viernes, 1 de diciembre de 2023

Magni M16 y M22

R asegura que no hay nada como un autogiro. Dice que la combinación de seguridad, estabilidad, maniobrabilidad y agilidad no tienen igual. Verle evolucionar con su autogiro por el Pirineo desde luego le da algo de razón. O también al verle volar en formación con el Falke. En alguna ocasión que he volado con él en uno, me mostró cómo tomar en una pista que estaba directamente debajo, casi en vertical y en poquitos metros. Me quedé francamente impresionado. 

 


Pero qué sitio más bonito. Estamos a principios de mayo, hace un día estupendo y todavía hay nieve del Pirineo. R despega en su Magni Gyro M-22 y saluda al pasar. Coscojuela de Sobrarbe, Huesca, 2019.

 

Sin embargo, no puedo evitar cierta aprensión a los chismes que vuelan sin alas. Sí, ya sé que un rotor es un ala que da vueltas. Digo alas de verdad, quietecitas, y preferentemente largas y estrechas. Soy muy consciente de que los autogiros vuelan bien y eso, pero... me dan un poco cosa. Pues bien, si la ronda va de autogiros, a R (con miles de horas de vuelo y varios chismes en su haber) parece que le gustan los autogiros italianos Magni

 


Un par de videos del Magni M-22: despegando y volando en formación con el Falke. Huesca, 2019.

 

El signore Vittorio Magni empezó con su Eligiro de 1972 y con los años se ha hecho un nombre en el segmento, aseguran que han fabricado 1.400 de estas curiosas máquinas. Los Magni M-16 Tandem Trainer y M-22 Voyager son esencialmente el mismo autogiro y claramente su producto fundamental.

 

En el fabuloso museo Volandia de Milan conservan un Magni M-16 "prestado" por el propio Magni. No sé si es el primero (no lo dicen), parece más antiguo que los actuales. Vean que el fuselaje es más sencillo sin compartimentos y parabrisas individuales,  y que hay otras diferencias con los posteriores. Italia, 2022.

 

Empezemos por el Magni M-16, el de más éxito. Voló por primera vez el año 2000. Es un autogiro en tándem en que ambos pilotos van al aire, aunque protegidos cada uno por su parabrisas en cabinas individuales, El fuselaje llega hasta el mástil del rotor y detrás lleva o un motor Rotax 912 ULS de 100 HP (culatas verdes) o un Rotax 914 UL turbo de 114 HP (culatas rojas). El piloto va delante y el pasajero detrás. Gracias a que el mástil está inclinado hacia delante esta segunda persona prácticamente no influye sobre el centrado. 

 

Dos Magni Gyro M-16 de visita. EC-GA4 (el colorao a la izquierda) es de 2010. EC-GR9 (el azul, a la derecha) es de 2016 y lleva los compartimentos de equipaje a ambos lados del fuselaje típicos del M-22 (se pueden poner optativamente en el M-16). Santa Cilia, Huesca, 2021.

 

La estructura es una relativamente sencilla colección de vigas de acero soldadas. Sobre ellas se monta el fuselaje de fibra de carbono y los planos de cola en fibra y poliéster. Los paneles de instrumentos son grandes y se puede poner un montón de "relojes" tradicionales o si quiere pantallas modernas. La hélice es de paso variable ajustable en tierra. Como está pensado para el entrenamiento, tiene mandos en ambas cabinas.

 


Arriba, la estructura de EC-GA4. Es una sencilla T invertida de tubo de acero de sección cuadrada. El palo vertical de la T sujeta el rotor  y el motor. Vean que está todo al aire y que es la versión turbo, con culatas rojas. En el palo horizontal se monta el fuselaje y la cola. El conveniente sitio para el depósito es detrás del respaldo del asiento trasero. Abajo, el panel de instrumentos de EC-GR9, con un buen fajo de ellos y un imprescindible parabrisas. Vean también una de los accesos al portaequipajes en el carenado derecho.

