martes, 6 de marzo de 2018

ALCM

Aircraft Launched Cruise Missile (misil de crucero lanzable por un avión) es una manera un poco aséptica de decir: te puedo lanzar desde un avión una o más bombas termonucleares, 10 veces más devastadoras que la de Hiroshima, a 2.500 km de distancia de donde va explotar. Es muy poco probable que te enteres que la he lanzado, o que la detectes en vuelo (porque es un avión mínimo que vuela a 900 km/h pegadito al suelo). Y menos probable aún es que tengas alguna posibilidad de destruirlo antes de que te convierta a ti y a tu casa en cenizas radiactivas.


El Boeing AGM-86 es en la práctica un avioncito con las superficies de vuelo plegables propulsado por un pequeño turboreactor. La versión A era más corta porque tenía que caber dentro del cancelado bombardero Rockwell B-1. No se llegó a producir. Museo del Aire y del Espacio, Centro Udvar-Hazy, Washington, USA, 2015.

No sólo es la perversión inherente a la práctica imposibilidad de defenderse. Es que la historia del misil Boeing AGM-86 dice mucho de los intereses y contradicciones de los militares, en este caso el ejército del aire yanqui. Por citar algunos: La proyectaron en los años 60 para algo muy diferente (inicialmente era un señuelo). Pero pronto se dieron cuenta de que tenía un enorme potencial (¿y si ponemos dentro del señuelo una bomba?). Al darse cuenta de que competía con un súper-bombardero mucho más caro y sofisticado la cancelaron (no nos van a quitar nuestro avión, y por supuesto una industria interesada en venderlo no se va a quedar sin cobrar). La revivieron porque la marina estaba preparando otro chisme parecido (el misil Tomahawk, ¿a ver si con el lío nos quedamos sin nada?). Con lo que Boeing recibió su contrato en 1974. Y desde entonces, todo son alabanzas a una de sus principales armas de disuasión nuclear.


Las versiones B, C, y D son más largas y pesadas, y por fuera idénticas. La B lleva una bomba termonuclear y las C/D explosivos convencionales. Royal Air Force Museum, Londres, 2016.

Aunque con suscesivos acuerdos de desarme han disminuido el número en servicio, todavía existen unos 500 de estos odiosos artefactos. Y un último detalle: al parecer el 90% de sus derivados con explosivos convencionales ha dado en el blanco. ¿Se imaginan que encima no saben dónde iría a parar el 10% restante?

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