domingo, 1 de abril de 2018

ASH 25

Cuando comencé a volar a vela, mi Club tenía veleros modestos y antiguos. Como soñar es gratis, pensábamos que algún día volaríamos en un cojo-velero, que son aquellos aviones con un planeo casi infinito y un precio estratosférico. Por aquel entonces, el novamás en veleros biplaza era el Alexander Schleicher ASH 25.

El 4 Yanqui de H tras completar una larga prueba. XXX Campeonato de España de vuelo sin motor. Santa Cilia (Huesca), 1998.

El 25 es un peazo de avión de clase open que voló en 1985. Inicialmente tenía  25 metros de envergadura, luego 26, y las versiones tuneadas llegaron a ¡28 metros!. Es decir, lo mismo que las primeras series del Boeing 737. El diseñador, Martin Heide (de ahí la H), utilizó inicialmente el ala de un ASW 22 (un monoplaza de competición) con el fuselaje de un velero experimental.

R subiendo a un ASH 25 en St Auban, el centro avanzado galo de vuelo a vela. Francia, 2004.

Con sucesivas mejoras le salió un velero impresionante. El alargamiento es de casi 40: las alas parecen no terminar nunca, y en vuelo parecen frágiles, finas, curvadas. El planeo maximo es de 60. Párense un momento a considerar cuánto es esto. Quiere decir que en condiciones óptimas, si estás volando a sólo 1.000 metros de altura puedes planear 60 kilómetros hasta tocar tierra...

Un ASH 25 francés ha cruzado el Pirineo sin motor. Les hacemos un remolque para iniciar el vuelo de vuelta. Me pareció ciencia-ficción. Fíjense en como flexan las alas. Monflorite, 2005.

Aunque el planeo máximo sea un dato teórico, el avión vuela realmente la tira.  De los 50 récords conseguidos por Hans Werner Grosse, 14 fueron volando el 25. Por ejemplo, un triángulo de 500 km a una media de 171 km/h. Por si se les ha olvidado, sin motor.

Un ASH 25 aterriza cuesta arriba en la pista de la Montaña Negra tras darse unas vueltas por la ladera. Francia, 2006.

Schleicher fabricó 269 de estos aviones, que son muchos para un aparato tan extremo y especializado. Ahora fabrica veleros todavía mejores, pero sigue siendo un velerazo. Los hay en venta, una versión con motor de despegue autónomo te puede costar unos 140 - 160.000 mil pepinos... que ya son.

En el libro The Platypus Papers, el piloto de velero ingles Michael Bird narra entre otras muchas entretenidas aventuras unos cuantos vuelos que hizo en su ASH-25. Para el que acuñó la palabra TINSFOS: There Is No Substitute FOr Span (no hay sustituto para la envergadura...), o como el mismo matiza: "sí lo hay, pero puedes comprar envergadura".

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