sábado, 13 de noviembre de 2021

Sikorsky VS-300

El primer helicóptero moderno, con la pinta que tienen habitualmente los helicópteros desde entonces, fue el Sikorsky VS-300 de 1939. Hay helicópteros previos, pero éste fue el que realmente puso en marcha la industria. Igor Sikorsky tenía entonces 50 años y ya había hecho casi de todo en aviación: fue uno de los pioneros rusos, diseñó el primer cuatrimotor, huyó de la revolución bolchevique y se marchó de Europa a USA, donde fundó su compañía, que hizo varios hidroaviones famosos. 

Sikorsky ya había intentado en 1909 y 1910 dos helicópteros, sin éxito. Es curioso como siguió pensando en ello y buscando soluciones a los considerables problemas de estos aparatos. El VS-300 (oficialmente Vought-Sikorsky) fue un helicóptero de investigación que pasó por varias configuraciones. Inicialmente tenía un rotor principal y un rotor antipar en la cola. Pero el mando cíclico - el que permite inclinar el helicóptero en cualquier sentido - no funcionaba bien. 


Este sello de Camboya de 1994 muestra la pinta que tenía el VS-300 cuando incorporó el rotor horizontal de cola. El dibujo está incompleto, falta el rotor antipar vertical (¡!).


Sikorsky decidió entonces incorporar un segundo rotor en la cola, pero puesto horizontal, para ayudar a inclinar el helicóptero hacia delante y hacia atrás. Viendo que esto no funcionaba del todo, puso dos rotores horizontales al final de una estructura en celosía bifurcada, para poder además inclinar hacia los lados. En total había tres rotores en cola (¡!) contando con el antipar. Imagínense el fenomenal lío de transmisiones. Lean cómo lo describe el propio Sikorsky.


Este otro sello muestra el aspecto final del VS-300 con el rotor principal y rotor antipar en un fuselaje recubierto.


Como tampoco funcionaba muy bien, Sikorsky perfeccionó el mando cíclico, y para finales de 1941 llegó a su configuración final, de nuevo con un rotor principal y el rotor antipar en la cola (pero ya funcionando como debían). Las fotos de todo este proceso son curiosísimas. Entre otras cosas, porque era el propio Sikorsky el piloto al mando, impecablemente vestido y con su característico sombrero fedora siempre puesto. Lo había conseguido: su siguiente helicóptero, el Sikorsky R-4, cambiaría ya para siempre la aviación.

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