En los años 30 se hicieron unos veleros muy bonitos. A medida que se iba comprendiendo la aerodinámica del vuelo sin motor, el aspecto fino y eficiente de los veleros mejoraba. Me gustan casi todos. Desde el Baby hasta el Reiher, pasando por el estupendo Olympia-Meise o el Rhönsperber y muchos otros. Sin embargo, el Akaflieg München Mü 13 alemán destaca por ser... feote.
El avión fue un adelantado a su tiempo, tuvo mucho éxito en competición, y además es antepasado lejano de mi Falke. Pero me resulta poco agraciado: cuadradote, de cabina un poco hinchada y formas angulosas. Aunque las alas son modernas, planas y largas. Y no soy el único que piensa así. Sin embargo, el velero tiene una importancia histórica enorme, ya que por primera vez conseguía altas prestaciones unida a una serie muy numerosa (para un velero bueno y caro), gracias a la construcción en tubo de acero soldado y madera. Se hicieron nada menos que unos 150 de estos chismes.
La construcción de aviones con fuselaje en tubo de acero soldado viene dada por la necesidad imperiosa de resistencia estructural y bajo peso. Se empezó a usar en la Primera Guerra Mundial - es posible que de los primeros en usarla fuera Fokker. Para los años 20 ya era tecnología estándar. Pero para la incipiente carrera tecnológica que supuso el vuelo a vela tardó en aprovecharse. En 1934 Egon Scheibe, el ingeniero que dirigía el Akaflieg München, diseñó un biplaza con el fuselaje en tubo de acero: el Akaflieg Mü 10 Milan.
Esto era decididamente nuevo. Además utilizaba perfiles alares del propio Scheibe, con buenas características de vuelo (lento y rápido) y construcción sencilla. El avión consiguió vuelos de récord y preparó el siguiente paso. El Akaflieg Mü 13 de 1935 utilizaba los mismos perfiles y construcción que el Mü 10, y de hecho era un monoplaza que aprovechaba al máximo las bondades del anterior avión. Inicialmente se hicieron dos: el Merlin (pensado para un piloto - Anthony Troeger - que quería experimentar con un motor en el morro) y el Atalante (versión velero puro para otro piloto, Kurt Schmidt).
El avión era muy ligero (145 kilos), y grande (16 metros de envergadura). Conseguía un formidable planeo de 1:28 a 70 km/h, puede que más teórico que real, y un descenso mínimo también muy bueno de 0,58 a 55 km/h. No sólo podía aprovechar bien las térmicas más débiles gracias a esa velocidad tan baja, también corría (relativamente, no piense en un velero moderno de plástico). En los campeonatos del Rhön de 1936 Schmidt sacó ventaja de las condiciones más bien flojas y... ganó. Contra veleros como el Minimoa, Condor y Sperber.
Esto hizo que el avión consiguiera un éxito inmediato. Tanto, que se empezaron a construir en serie como Mü 13 D. Y siguieron llegando los éxitos en competición y los récords: Schmidt llegó a volar una distancia prefijada de 482 km en 1939 (¡!). Y después el mundo se desintegró. Schmidt murió en uno de los prototipos del caza cohete Messerschmitt 163 Komet en 1943.
El Mü 13 por otra parte debía ser un avión especialmente puñetero de volar. El control lateral era malo, incluso después de cambiar de diseño de alerones. Aunque podía volar muy despacio había poco control de timón y en la práctica te "viciabas" a volar aquel chisme a su manera particular, diferente a otros veleros mucho más conseguidos en manejo. Lo que no impidió su brillante carrera, que duraría también muchos años tras la guerra.
En la posguerra, Scheibe siguió sacando partido de sus dos veleros del Akaflieg München. Anticipándose al fin de la prohibición del vuelo a vela, sacó en 1951 el Mü 13 E Bergfalke, implicando una nueva versión del famoso monoplaza. En realidad era un avión nuevo, que pienso que tiene más de desarrollo del biplaza Mü 10 Milan que del Mü 13. Y al año siguiente, el Spatz, igualmente nuevo, pero que sí me parece el heredero más directo del Mü 13.
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