sábado, 25 de abril de 2020

Mustang (3)

Los amiguitos

Aunque el Mustang se utilizó en muchos sitios y en todo tipo de importantes cometidos bélicos, tanto en la II Guerra Mundial como después, la contribución más importante y famosa fue las misiones de escolta de bombarderos diurnos en la Europa nazi. Merece la pena detenerse un poco a contar esto, porque el avión no se pensó específicamente para ello, sino que con el problema encima era el avión que mejor podía solucionarlo.

Red Nose (Morro rojo) fue el avión con el que empezaron la Confederate Air Force a finales de los 50, hoy renombrada con la más políticamente correcta denominación Commemorative Air Force, una fuerza áerea considerable por tamaño. Obsoleta, sí,  pero desde luego de mucho valor. Oshkosh, 2019.

La que entonces se denominaba USAAF (United States Army Air Force, es decir, la aviación era una parte del ejército y no una fuerza independiente) creía desde los años 30 en la doctrina del bombardeo estratégico: en resumen, que una fuerza suficientemente grande y potente de aviones podía atravesar las defensas enemigas y ser capaz por si sola de causar la derrota del enemigo. Ambas cosas se mostraron en realidad erróneas en buena medida.

Moonbeam McSwine (Rayo de luna McSwine) en corta final. Vean los flaps completamente bajados. Está pintado como el avión de William Whisner, un belicoso piloto que fue triple as en la Segunda Guerra Mundial, de nuevo as en Corea y llegó a participar también en Vietnam (aunque no voló). Escapó a todo ello para morir por un picotazo de avispa en su jardín. Lo que demuestra una vez más que la vida es una broma pesada.

Los americanos desarrollaron a mediados de los 30 el Boeing B-17 que llamaron fortaleza volante porque estaba fuertemente armado con ametralladoras pesadas. La teoría era que una fuerza compuesta por muchos bombarderos en formaciones cerradas tendría tal potencia de fuego que podría defenderse de cualquier atacante. Si además los mandabas de día, la precisión al lanzar las bombas podría destruir sin problemas objetivos clave que acabarían por forzar a rendirse al enemigo. Así que no se pensó mucho en protegerlos con cazas.

La Pistolera, aparte de recrear en una de sus múltiples formas el mito de la mujer fatal, es un Mustang inusual. No se fabricó en USA, sino en Australia a partir de 1946 (técnicamente es un Commonwealth Aircraft Corporation CA-18) y es equivalente a un P-51D. De los 120 construidos quedan una docena en vuelo. Oshkosh 2019.

La amarga realidad resultó bastante diferente. Cuando la 8ª Fuerza Aérea empezó a bombardear Alemania de día en verano de 1942 no se notó mucho. Pero cuando realmente se pusieron a ello en 1943 la Luftwaffe en varias ocasiones les dio palpelo: en algunas misiones se perdieron hasta el 26% de los aviones. Esto ocurría sobre todo encima de Alemania, donde no podían llegar los cazas de escolta Lockheed P-38 y Republic P-47.

El tercer Mustang actualmente en vuelo en Alemania es D-FBUN. Bremgarten, 2017.

La solución fue el Mustang con motor Merlin y más gasolina, como se ha comentado. Las formaciones de bombardeo podían hacer todo el viaje con sus amiguitos (little friends, el nombre que les dieron) y si venía un malvado nazi a intentar derribarte se ocupaban de freirlo a tiros. Otra cuestión es si las bombas que soltaban tuvieron el efecto deseado (se piensa en general que no).

Shimmy IV (Meneo IV) fue el último Mustang de una unidad táctica de la USAF. Retirado en 1957 se pintó como un "amiguito" de un grupo de cazas que operó en Italia en 1944. Vean el masivo motor Packard V-12 delante. Museo de la USAF, Dayton, Ohio, 2019.

Los cazas particulares y las carreras

Se construyeron más de 15.000 Mustang. Después de la guerra la Fuerza Aérea yanqui tenía todavía muchos y comenzó a vender algunos considerados excedentes, esto duró hasta los años 60. Los Mustang ex-militares tuvieron entre otros dos curiosos destinos, unos pasaron directamente a manos particulares para competir en carreras y hubo una empresa que se dedicó a reformar Mustang como aviones de negocios.

Petie 2nd es un P-51D veterano de la II Guerra Mundial que se vendió como excedente en 1957 por 755 dolores (¡!). A saber cómo estaba. Lo que es seguro es que ha costado varias fortunas restaurarlo y mantenerlo. Al parecer nunca ha participado en carreras ni se ha accidentado, y ambas cosas son raras en un Mustang.

Trans Florida Aviation (después Cavalier Aircraft Corporation) se dedicó desde 1957 a ofrecer Mustang completamente remozados como rápidos aviones de negocios. Compraban Mustang militares excedentes, los desmontaban y revisaban por entero, quitaban el equipo militar, ponían un segundo asiento, depósitos nuevos, interior de lujo, aviónica y pintura nueva, y voilà: un peazo de avión no sólo estiloso sino rapidísimo. Desde luego mucho más que las avionetas de la época y tengan en cuenta que los primeros reactores de negocios no habían empezado. Sólo en USA. También llegó a reconvertir Mustang para fuerzas áereas sudamericanas pobretonas y hasta a hacer algunos prácticamente nuevos.

