"Vamos a construir el mejor velero de competición que sea posible hacer. No importa lo que cueste". Con este planteamiento el DFS (Instituto Alemán para la investigación del vuelo a vela) empezó a diseñar y a construir en 1936 el Reiher (garza), un peazo de velero que en su tiempo era sencillamente la leche, y para mi uno de los más bonitos que se han hecho.
El creador, Hans Jacobs, era el ingeniero jefe del DFS. El director del Instituto era el profesor Walter Georgii, un famoso meteorólogo que lo dirigió hasta el final de la guerra. Y además, de facto, estaban subordinados al Ministerio del Aire nazi. ¿Quién dio la orden? No se sabe. Pero parece posible que fuera el propio Jacobs.
La unión del ala con el fuselaje es especialmente aerodinámica y bonita. Sobre todo para una época en la que todavía no se entendía por completo la complejidad de las resistencias en esta zona. |
Jacobs llegó de asistente del famoso Alexander Lippisch en 1927, y le ayudó a crear veleros tan radicales como el Wien(1929) y el Fafnir (1930). A partir de 1928 empezó a diseñarlos por su cuenta, y desde 1930 Lippisch le dejó la responsabilidad del desarrollo de veleros. En los años siguientes Jacobs creó una serie de aviones realmente extraordinaria: Rhönbussard (1933), Rhönadler (1935), Rhönsperber (1935), Kranich (1935), Sperber (1936) y Habicht (1936).
Vean el lío que suponen las alas de gaviota, casi una obligación en los veleros más finos de la época. Es curioso que los veleros actuales más avanzados también tienen alas complejas, pero hacia arriba. |
Creo que a Jacobs se le ocurrió que había llegado el momento de usar todo lo que sabían (y todos los recursos de los que disponían) para crear un velero absolutamente superior a todo lo anterior. Con más velocidad de vuelo y menos descenso, de tal manera que fuera posible la transición entre ascendencias lo más deprisa que se pudiera (es decir, lo que prima aún hoy en la competición). Y pienso que esto le pareció bien a su jefe, y también a los mandamases del ministerio. Ya que al fin y al cabo se trataba de mostrar la superioridad nazi. O sea, que al final todo es vanidad... pero menudo cacharro.
Pero qué bonito. Algunos simplemente verán una antigualla de madera que no tiene perfil laminar y construcción en materiales compuestos. Eso vino después. Pero hubo que hacer primero éstos. |
El Reiher era un avión grande (19 metros de envergadura) y pesado (234 kg). Conseguía un planeo de 33 y un descenso mínimo de 0,5 m/s. En 1937 eso era muchísimo. El Reiher estaba en el límite de lo que la tecnología y los materiales de la época permitían. Aunque el prototipo tenía algunos problemillas, las versiones mejoradas Reiher II y III eran los veleros de competición más impresionantes de su época. Y de hecho, ganaron las competiciones del Rhön de 1938 y 1939.
D-7033 me parece que está "condenado" a no volar, pero D-6045 es otra réplica igual que sigue en vuelo en Osnabrück. Me encantaría darme una vuelta. |
Para situarse, los mejores veleros estaban entonces sobre los veintitantos de planeo máximo y 0,6 - 0,7 m/s de descenso mínimo, con dimensiones similares y pesos habitualmente menores. Los veleros simplemente "buenos", mucho menos: El Rhönsperber de 1935 (del propio Jacobs) tenía un planeo de 20 y un descenso mínimo de 0,7 m/s. Se habían hecho aviones extremos con más prestaciones como el Austria, pero no era un avión práctico. En el otro extremo, un Baby apenas tenía 15 - 17 de planeo, y un primario menos de 10...
Las alas en gaviota engañan. Vistas en planta van en disminución hasta los marginales. Pero como la parte interior tiene diedro, y la exterior no, según la prespectiva adoptan formas curiosas. |
Sólo se fabricaron 9 Reiher, a un coste enorme. Aunque con un aspecto aparentemente sencillo, el ala era una obra de arte con mucho alargamiento, poco espesor y máxima resistencia. Las costillas estaban muy juntas (en los alerones cada 10 cm) y todo estaba recubierto en contrachapado salvo las superficies de mando. Todo el avión en general era de una factura exquisita: la cabina tenía 15 paneles transparentes enrasados en una estructura de contrachapado. No tiene pinta de ser fácil de construir.
¿Fue tan importante el Reiher? Creo que sí. Aunque sólo sea porque al año siguiente Jacobs se planteó construir el mejor velero de competición posible (de nuevo), pero esta vez sí que importaba el coste. Muchas ideas aprendidas se pusieron en práctica para crear un velero macanudo, pero que no costara una fortuna. De esa idea salieron el Weihe (1938) y el Olympia (1939). Y en la práctica, el vuelo a vela de la posguerra. Todavía hoy les debemos algo.
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