Este curioso planeador monoplaza de tubo y tela que les muestro me parece importantísimo para el desarrollo de la aviación ultraligera: es un Eipper-Formance Quicksilver, el antepasado directo del Quicksilver de 1976, que es el ULM más fabricado de la historia (más de 15.000, y siguen haciéndolo). Por tanto, es anterior y se han hecho más que del Weedhopper, que en algunos sitios figura como el más numeroso.
Volviendo al planeador Quicksilver, es de 1972. Situémonos: en los 70, y sobre todo en USA se desarrolló muchísimo el vuelo en ala delta. La típica era inicialmente con esa forma: una cometa triangular que conseguía un planeo aproximado de 4:1. Como pasó con el vuelo a vela 50 años antes, pronto hubo gente que quería más planeo (y también más velocidad, más maniobrabilidad, más... de todo).
El Quicksilver pesaba unos 25 kilos, que no es mucho, pero había que cargar con ellos para despegar corriendo por una ladera. Volaba a unos 35 km/h descendiendo a algo mas de 1 metro por segundo.
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Una solución obvia era utilizar alas con más alargamiento. Pero a la vez no querían perder el bajo coste, la simplicidad, la ligereza, la facilidad de construcción, el montar y desmontar en unos minutos, y el poder llevarlo encima del techo del coche (es decir: todo lo que tenía de atractivo el ala delta). Bob Lovejoy hizo inicialmente para la empresa Eipper-Formance un avión muy sencillo de tubos de aluminio y tela, el High Tailer, pero rápidamente puso una cola convencional y tachannnn: había creado el Quicksilver.
Aunque seguía controlándose por desplazamiento de peso, incorporaba un mando aerodinámico: el piloto movía con los hombros un arnés que estaba conectado por cables al timón de dirección (esto no tenía nada de nuevo). Para girar, el piloto se inclinaba y movía el arnés hacia un lado. Esto lo hacía muy maniobrable. Y además conseguía un planeo de 7:1, que prácticamente doblaba a las alas delta.
Pero el paso fundamental fue cuando se dieron cuenta que se podía añadir un pequeño motor monocilíndrico de motosierra con una hélice en el borde de salida, entre los dos montantes que soportaban la cola. Esto era inicialmente sólo una ayuda para despegar y subir, pero pronto la cosa derivó hacia motores más potentes, asiento, tren de ruedas, y controles aerodinámicos. Es decir, un avión ultraligero.
Personalmente, estoy en deuda: el primer avión que volé solo y al mando, en 1992, fue un Quicksilver MX Sprint II, heredero directo de este planeador.
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