El primer helicóptero que voló razonablemente bien, es decir, que se podía confiar en que volvería a conseguirlo en los siguientes vuelos, fue el Focke-Achgelis Fa 61 (oficialmente Focke-Wulf Fw 61), en 1936. El ingeniero alemán Heinrich Focke había comenzado el desarrollo con Gerd Achgelis en 1932, pero sus escasas simpatías por los nazis le forzaron a abandonar su compañía. Así que se centró en el desarrollo del helicóptero.
Este sello búlgaro de 1998 muestra el Deutschland, el segundo prototipo del Fa 61, que utilizó Hanna Reitsch para los famosos vuelos en el interior de un estadio. |
Focke había construido con licencia autogiros Cierva C.19 y Cierva C.30. Sin embargo, estaba convencido de que la clave era propulsar directamente el rotor. Por otro lado el mover un solo rotor producía el problema del par. Así que llegaron a la solución de poner dos rotores a los lados girando en sentidos opuestos.
Como desarrollar aeronaves es caro y complicado, y de lo que se trataba era de demostrar que aquello funcionaba, todo ello estaba basado en el entrenador básico de la compañía, el Focke-Wulf Fw 44 Stieglitz. Utilizaron el fuselaje y el motor, que accionaba los dos rotores montados a ambos lados mediante transmisiones. La hélice sólo refrigeraba los cilindros, no propulsaba el aparato.
La famosa Hanna Reitsch mostró al atónito público de lo que era capaz el invento, despegando y maniobrando el segundo prototipo en el interior del Deutschlandhalle en 1938 (¡!), un estadio construido en Berlín para las olimpiadas de 1936.
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