 

Lo más importante aerodinámicamente, el rotor bipala de 8,23 metros de diámetro, está hecho por Magni y tiene prelanzador con una transmisión flexible desde una polea accionada con correas desde el plato de la hélice. Me sigue pareciendo cosa de brujería las articulaciones de batimiento, arrastre y cambio de paso, que permiten que la cosa vuele y sea controlable.

 

La cabeza del rotor de EC-GA4. ¿Sencillo, eh? Pues no. La construcción en materiales compuestos y el diseño de los encastres de las palas permiten las imprescindibles articulaciones de batimiento y arrastre. Es decir, aunque no lo parezca se mueven: adelante-atrás, arriba-abajo y sobre su eje. Esto es lo que permite que un autogiro vuele. Además están los mandos que permiten cambiar el plano de rotación del rotor, vean las dos palancas rojas a la izquierda, que están conectadas entre sí y con la palanca de mando del piloto. Por último, se ve la funda negra del prelanzador terminando en la corona dentada bajo el rotor.

 

Con los 100 o más caballos disponibles, hay potencia de sobra para un chisme que apenas pesa 250 kilos. Puede subir a 5 metros por segundo, y volar a 185 km/h, aunque lo normal es ir a unos 120-140 km/h de crucero, que para una cosa con rotor ya es. Los 72 litros dan para unas 3 horas más algo de reserva. 

 


Arriba, este Magni M-16 tapado para que no se resfríe estaba en Coscojuela en marzo de 2014. Abajo, en el mismo sitio un año después, un bosquecillo de rotores, de Magni y de la competencia ELA.

 

El Magni M-22 es simplemente una versión "de viaje" del M-16. Lo más evidente es que lleva unos compartimentos carenados con puertas de acceso a ambos lados del fuselaje donde llevar trastos. Sólo se ofrece con el motor de 114 HP y puede ir sin panel ni mandos detras. 

 


Despegando de la estupenda pista de Luchon. Arriba, un M-16 sin portaequipajes. Abajo, un M-22 con portaequipajes. Vean que son prácticamente iguales. Francia, 2021.


Hasta aquí bien. Son chismes probados, al parecer vuelan bien y tienen su ferviente grupo de seguidores. ¿Alguna pega? No... si le gustan, ánimo y a por ello. Salvo que tendrá que decidir qué autogiro quiere. Porque hay un montón. AutoGyroELATrixy y otros fabricantes hacen chismes muy similares... no sé realmente si hay diferencias notables entre ellos.

 


Magni dice que fueron ellos los que inventaron el autogiro moderno de fábrica con el M-16. Puede ser. Pero está claro que la competencia es feroz y hay que venderse. Arriba, en la feria AERO de 2017, en el stand de Magni mostraban el M-16 en el que Donatella Ricci batió en 2015 el récord de altitud en autogiro con 8.399 metros (y otros más variados). También es el autogiro número 1.000 construido por Magni. Buenos argumentos para vender. Abajo, al año siguiente tenían tenían un M-16 corriente. Friedrichshafen, Alemania.

 

Lo que está claro es que cada vez más gente los encuentra atractivos, y muchos son simplemente de ocio. Los fabricantes además te ofrecen versiones de vigilancia, agricultura, y otros posibles trabajos también. Y eso que no los regalan. Un M-16 con el motor menos potente y pelao empieza en unos 70.000 lereles. Si quiere la versión de viaje con el motor potente y monadas varias, serán más bien unos 100.000. También puede encontrar de segunda mano, claro.


Arriba, un Magni M-16 volando por el Pirineo francés. Luchon, 2021. Abajo, un Magni M-16 en Garray, Soria, 2023.

 

Por mi parte, no creo que me dedique a estos chismes. Los veo con admiración, impresiona que una cosa así vuele y vuele bien. Con la complicación aerodinámica que supone y las limitaciones, que también las tiene, derivadas de su vuelo con rotor libre. Sin embargo agradeceré mucho que me lleven a dar una vuelta.

 

Un Magni M-22 en AERO. Friedrichshafen, Alemania, 2017.

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