Los aviones con ala en parasol tienen su encanto. Y
este es uno de los más bonitos, el Davis
D-1. El avión deriva del Vulcan
American Moth de 1928, que desarrollaron dos hermanos llamados Doyle con un industrial llamado Burke. Les narro brevemente su historia, llena de tropiezos.
Para promocionar el avión, se
les ocurrió hacer una gira por los campos de golf de Florida, en la que un
paracaidista saltaba del asiento delantero para aterrizar entre los golfistas,
con un juego de palos de golf fabricados por Burke... hasta que se partió una
pierna. Posteriormente el piloto se mató en un accidente. Y los hermanos Doyle
se fueron para montar su propia compañía, que terminó en bancarrota tras
construir 14 aviones similares.
Burke continuó y desarrolló del
avión anterior el Vulcan V-3 con un
nuevo motor radial. Y a continuación se murió de un ataque al corazón. Entonces
un industrial del automóvil que se había pasado a la aviación compró la
compañía, el Sr. Walter C. Davis. Se
rediseñó ligeramente el avión, que pasó a llamarse Davis V-3. Voló en 1929, junto con su desarrollo también
muy similar Davis
D-1 y una versión de carreras llamada Davis Racer (que tuvo éxito en competición).
Uno de los rarísimos Davis que quedan es un D-1W de la colección del fabuloso Aeródromo de Old Rhinebeck. Que desgraciadamente estaba a la espera de ser reataurado, desmontado en el fondo de un hangar, aunque los paneles exteriores de las alas estaban todavía entelados. Estados Unidos, 2015. |
A las pocas semanas vino el Crack del 29 y empezó la Gran Depresión. Davis siguió fabricando
unos pocos aviones, pero finalmente en 1932 un incendio se llevó por delante la
fábrica con unos cuantos aviones dentro. Davis se pasó a fabricar máquinas
cortacésped. En total parece que se fabricaron algo más de 40.
Si a estas alturas no están
deprimidos...
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