Durante la Guerra Fría, las potencias mundiales - especialmente las
occidentales - se obsesionaron con las aeronaves
de despegue vertical que pudieran volar más rápido que los helicópteros. Se
proyectaron y se pusieron en vuelo un montón de los
años 50 a los 70. La lógica era la siguiente: si había guerra con los ruskis,
éstos destruirían las bases aéreas. La única solución era tener aviones que
prescindieran de ellas.
La entonces República Federal Alemana se metió en un ambicioso proyecto para desarrollar nada menos que tres
aviones de este tipo, llamados V/STOL (Vertical/Short Take Off &
Landing: despegue y aterrizaje vertical o corto). Incluían un caza supersónico, un transporte y un avión de ataque. El
tercero, "el Harrier
alemán" es el que les muestro, el VFW
VAK 191B.
Se parece a la familia de los Harrier
porque en el centro lleva un motor
turbofan similar, con 4 toberas de empuje orientables, que además es un
derivado del Pegasus que lleva el
británico. Pero éste avión es trimotor
(¡!). El empuje para el despegue vertical no era suficiente, por lo que se complementó
con dos reactores verticales por
delante y detrás del motor principal, que tenían sus juegos de compuertas
superior e inferior. Estos motores estaban acoplados
para evitar que una pérdida de empuje mandara el avión dando vueltas a un
"estrellizaje" seguro.
En la parte superior del fuselaje se ven las compuertas de los
reactores verticales auxiliares.
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Creo que entonces ya debía ser
evidente que la enorme complicación y
peso de esta solución hacía inviable un avión práctico. El avión
inicialmente se pensó para un requerimiento de la OTAN que sustituyera a los
FIAT G91 (de ahí la denominación: VAK significa avión de reconocimiento y
ataque de despegue vertical, y el 191 indica el siguiente desarrollo al 91). El
avión llegó a volar con éxito,
pero se quedó en un interesante experimento. Los Harrier ganaron.
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