Comparen con el anterior. Mad Max es un Cavalier Mustang TF-51D, una conversión de un P-51D. Noten la cola más alta (le da más estabilidad direccional) y la cabina alargada, que permite llevar un pasajero donde antes iban la radio y el depósito trasero. 

Respecto  las carreras, es una pasión también muy yanqui. De una manera u otra, las carreras aéreas nacionales se han celebrado desde los años 20 a la actualidad. Tras la guerra empezaron a aparecer cazas militares de hélice que volaban mucho más rápido que los aviones civiles de antes de la guerra. Desde 1964, las carreras de Reno (Nevada) son las herederas directas, y vuelan aviones en varias clases. 

Bum Steer (pilotar con el culo, una referencia clásica de los instructores a que no mires los instrumentos sino que "sientas" lo que hace el avión) es un P-51D reconvertido en un Cavalier Mustang militar para la fuerza aérea Boliviana a finales de los 60. Oshkosh 2019.

La categoría ilimitada no lo es literalmente: tienen que ser aviones de hélice, con motor de pistón y capaces de resistir 6G. Pero aparte de eso, "todo vale". Y lo habitual es que gane o un Sea Fury, o un Bearcat o un Mustang. Los aviones despegan a la vez y dan vueltas a un circuito oval, a menudo superando los 800 km/h (¡!). 

Excalibur III es un P-51C que en su tiempo ganó varias veces la carrera Bendix (con Paul Mantz) y estableció varios récords (con Charles Blair). En 1951 voló de Nueva York a Londres en algo menos de 8 horas, a 718 km/h (hoy en día en un avión comercial no se hace mucho más rápido). Y ese mismo año salió de Noruega volando sobre el polo norte hasta Fairbanks, Alaska, en 10 horas y media, probando su nuevo método de navegación solar (la brújula no sirve en esas zonas, y el GPS estaba por inventar). Museo del Aire y del Espacio, Washington, USA, 2015.

Y hay más: desde más o menos los años 80 ha surgido algo nuevo. No se trata ya de tener un avión de carreras, o un avión rápido y bonito. Lo que realmente mola es tener un avión completamente restaurado y exactamente igual que un originalen vuelo: un warbird. Esto es algo que tiene un pelo de obsesión patológica, y que cuesta una fortuna, claro. Piense en las 25.000 horas de trabajo que le va dedicar un taller especializado durante 4-5 años. Pero te da la oportunidad de ver en el aire estos bonitos chismes de otros tiempos.

Quicksilver (caprichoso) es otro Mustang restaurado con una atención al detalle exquisita. Oshkosh 2019.

Volar un Mustang

Por sólo 2.250 libras (2.600 euros) te puedes dar una vuelta en un Mustang. Es una barbaridad y no sé si lo vale, aunque los tengas. Por una parte la experiencia debe ser impresionante: peazo de caza rugiente con motoraco tremendo, volar a gran velocidad y que te zarandeen por los cielos en un genuino trozo de historia. Por otra, qué derroche para media horita.

Sólo en OshkoshRosalie va a aterrizar mientras por arriba pasan un puñao de Douglas DC-3. USA, 2019.

Hay más opciones. Una interesante es echar un vistazo a la cabina virtual de un Mustang. Me hace gracia como me resulta más fácil de entender que la de un caza actual, porque tiene instrumentos (no pantallas), muchos son como los de los aviones que he volado: todo lo básico de vuelo y de motor, y también mandos reconocibles.


Red Nose vuelve para aterrizar. Arriba, con un Douglas DC-3 pasando por encima. Abajo, con otros 4 Mustang viento en cola. Oshkosh 2019.

También es posible leer pruebas en vuelo, que sirven para ponerte los dientes largos y también para darte cuenta de que es una máquina compleja y potente, que poco tiene que ver con una avioneta común. Y que por tanto se necesitan muchas horas en aviones de altas prestaciones para manejar un chisme de estos, suponiendo que alguna vez tengas la oportunidad.

Moonbeam McSwine muestra sus elegantes y limpias líneas. Oshkosh 2019.

Para los simples aficionados como Vd. y yo, simplemente verlos en un museo ya está bien. Pero si puede, vaya a ver Mustangs a un airshow. Admire las bellas líneas del avión. Huela a gasolina, hidráulico y aceite. Escuche como se pone en marcha con un bramido ronco y grave el enorme V-12. Y disfrute cada momento en el aire. Merece la pena.


Arriba, el espectáculo de ver 13 Mustang calentando y probando sus motores. Abajo, al atardecer una fila de Mustang en la hierba de Oshkosh. Sólo se puede ver algo así allí. USA 2019.

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