jueves, 27 de julio de 2017

VAK 191B

Durante la Guerra Fría, las potencias mundiales - especialmente las occidentales - se obsesionaron con las aeronaves de despegue vertical que pudieran volar más rápido que los helicópteros. Se proyectaron y se pusieron en vuelo un montón de los años 50 a los 70. La lógica era la siguiente: si había guerra con los ruskis, éstos destruirían las bases aéreas. La única solución era tener aviones que prescindieran de ellas.

El segundo VAK 191B de los 3 que se construyeron está en el Deutsches Museum Flugwerft Schleissheim. A la derecha, uno de los dos turboreactores Rolls-Royce RB162 que se usaban sólo para el despegue y aterrizaje verticales. Alemania, 2016.

La entonces República Federal Alemana se metió en un ambicioso proyecto para desarrollar nada menos que tres aviones de este tipo, llamados V/STOL (Vertical/Short Take Off & Landing: despegue y aterrizaje vertical o corto). Incluían un caza supersónico, un transporte y un avión de ataque. El tercero, "el Harrier alemán" es el que les muestro, el VFW VAK 191B.

El motor de empuje vectorial estaba en el centro de gravedad del avión, como en el Harrier. Los dos turboreactores verticales auxiliares estaban situados delante y detrás. Están abiertas sólo sus compuertas inferiores. Delante de cada motor auxiliar están además las patas del tren retráctil, con lo que en total había ¡12! compuertas en el fuselaje.

Se parece a la familia de los Harrier porque en el centro lleva un motor turbofan similar, con 4 toberas de empuje orientables, que además es un derivado del Pegasus que lleva el británico. Pero éste avión es trimotor (¡!). El empuje para el despegue vertical no era suficiente, por lo que se complementó con dos reactores verticales por delante y detrás del motor principal, que tenían sus juegos de compuertas superior e inferior. Estos motores estaban acoplados para evitar que una pérdida de empuje mandara el avión dando vueltas a un "estrellizaje" seguro.

En la parte superior del fuselaje se ven las compuertas de los reactores verticales auxiliares.

Creo que entonces ya debía ser evidente que la enorme complicación y peso de esta solución hacía inviable un avión práctico. El avión inicialmente se pensó para un requerimiento de la OTAN que sustituyera a los FIAT G91 (de ahí la denominación: VAK significa avión de reconocimiento y ataque de despegue vertical, y el 191 indica el siguiente desarrollo al 91). El avión llegó a volar con éxito, pero se quedó en un interesante experimento. Los Harrier ganaron.

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