves de despegue vertical que pudieran volar más rápido que los helicópteros. Se proyectaron y se pusieron en vuelo un montón de los años 50 a los 70. La lógica era la siguiente: si había guerra con los ruskis, éstos destruirían las bases aéreas. La única solución era tener aviones que prescindieran de ellas.

El segundo VAK 191B de los 3 que se construyeron está en el Deutsches Museum Flugwerft Schleissheim. A la derecha, uno de los dos turboreactores Rolls-Royce RB162 que se usaban sólo para el despegue y aterrizaje verticales. Alemania, 2016.

La entonces República Federal Alemana se metió en un ambicioso proyecto para desarrollar nada menos que tres aviones de este tipo, llamados V/STOL (Vertical/Short Take Off & Landing: despegue y aterrizaje vertical o corto). Incluían un caza supersónico, un transporte y un avión de ataque. El tercero, "el Harrier alemán" es el que les muestro, el VFW VAK 191B.

El motor de empuje vectorial estaba en el centro de gravedad del avión, como en el Harrier. Los dos turboreactores verticales auxiliares estaban situados delante y detrás. Están abiertas sólo sus compuertas inferiores. Delante de cada motor auxiliar están además las patas del tren retráctil, con lo que en total había ¡12! compuertas en el fuselaje.

Se parece a la familia de los Harrier porque en el centro lleva un motor turbofan similar, con 4 toberas de empuje orientables, que además es un derivado del Pegasus que lleva el británico. Pero éste avión es trimotor (¡!). El empuje para el despegue vertical no era suficiente, por lo que se complementó con dos reactores verticales por delante y detrás del motor principal, que tenían sus juegos de compuertas superior e inferior. Estos motores estaban acoplados para evitar que una pérdida de empuje mandara el avión dando vueltas a un "estrellizaje" seguro.

En la parte superior del fuselaje se ven las compuertas de los reactores verticales auxiliares.

Creo que entonces ya debía ser evidente que la enorme complicación y peso de esta solución hacía inviable un avión práctico. El avión inicialmente se pensó para un requerimiento de la OTAN que sustituyera a los FIAT G91 (de ahí la denominación: VAK significa avión de reconocimiento y ataque de despegue vertical, y el 191 indica el siguiente desarrollo al 91). El avión llegó a volar con éxito, pero se quedó en un interesante experimento. Los Harrier ganaron.

jueves, 13 de julio de 2017

Tobago

La Societe de Construction d'Aviones de Tourisme et d'Affaires (SOCATA) se creó en 1966 como heredera directa de la Sociedad Morane-Saulnier, una de las firmas más antiguas de la aviación. Encuadrada dentro del grupo Sud Aviation, heredó la familia Rallye, una avioneta de gran éxito (más de 3.000 fabricadas) y tenía la difícil tarea de hacer una nueva familia más moderna y mejor, que a ser posible desbancara las avionetas yanquis.

A dar una vuelta tempranito. St Girons, Francia, 2006.

El resultado fue el trío caribeño: Trinidad, Tobago y Tampico. Desde el principio diseñaron una sola célula pensada para 4-5 personas, que con distinto equipamiento y motores abarcara desde una avioneta sencilla de entrenamiento (Tampico) hasta la avioneta rápida y compleja con tren retráctil (Trinidad). Como parte del gigante Aerospatiale, en SOCATA tenían acceso a tecnología compleja para la época, y los aviones parecen y son más modernos que los equivalentes yanquis. Por ejemplo, el larguero principal del ala está fresado en una sola pieza.

SENASA tenía en Monflorite para hacer el curso de PPL"deluxe" y para el entrenamiento de vuelo instrumental una Tobago, que sigue en vuelo en Ocaña. Por diversos motivos nunca llegué a volar en ella. Una pena. Huesca, 2000.

La SOCATA TB10 Tobago es la intermedia de la gama: voló por primera vez en 1977 y tiene tren fijo, una cabina muy amplia (más que las yanquis similares), el parece que inevitable motor Lycoming O-360 de 180 ó 200 HP, y vuela a unos 200-230 km/h de crucero con buena comodidad y autonomía.


