domingo, 24 de octubre de 2021

Lancair biplazas

Lance Neibauer, un graduado en bellas artes (¡!), se metió en la naciente revolución de la aviación ligera cuando fundó Lancair en 1981. En pocos años, los nuevos y veloces aviones de construcción amateur iban a superar todo lo que las avionetas convencionales ofrecían. La competencia directa en los pepinos ultra-rápidos, Glasair, es sólo dos años anterior. En realidad, la historia es bastante similar.

El sueño yanqui del avión potente: un Lancair Legacy con un motor de 310 HP, capaz de volar a 475 km/h, aterriza en Oshkosh. USA, 2019.


Su motivación fue que los aviones que se vendían entonces le parecían aburridos (supongo que pensaba en algo así). Él quería un avión mas bonito, maniobrable, y sobre todo rápido. Así que diseño y construyó un prototipo que llamó Lancer 200 (después Lancair 200) que voló en 1984.


El prototipo Lancair 200 en el Museo de la EAA en Oshkosh. Fíjense que el avión es muy pequeño, pero la cabina es holgada. Neibauer quiso expresamente que fuera lo más cómoda posible, basado en las opiniones de los pilotos. Además es muy ligero: pesa menos de 300 kilos vacío (y sólo el motor son unos 100). USA, 2019.


El pequeño biplaza resultó directamente la leche. Con un Continental O-200 de 100 HP, procedente de una Cessna 150 de segunda mano, parecía un caza estilizado, volaba a más de 300 km/h y se manejaba con dos deditos. Era pequeño (sólo 6 metros de largo), con tren triciclo retráctil, llevaba uno de los nuevos perfiles laminares "naturales" de la NASA, y tenía un aspecto moderno y veloz. Se lo llevó a Oshkosh en 1985 y le llovieron los encargos.


Vean las alas pequeñas, muy eficientes, con flaps y las formas aerodinámicas complejas del fuselaje. A su lado, el también radical prototipo del Bede BD-5. USA, 2019.


El prototipo estaba hecho con materiales compuestos digamos clásicos (espuma cortada con alambre caliente y recubrimiento de fibra de vidrio más poliester). Neibauer cambió la fabricación de los kits desde el principio a técnicas más modernas, incluyendo aramidas, panal de abeja y fibra de vidrio con epoxi. 


De los primeros Lancair (200 y 235) se completaron pocos. No sé cuántos kits venderían, pero está claro que algunos como éste se quedaron en el largo y tedioso camino de la construcción. Un Lancair 235 que no parece que vayan a terminar en Altenrhein (Suiza), 2018.


Los kits de construcción amateur venían con las piezas premoldeadas e instrucciones detalladas. Pronto ofreció además el motor Lycoming O-235 más potente, de hasta 135 HP, en el Lancair 235. El kit costaba en 1988 20.000 dolores (sólo la célula), pero ofrecía mucho más que cualquier avión certificado en venta.


Este Lancair 235 sí que se completó, es el nº 105 y fue "grand champion" en la edición de 2009. Con más de 2.000 horas de vuelo seguía teniendo un aspecto impecable. Oshkosh, USA, 2019.


Creo que Neibauer conocía bien la sed yanqui por la potencia. En 1988 el avión creció un poco hasta los 6,5 metros de largo, pero sobre todo se pusieron motores Lycoming O-320 y O-360, de 160 y 180 HP. Los Lancair 320 y 360 volaban a casi 400 km/h en crucero.



Arriba, la serie más numerosa ha sido la de los Lancair 320 y 360. Un 320 noruego de visita en Friedrichshafen. Alemania, 2017.

Abajo, este Lancair 320 estaba aparcado en la zona de construcción amateur "veloz", cerca de la famosa torre de control. Oshkosh, USA, 2019.



Arriba, la cruz de la cola despista un poco, pero este Lancair 360 es holandés. Nuevamente de visita en Friedrichshafen, Alemania, 2018. Abajo, un Lancair 360 de 2013. Oshkosh, USA, 2019.


El Lancair Legacy de 1999 todavía tenía más potencia. Aunque la célula era nueva, el tamaño y el aspecto eran muy similares. Pero bajo el capó metieron un enorme Continental IO-550 de 310 HP, con los que el pequeño avión volaba a casi 500 km/h (¡!). Y seguía siendo un biplaza de construcción amateur. El kit te lo vendían por unos 75.000 dolores cuando dejó de fabricarse en 2016 (sólo el avión: motor, instrumentos, acabado, etc. aparte).


La luz del atardecer realza las curvadas líneas de este Lancair Legacy. Oshkosh, USA, 2019.


Hasta aquí todo bien, pero si quiere buscar, hay cientos de incidentes y accidentes relacionados con estos aviones. Tanta velocidad tiene su precio, claro. Con los aviones complejos y rápidos te puedes meter más fácilmente en líos. La asociación de constructores y dueños de Lancair (LOBO) intenta que estos veloces chismes se manejen con seguridad.


Un Lancair 320 de 1991 vuelve a su casa (en Florida, a unos 1.500 km) el último día de Oshkosh. Por poder, lo puede hacer de un tirón en unas 4 horas (¡!). Seguro que más rápido que viajando en reactor comercial. Oshkosh, USA, 2019.


Neibauer siguió por otros caminos, pero Lancair International continúa ofreciendo un derivado de los Lancair 200, 235, 320, 360 y Legacy: el Lancair Barracuda. Sigue siendo un biplaza de construcción amateur, aunque es algo más grande y menos extremo. El estándar lleva un Lycoming IO-390 de "sólo" 210 HP y el tren principal es fijo (sólo se retrae la pata de morro, queda raro). Aunque si quieres, puedes meterle el motoraco de 310 HP y el tren retráctil completo.


Otro Lancair Legacy en Oshkosh.


No me seducen mucho. Debe ser la edad. Pero no me importaría nada que me llevaran a dar una vuelta.



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