martes, 26 de agosto de 2025

Goliath

El Farman F.60 Goliath es un curioso y cuadradote biplano, enorme para su época, que hizo un curioso periplo aeronáutico de ida y vuelta: empezó pensado como un bombardero pesado al final de la Primera Guerra Mundial, se reconvirtió para ser un transporte civil de pasajeros, y de esos aviones se desarrollaron varias versiones de bombarderos pesados (¡!).
 
Sólo queda un fuselaje original de Goliath entero, sin alas. Es el tercer avión construido, hizo la línea París-Londres y terminó en manos de un piloto de montaña en los Alpes (¡!). Debajo de un raro avión de carreras Potez 53. Todas las fotos en el Museo del Aire, París - Le Bourget. Francia, 2025.
 
Los hermanos Farman (Richard, Henri y Maurice) fueron unos pioneros importantísimos en los comienzos de la aviación. Establecieron su propia firma en 1909 y tuvieron bastante éxito en los años previos a la Gran Guerra, pero más bien poco en ella. En 1918 se centraron en diseñar y construir un bombardero pesado que se iba a llamar apropiadamente Goliath, similar a otros bombarderos contemporáneos, como el Vickers Vimy.
 
El Goliath está situado al lado de un Junkers F13 que voló por primera vez el mismo año 1919. Y que representaba el futuro, igual que el Goliath era del pasado. Monoplano cantilever, construcción metálica. Frente a un vetusto biplano arriostrado de madera. Vean que en los dos casos los pilotos iban al aire.
 
En esto llegó el final de la guerra. Merde. Y ahora qué hacemos, si nadie tira bombas ya. Pas de problème. El gran bombardero tenía un fuselaje en forma de caja que se podía convertir fácilmente en un avión de pasajeros. Así que hicieron dos habitáculos para llevar pasajeros, en total unos 12-14, separados por la cabina de los pilotos, con profusión de ventanas. Las vistas debían ser magníficas. El nuevo avión voló en 1919.
 
Los 12 pasajeros del Goliath iban en dos cabinas separadas por la cabina de mando donde está actualmente el piloto disecado. Delante iban 4 en el sitio para mi más espectacular, con ventanas hacia delante y los lados. Detrás iban 8 en otro compartimento. Butacones de madera, mucho ruido y mucha ventilación. Yo pagaría hoy en día por ir a Londres así desde París. Si se le ocurre a alguien más, recuerden que la idea fue mía.
 
El avión era un verdadero monstruo. Medía 26,5 metros de envergadura y tenía una superficie alar de 160 m2, como un Hercules (¡!). Iniciamente llevaba dos motores radiales de sólo 250 HP, pero luego le fueron poniendo motores más potentes. Pesaba más de 5 toneladas al despegue y conseguía una no muy impresionante velocidad de crucero de 120 km/h. Pero era suficiente para comenzar unas incipientes líneas aéreas. El avión rápidamente se hizo famoso y se construyeron unos 60 para varias aerolíneas.
 
En la vista lateral se ve que las piernas del piloto bajan hasta la cabina de pasajeros. En esa zona había un pasillo ceetral que unía los dos compartimentos y permitía auparse a sus puestos a los dos pilotos.
 
Menos conocido es que fueron las versiones de bombardeo construidas a partir del avión de pasajeros las que realmente tuvieron éxito: se construyeron más de 400 en un montón de variantes (¡!). Todo ello era debido a que el diseño original, aunque fuera relativamente sencillo y estaba todo hecho en madera y tela, era robusto, ligero y muy eficiente. Las alas tenían un perfil relativamente grueso (para la época) que permitía resistencia estructural con poco peso y además tenían mucho alargamiento, mejorando las prestaciones.
 
Esta maqueta muestra la pinta que tenía un Goliath con alas, un avión enorme. Fíjense en las curiosas patas del tren con una rueda a cada lado. Por lo demás era un biplano de madera y tela completamente convencional.
 
Así que los Goliath fueron populares como aviones de pasajeros y como bombarderos durante los felices veinte. Pero en los años 30 comenzaron a salir aviones más modernos y rápidos, con lo que desaparecieron.
 
La firma francesa Salmson empezó a fabricar motores radiales (no rotativos) antes de la Gran Guerra, con lo que se anticiparon claramente a su tiempo. El 9Z ó Z9 de 1917 fue su producto de más éxito, que propulsó además del Goliath otros aviones de su época.

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