viernes, 6 de diciembre de 2024

Duster

En la Unión Europea la aplicación aérea de pesticidas está prohibida desde 2009 por sus evidentes riesgos ambientales y para la salud. Y sin embargo, la historia de su uso, especialmente sus orígenes me parece interesantísima. Resumiendo mucho, un bicho llamado gorgojo del algodón literalmente se comía las cosechas yanquis y a principios del siglo XX empezaron a estudiar sistemáticamente el problema. Encontrar un veneno adecuado llevó su tiempo, pero costó más encontrar como aplicarlo sin arruinarse.

 

La empresa original que hizo el Duster, poco conocida, la crearon unos señores llamados Thomas Huff y Elliot Daland en 1920 en Nueva York. Hizo pocos aviones y se incorporó a otras compañías a partir de 1927. Todas las fotos en el Centro Udvar-Hazy del Museo del Aire. Washington, USA, 2015.

 

No está claro quién fue el primero, o si se les ocurrió más o menos a la vez a varias personas, el caso es que un entomólogo llamado C. R. Neillie publicó un ensayo titulado "lucha contra los insectos con aviones" en 1922. De hecho. con ayuda del Departamento de Agricultura y del Ejército habían probado la idea el año anterior, fumigando un campo de catalpas (unos árboles grandotes) llenos de orugas, con un Curtiss Jenny y un crudo dispensador del polvo (inicialmente se usaba polvo). Esto producía unas prodigiosas nubes de polvo que literalmente cubrían todo. Y en cuestión de días más del 99% de las orugas habían palmado. 

 

El Duster introducía varias cosas básicas de fumigador: sobre todo el depósito en el centro de gravedad para los "venenos" y el motor radial que daba fiabilidad. Estaba construido en tubo de acero el fuselaje y planos de madera, y todo entelado. Otras dos características interesantes es que no había cables de arriostramiento y el tren de aterrizaje con amortiguadores de aceite, para sitios malos.

 

Estos comienzos llevaron a probar la idea más a fondo con nuevos métodos, que se encomendaron a un ingeniero agrónomo llamado Albert R. Coad, que había trabajado en el problema del gorgojo del algodón. Recibió un par de Curtiss Jenny y un de Havilland D.H.4 y fueron perfeccionando las técnicas en 1922. De aquí salió al parecer el nombre de "crop dusting", literalmente "empolvar las cosechas".

 

Delta Airlines guardó hasta principos de los 60 en uno de sus viajos hangares en Monroe, Louisiana, dos Duster. De hecho Delta siguió con el negocio de la fumigación hasta 1966 (el año que curiosamente murieron tanto Woolman como Coad). Estos aviones se utilizaron para hacer uno restaurado por voluntarios. Se le puso un motor Whirlwind original y se donó a al Museo del Aire en 1968. Comparen con el muy diferente Lear Jet 23 de detrás. 

 

Entonces surgió la idea de hacer un avión específico para la tarea. Para ello Coad se dirigió a la empresa Huff-Daland en 1923, y crearon el Duster en 1924 (más conocido como "puffer", de significado parecido), el primer avión pensado para fumigar plantitas. Lo que hicieron fue un biplano muy robusto pero convencional, que derivaba de uno de sus biplanos previos, pero que llevaba un depósito en el fuselaje y un motor radial J-4 Wright Whirlwind de 200 HP.

 

Sólo quedan dos Duster originales. Que yo sepa no hay réplicas en vuelo.

 

Y aquí aparece otro ingeniero agrónomo, Collette Everman Woolman (¡!), que en 1923 dejó el Departamento de Agricultura y se incorporó a la empresa Huff-Dalan para desarrollar la cosa de la fumigación. En 1925 se crearía la filial Huff-Daland Duster Company, la primera del mundo dedicada comercialmente a fumigar cosechas, y equipada con aviones Duster. Y se puso a ello. A fondo. En un momento dado la empresa llegó a tener 18 aviones y a operar a gran escala. En 1925 "empolvaron" unas 35.000 hectáreas, fundamentalmente de algodón, pero pronto se dedicaron a otras cosechas (melocotón), trabajando por todo el sur de USA e incluso fuera.

 

Resulta curioso como en general la cosa no estaba todavía del todo "madura". Habría que esperar a que pasara otra guerra y a pensar y construir aviones mucho más sofisticados y específicos. Pero hubo otra consecuencia no esperada e importante: Huff-Daland no estaba muy conforme con su filial y la puso a la venta en 1928. Woolman vio la oportunidad: la compró, la renombró como Delta Air Service, y empezó además de fumigar a llevar pasajeros y correo. Con el tiempo se convertiría en Delta Air Lines. Que es hoy probablemente la mayor compañía aérea del mundo. Y que cumple por tanto cien años el que viene (¡!).

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