Dos Tobagos, alemana y suiza. Tienen un aspecto elegante y veloz. El estabilizador horizontal es todo móvil. Fíjense en las dos aletas bajo el fuselaje trasero, que se pusieron para ayudar a recuperar las barrenas. Friedrichshafen, Alemania, 2017.

De todas ellas se han hecho unas 2.200, que son un montón, pero que están muy lejos de las más de 75.000 avionetas de las familias Cessna 172 y Piper PA-28. A partir de 2004 SOCATA dejó de fabricarlas y se concentró en la línea de turbohélices TBM. Es posible encontrarlas de segunda mano y también hay un grupo de usuarios, donde encontrar información y asistencia.

Noviembre de 2023
Con los años, mi colección de Tobagos ha aumentado mucho. Les enseño unas cuantas.

SE-KBF es una Tobago de 1986. En Västerås, Suecia, 2023.

EC-HCJ tapadita en San Pablo, Sevilla, 2019.

EC-GTX en La Morgal, Asturias, 2023.

G-GBHB aterrizando en Duxford, Inglaterra, 2018.

PH-MLR aterrizando en Duxford, Inglaterra, 2018.

F-GEVG sobrevolando Luchon. Francia, 2021.

D-EEIT en Constanza, Alemania, 2018.

G-OBEI despegando en Constanza, Alemania, 2018.

D-EJAN aparcada al lado de LX-AIZ, una Cessna F172N Skyhawk. En Friedrichshafen, Alemania,  2018.

D-EKTK despegando de Friedrichshafen, Alemania, 2018.

HB-EZW despegando de Friedrichshafen, Alemania, 2018.


miércoles, 12 de julio de 2017

Cherokee Six

Piper Aircraft voló por primera vez en 1963 una nueva avioneta, la Piper PA32 Cherokee Six (o símplemente Six). En lugar de elegir otro nombre indio, sugerían que era un derivado de 6 plazas de la Cherokee. El avión era más largo, con más envergadura, y sobre todo tenía un fuselaje mucho más amplio por dentro. En realidad, era un avión bastante diferente: digamos que frente a un turismo, el equivalente a un monovolumen del aire.

Esta bonita Six estaba en el aeródromo de San Luis (Menorca) en septiembre de 1995. Sólo un mes más tarde el avión hizo un aterrizaje forzoso al N de Ciudadela y se quemó, aunque al piloto no le pasó nada. En el Ministerio de Fomento parece que siguen sin tomar nota más de 20 años después, porque la EC-DZR figura como activa.

El avión rápidamente tuvo mucho éxito, especialmente cuando le pusieron un motor de 300 CV (inicialmente con 260 CV iba un poco justa). La cabina era muy amplia, permitía un "salón" con 4 butacas enfrentadas 2 a 2 para los pasajeros detrás de los pilotos. Un detalle importante fue instalar 2 puertas combinadas en el lado izquierdo, para pasajeros y carga, que le daban mucha versatilidad.

Me gusta que los nombres de los aeródromos estén escritos en el techo de los hangares, para verlos desde el aire. Una Six en Fayence, Francia, 2006.

Entre otras cosas para llevar un muertito en su ataúd. Bastantes empresas funerarias descubrieron que se podían llevar fácilmente. El transporte aéreo de difuntos floreció durante una temporada. Hasta que las primas de seguros subieron y la cosa dejó de hacerse. Cosas de yanquis. Pero en Piper tomaron muy buena nota: hicieron un anuncio en el que metían un piano de pared en una Six (en Piper no veían de buen gusto anunciarse con ataúdes).
Una Six británica despegando de Friedrichshafen. Alemania, 2017.

Con sucesivas mejoras la Six dio lugar a dos nuevas versiones: las Lance de tren retráctil y las Saratoga con alas más largas y aerodinámicas. De todas ellas se han hecho casi 8.000. Aunque se dejaron de fabricar en 2007, sigue habiendo la tira en el mercado de segunda mano y son en general apreciadas.


Arriba, llegando a la exhibición y abajo, de vuelta. Unos aficionados visitan Old Warden en su Six. Inglaterra, 2018.

Demasiado avión para mi. Pero no me importaría dar una vuelta.

Una Six británica con hélice tripala. Inglaterra, 2018.




Cuatro Six en Oshkosh, USA, 2019. Había docenas, literalmente.