Simplificando un poco, el Airspeed Oxford es como un Avro Anson algo modernizado. Los dos aviones son esencialmente lo mismo: entrenadores bimotores de ala baja con el tren retráctil que sirvieron para entrenar a las tripulaciones de bombarderos británicas durante la Segunda Guerra Mundial.
El Imperial War Museum de Duxford tiene este Oxford impecablemente restaurado colgado del techo del hangar principal. Por encima está pintado de camuflaje, pero por debajo tiene el clásico amarillo entrenador. Inglaterra, 2018.
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De hecho los aviones se parecen mucho y llevan los mismos motores radiales Armstrong Siddeley Cheetah. Ambos se desarrollaron de pequeños aviones de línea previos y los dos responden a la misma necesidad: los bombarderos eran cada vez más rápidos y complicados, por lo que se necesitaba enseñar a manejarlos en aviones con características parecidas.
A diferencia del Anson, los motores Cheetah tenían capós lisos. El tren retráctil desde el principio fue hidráulico, lo que seguro que agradecía el piloto.
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¿Por qué entonces un avión nuevo si ya tenían el Anson? El Oxford es un pelín más desarrollado, y voló por primera vez dos años después, en 1937. Tiene menos superficie y peso similar, con lo que las características de vuelo se parecen más a las de un bombardero. Además, se pensó desde el principio para todo tipo de entrenamiento y para llevar equipo complejo.
Quizá lo que más impresiona es que se hicieron más de 11.000 Anson y casi 9.000 Oxford: en total, ¡casi 20.000 aviones para entrenar a las tripulaciones de los bombarderos! Y de toda esa barbaridad de aviones, a diferencia del Anson, quedan muy poquitos, y ninguno en vuelo.
En el museo de la RAF tiene un Oxford sin alas. Londres, 2016.
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