El Ejército Imperial Japonés mostró mucha previsión cuando en 1937 encargó a Mitsubishi un nuevo avión de reconocimiento. Cuando comenzaron la guerra en el Pacífico en diciembre de 1941, el Mitsubishi Ki-46 (para los aliados "Dinah") se paseaba tranquilamente haciendo fotos por donde le apetecía, siendo más rápido que cualquier avión aliado (más de 600 Km/h) y con una autonomía capaz de volar a Ceilán o el norte de Australia.
Sólo queda un Dinah de los casi 2.000 que se fabricaron. Se conserva en el Museo de la Royal Air Force de Cosford y tiene una historia curiosa. Vean las líneas finas y elegantes. Inglaterra, 2018.
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El avión era bueno y me parece que bonito. Las prestaciones se debían sobre todo al cuidado diseño aerodinámico, más que a unos motores muy potentes. Muestra hasta qué punto estaba avanzada la ingeniería japonesa de finales de los años 30.
Todo el tren era retráctil (la rueda de cola también) y las superficies muy lisas y cuidadas.
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El avión fue mejorando en sucesivas versiones, y los aliados siempre tuvieron problemas para cazarlos. Sólo con los cazas más rápidos, por ejemplo un Spitfire o un Lockheed P-38, tenían alguna posibilidad de derribarlos.
La instalación de las cubiertas de los motores radiales y las hélices con cono era ultramoderna para la época.
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A medida que la guerra les iba progresivamente peor, los japoneses intentaron utilizar el avión como interceptor de los enormes B-29, pero para eso no valían...
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