domingo, 13 de diciembre de 2020

Firebee

A pesar de ser uno de los aviones a reacción más numerosos de la historia (más de 7.000 construidos, sin contar derivados de reconocimiento y otros), y también uno de los más longevos, la familia Ryan Firebee más bien ha pasado desapercibida. Es a lo que se ha dedicado fundamentalmente la empresa Ryan (aunque sea mucho más conocida por otros aviones), que además sigue disponible en la actualidad.


Este BQM-34 consiguió un récord de 25 vuelos (supongo que sin ser derribado), de 1958 a 1960. Lleva pintados en el fuselaje 25 paracaídas blancos de otras tantas recogidas. Se puede ver en el fabuloso museo de la USAF en Dayton, Ohio. Estados Unidos, 2020.


El Firebee es un blanco guiado a reacción. La Fuerza Aérea de los Estados Unidos encargó en 1948 la primera serie, cuando los primeros reactores entraban en servicio. Voló en 1951 como Q-2 (letra asignada a los blancos radiocontrolados). La marina yanqui también encargó los suyos como KDA-1 (la marina asignó KD a los suyos). Las designaciones de estos aparatos han sido una variadísima y muchas veces confusa sopa de letras.

 

El primer Firebee era un avioncito metálico con alas en flecha y un turboreactor de unos 450 kilos de empuje, que se podía lanzar desde un avión o desde el suelo, y que estaba pensado para que practicaran el disparo desde otros aviones o cualquier tipo de artillería antiaérea.


Vean las superficies de vuelo muy aflechadas y el color rojo intenso para detectarlo fácilmente tras el vuelo.


La segunda generación de Firebee voló en 1958 y era un avión muy mejorado, que se sigue usando hoy. Es más grande y pesado, y lleva un turboreactor J69 (un desarrollo del Turbomeca Marboré que han llevado por ejemplo el Magister y el Saeta). Está pensado para ser blanco de misiles. El modelo 124 (BQM-34, AQM-34, MQM-34... para los militares) lleva el motor en la parte inferior delantera del fuselaje, con una toma de aire característica "de barbilla". Los yanquis lo lanzaban desde un Hercules y lo recogían en vuelo con un helicóptero Sea King, "atrapando" con un gancho el paracaídas mientras bajaba al acabar el vuelo (¡!).

 

El chisme es subsónico pero muy rápido (1.100 km/h), y puede simular varios tipos de aviones, desde muy ágiles cazas hasta bombarderos. Se le pueden poner incluso contramedidas para hacer más realista la contienda y bengalas en las puntas de las alas para que los misiles de infrarojos no lo destruyan (¡!).


El Firebee II supersónico conseguía Mach 1,5 en altura. Sólo se hicieron 300. También está en el museo de la USAF.


El modelo 166 fue la tercera generación y voló en 1968. Era supersónico, y aunque muy distinto, conservó el nombre, utilizaba la misma designación, el mismo motor y el mismo sistema de guiado. Se hicieron muy poquitos. Resulta curioso que sea el subsónico el que siga en uso.

 

A partir del concepto general del Firebee, Ryan desarrolló otras numerosas familias de aviones teleguiados de reconocimiento y ataque, los modelos 147 y 154.




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