domingo, 16 de diciembre de 2018

Mohawk

El Grumman OV-1 Mohawk es feo como un demonio. Entre la cabina abombada, la cola triple, las alas cortas, los motores sobresaliendo, y el color verde militar, parece un insecto venenoso y desgarbado. Y sin embargo, resulta que era un avión estupendo: maniobrable, acrobático, seguro y muy capaz.

Los turbohélices apuntaban ligeramente hacia fuera, para mejorar el control si uno se paraba. La cabina proporcionaba una visibilidad de primera. Cradle of Aviation Museum, Nueva York, 2015.

El avión fue desarrollado por el ejército yanqui en los años 50 para sustituir a la Cessna Bird Dog de observación. Lo querían sobre todo para el reconocimiento: el avión voló en 1959 sus tres versiones principales llevaban cámaras de fotos (A), un radar de visión lateral (B) o un equipo de detección de calor por infrarojos (C). Inicialmente se desarrolló también para la marina, y además la fuerza aérea no quería que le quitaran sus competencias en ataque. Esto dio lugar a historias muy entretenidas.

Los escapes de los turbohélices estaban por encima del ala. Esto daba cierta protección frente a los misiles antiaéreos buscadores de calor lanzados desde el suelo. La cola triple mejoraba el control con un motor.

Por ejemplo, la marina especificó, y se probaron con éxito, un tren de aterrizaje con esquíes. La idea era tomar en el agua y llegar a la playa haciendo esquí acuático (¡!). La cosa no siguió adelante: a los pilotos no les gustaba la idea de hundirse en mitad del mar si disminuían la velocidad demasiado.

La versión OV-1B llevaba debajo del fuselaje y en el lado derecho un contenedor negro con el SLAR (Side-Looking Airborne Radar, radar de visión lateral). Estamos en la era predigital: las imágenes del radar se revelaban automáticamente en película fotográfica y podían mostrar objetos en movimiento, pero el proceso tardaba unos minutos...

Por otra parte, el avión se había pensado para llevar armamento (cosa que no le gustaba nada a la Fuerza Aérea). Está claro que en Vietnam, además de usarlos para vigilar al Vietcong, utilizaron sus armas. Y parece ser, aunque según algunos no es cierto, que en cierta ocasión un Mohawk derribó un Mig 17 vietnamita con cohetes (¡!).

Feo, sí. Pero volaba bien. Esto al parecer era un problema: el avión era tan ágil que muchos pilotos "se pasaron" haciendo el indio cerca del suelo. Sólo en Vietnam se perdieron 65 en accidentes (y uno más que derribó un caza vietnamita, para compensar).

El Mohawk era un peazo de avión: grande y pesado (más de 5 toneladas vacío), con dos turbohélices Lycoming T-53 de 1.000 HP o más (esencialmente, el mismo motor que el del helicóptero Bell UH-1 "Huey", mucho más famoso por la Guerra de Vietnam), y capaz de cargar con mucho equipo sofisticado. No era especialmente rápido, pero la capacidad de volar bajo, su agilidad y poco ruido hacían que pillara por sorpresa con facilidad a los commies. Y en la tradición de la casa Grumman, un avión robustísimo y pensado para encajar daño. Quedan unos cuantos en vuelo.

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