jueves, 8 de junio de 2023

Airmaster

Aunque el fundador de la conocidísima firma de aviación Cessna fue el pionero Clyde Cessna, el tipo que estuvo detrás de la firma durante cuarenta años (1934-1974) fue su sobrino por parte de hermana, Dwane Wallace. Y es realmente el que la convirtió en el gigante que sigue siendo. Incluso los aviones se podrían haber llamado Wallace. ¿Qué tal volar en una Wallace 172? De hecho, Cessna hizo unos poquitos aviones desde la fundación de la empresa en 1927, hasta cerrar por la Gran Depresión en 1932. Y Wallace puso Cessna en los cientos de miles de aviones (¡!).


Las últimas versiones del avión tenían un motor radial de 7 cilindros Warner Super Scarab de 165 HP. Si además le pones unos flotadores anfibios mola un montón. Oshkosh, USA, 2019.

Wallace fue uno de los primeros ingenieros aeronáuticos que salieron de un programa de formación específico, en la Universidad de Wichita en Kansas, en 1933. Aunque empezó trabajando para la competencia, Walter Beech, contribuyendo al famoso Staggerwing, pronto se dirigió a su tío para intentar reflotar la empresa en 1934. Wallace hizo dos cosas importantísimas: buscar apoyo financiero y retomar el control de la empresa, y diseñar un nuevo avión con el que empezar a fabricar de nuevo. Éste fue el Cessna Airmaster. Al año siguiente Cessna le vendería su parte a su sobrino, para retirarse.

 

La Airmaster no era un avión especialmente maravilloso.  Costaba un pasta, los sistemas eran primitivos, el manejo mejorable, y todo requería atención y cuidados. Pero hay que ver lo bonitas que son. Y sobre todo, puso en marcha lo que estaba por venir. Fíjense en el remo sujeto por dentro del flotador, imprescindible para maniobrar en el agua.

 

Cessna hizo algo menos de 200 Airmaster. Por una parte eran de su época: fuselaje de tubo de acero soldado, alas de madera, motor radial antiguo y enteladas. Pero por otra, estaban configurando el futuro: la avioneta de 4 plazas para cualquier yanqui que se lo mereciera. En su manera de ver las cosas.

 

Todavía les quedaba tajo. Iban a sobrevivir a la bonita guerra que se estaba organizando, haciendo entrenadores y componentes. Pero en 1946 empezó la verdadera revolusión: Cessna (es decir, Wallace), fusiló todo lo ultramoderno del Luscombe 8, y empezó la línea de las Cessnas metálicas que dura hasta hoy. No está mal. 

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