domingo, 18 de febrero de 2024

Vigilant

La Fieseler Storch de 1936, un avión de observación y enlace alemán muy característico y notable por su capacidad de despegue y aterrizaje cortos (STOL) tuvo una enorme influencia en sus futuros enemigos. En concreto, los yanquis lanzaron un concurso en 1938 para hacerse con un avión similar. La compañía Stinson ganó este concurso (sobre 11 competidores) y le adjudicaron 1,5 millones de dolores para fabricar inicialmente 100 aviones de su modelo 74, después conocido como Stinson L-1 Vigilant. El primero voló en 1940, cuando ya había empezado la Segunda Guerra Mundial, aunque todavía los yanquis no se habían metido en ella.

 

En el Museo de la Fuerza Aérea de los USA tienen esta Vigilant pintada como una conversión a ambulancia. Vean los slats del borde de ataque extendidos y los flaps y alerones ranurados bajados (cuando extendías los flaps los alerones también bajaban, algo menos, para contribuir en la sustentación). Dayton, Ohio, Estados Unidos, 2019.

 

La L-1 Vigilant era digamos algo intermedio entre los pesados y grandotes aviones de observación y enlace a los que estaban acostumbrados los yanquis (como un Curtiss Owl o un Douglas O-38) y las versiones militares de las avionetas civiles ligeras que se iban a construir por miles para la guerra, conocidas como saltamontes (Grasshopper), sobre todo Piper Cub L-4, pero también Taylorcraft L-2 y Aeronca L-3.

 

Todo el avión era metálico y estaba entelado. Queda alguna en vuelo, sería divertido compararla con la alemana.

 

La Vigilant era casi idéntica en planteamiento al avión alemán, y también en dimensiones y prestaciones. Llevaba un motor radial Lycoming R-680 de 290 HP (el del Boeing Stearman) y utilizaba también dispositivos de alta sustentación para conseguir despegar y aterrizar en poco espacio y volar despacio. El borde de ataque tenía slats automáticos que se desplegaban solos a baja velocidad y en el borde de salida tanto flaps como alerones ranurados se bajaban a la vez cuando el piloto los accionaba.

 

El tren también estaba pensado para las operaciones STOL y absorber aporrizajes sin problemas, aunque era menos aparatoso que el del avión alemán.

 

El resultado era muy parecido. El avión podía volar sin problemas a menos de 50 km/h y con un viento en contra de 30 km/h casi aterrizaba en vertical (¡!). Incluso sin viento podía despegar y aterrizar en pocos metros. Con estas prestaciones, se utilizaron para remocar veleros, dirigir artillería, enlace, transporte ligero y algunas misiones "especiales" de espionaje.

 

Sin embargo no tuvo el mismo éxito que el alemán. Sólo se hicieron 324, mientras que las avionetas "militarizadas" tipo saltamontes, mucho más ligeras y menos potentes (llevaban un motor de 4 cilindros y 65 HP) fueron las verdaderas protagonistas del conflicto. Incluso de su posterior modelo Stinson L-5 Sentinel, menos extremo en prestaciones, pero en la práctica suficiente, se hicieron muchas más (3.500+).

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