miércoles, 23 de febrero de 2022

Archaeopteryx

Según el ingeniero suizo Roger Ruppert, este curioso aparato es un versátil velero de microsustentación, situado entre un velero común y un ala delta. De los primeros tiene la capacidad para hacer vuelos sin motor de larga distancia (se han hecho vuelos de más de 500 km) y de los segundos la ligereza, capacidad de volar despacio y sobre todo de subir en térmicas muy pequeñas (el radio de giro mínimo es de sólo 15 metros). Voló por primera vez en 2001.

La pinta es de un velero un poco raro de ala alta. Vean las alas con flaps y winglets, la cola clásica y la cabina mínima. Feria AERO, Friedrichshafen, Alemania, 2017.
 

La verdad es que impresiona. Está hecho en materiales compuestos diversos (fibra de carbono, aramida) y pesa sólo 54 kilos la versión abierta, 61 la cabinada y 84 con sistema de propulsión eléctrico. Tiene 13,6 metros de envergadura y puede volar entre 30-39 km/h y 130 km/h. El planeo máximo es 1:28, y el descenso mínimo 0,5 m/s.

 

La versión eléctrica monta en la parte posterior de la cabina el motor, el largo eje y la ingeniosa hélice plegable. Las baterías son dos paquetes que se ponen detrás del asiento.


¿Cómo se traduce esto en características de vuelo "entendibles"? Un ingenioso gráfico que se puede ver en su Web establece la distancia potencial que se puede volar por hora, según la térmica media, para diversos tipos de habitantes del cielo. En el extremo de mínima sustentación está como ejemplo un bicho plumífero, el ratonero común, que puede empezar a sacar provecho de térmicas de sólo 0,5 metros por segundo en adelante. 

 

Puede llevar un paracaídas balístico (se ha probado de verdad). Va alojado en la parte anterior del morro.


El siguiente es el Archaeopteryx. La curva de prestaciones es directamente la leche, porque tiene prácticamente el mismo área bajo la curva que los veleros corrientes, pero empieza con mucha menos potencia de térmica. Con sólo 1 metro por segundo ya puedes volar 20 km, y aumenta como es lógico con térmicas más potentes. También es verdad que vuela mucha menos distancia que los veleros convencionales (son más rápidos) a medida que las condiciones son mejores. Pero esa parte de poder volar en condiciones muy débiles (la microsustentación) hace que esté en una clase aparte.

 

Al año siguiente trajeron el mismo avión con algunos cambios. Vean los paneles solares del extradós. Feria AERO, Friedrichshafen, Alemania, 2018.


Los parepentes y alas delta, incluso las rígidas, tienen mucha menos área sobre la curva. Necesitan térmicas de más de 1,5 m/s para poder empezar a hacer distancia, y sobre todo viajan mucho menos a medida que las térmicas son más potentes. Finalmente los veleros, por ser mucho más rápidos, ganan a la hora de hacer distancia con las buenas condiciones, pero necesitan igualmente térmicas de 1,5 m/s en adelante para mantenerse.

 

Las alas se montan como las de cualquier velero moderno. Se accede la cabina por delante, quitando el parabrisas (¡!). El piloto va sentado como en un velero normal, tiene los pedales delante, la palanca de mando a la derecha y la de los flaps a la izquierda. En el suelo está la trampilla por la que se pueden sacar las piernas para el despegue y aterrizaje "humano". Aunque yo la verdad preferiría hacer ambas cosas sobre la rueda principal.


Con un Archaeopteryx (del griego ρχαος (archaīos) y πτέρυξ (ptéryx) - literalmente ala arcaica, el nombre de los primeros dinosaurios voladores) puedes despegar desde una ladera corriendo (si estás muy cachas), con gomas, remolcado por un coche, o un ultraligero, o también autónomamente si le pones el motor eléctrico. ¿Esto le da versatilidad? Pienso que realmente no mucha. No es ni un parapente ni un ala delta en términos de facilidad de llegar y salir a volar. Necesitas un remolque, y aunque es algo más fácil de montar que un velero actual sigue siendo un chisme relativamente complicado y grande.

El problema principal es que valen un congo. Una versión Race cabinada cuesta 74.600 lereles, más IVA, más importación desde Suiza. Por la mitad te puedes comprar un velero estupendo y te sobra otro tanto para muchos años de remolques, viajes y cenas... Lo cual no quita: sí, me gustaría volar en una cosa de éstas. Especialmente para probar la parte de la microsustentación. Aunque no la parte de salir corriendo ladera abajo llevando a cuestas un velero de 54 o más kilos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario