Los
británicos hicieron a finales de los 50 el Trident, un reactor de pasajeros de alcance
medio macanudo: el primero con 3
reactores en la cola, el primero con capacidad de aterrizar sin visibilidad, y el
primero con sistemas redundantes, rápido, bonito y capaz. Y una vez más
la cagaron: sólo se hicieron 117,
frente a 1.832 del Boeing 727, su
competidor directo, que además copió su configuración y varios de sus sistemas
¿Por qué? simplificando, porque entre la aerolínea BEA
(British European Airways), el estado británico, y el lío de fabricantes no consiguieron ponerse de acuerdo en
qué es lo que querían y cómo hacerlo. En un alarde de ingenuidad (o estupidez),
pensando que Boeing estaría
interesada en fabricar el avión en lugar de uno propio, llegaron a darles todos los detalles de ingenería... lo que los
yanquis aprovecharon raudos y veloces.
En el de
Havilland Aircraft Museum tienen el fuselaje delantero de un Trident 2E.
Londres, 2016. |
El
avión nació como de Havilland DH 121
y voló por primera vez en 1962. Nada tiene que ver con un extraño interceptor francés del mismo nombre. La historia
es muy interesante, pero sólo les cuento un par de detalles que tienen su
originalidad. El primero es que se podía
utilizar la reversa de los motores en vuelo (¡!), tanto para aumentar la
tasa de descenso como para ayudar a aterrizar en poco espacio, sobre todo en
pistas mojadas. Especialmente esto último te deja frío: imagínense al mando de
uno y meter reversa (incluso a potencia máxima) antes de tener las ruedas en el suelo.
Y
el segundo es que la última versión fue un avión
cuatrimotor (¡!). BEA necesitaba en 1965 un avión más grande. Hawker Siddeley, el resultado de la
fusión de varias compañías (que había engullido a de Havilland) ofreció dos
diseños nuevos, que fueron rechazados: comprarían Boeing 727 (tócate los pies).
El Gobierno británico dijo que ni hablar: buy
british. Entonces propusieron una versión alargada, pero como los turbofan
Rolls-Royce Spey ya no daban más de sí, para mejorar las prestaciones pusieron un pequeño turboreactor
Rolls-Royce RB162 encima del motor de la cola, sólo para ayudar a despegar. Este motor se había
pensado inicialmente para aviones
de despegue vertical.
No hay comentarios:
Publicar un comentario