domingo, 3 de enero de 2016

Flyer

Los 4 primeros vuelos controlados, propulsados y sostenidos de una máquina más pesada que el aire, con una persona encima, los hicieron los famosos hermanos Orville y Wilbur Wright el 17 de diciembre de 1903, en un avión llamado Flyer (volador), despegando de una playa de la costa de Carolina del Norte (USA). El avión no volvió a volar nunca (¡!), pero inició una de las grandes transformaciones de la humanidad.

Esta famosísima foto del primer vuelo (apenas duró doce segundos) fue tomada por John Thomas Daniels. Orville está luchando con el avión, tumbado en el plano inferior, mientras Wilbur ha sujetado el plano a lo largo del despegue y se ha quedado viendo lo que pasa a la derecha. La foto es de dominio público y pertenece a la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.

Dicho ahora queda fatal, pero el avión era una castaña. ¡No me peguen! Un artilugio dificilísimo de pilotar, incómodo, poco fiable, falto de potencia y que realmente voló en el límite de lo que era posible. Gracias a la habilidad adquirida por los hermanos Wright aprendiendo a pilotar los planeadores que le precedieron. Los vuelos en sí fueron muy poca cosa: 36, 53, 61, y finalmente 260 metros (¡!). 

Pese a muchas vicisitudes, el Flyer original se conservó para la posteridad. Lleva muchos años en el Museo del Aire y del Espacio de Washington, donde en tiempos estaba colgado en el vestíbulo principal. Vean que el maniquí lleva gorra, como iban los Wright en 1903. Estados Unidos, 1996.

El Flyer estaba construido en madera (de abeto para las piezas rectas y fresno para las curvadas) y recubierto en muselina de algodón (se usaba para hacer ropa interior femenina). Para obtener un acabado liso e impermeable estaba barnizado con una mezcla de parafina y keroseno. Los tirantes de las alas estaban hechos con alambre de radio de bicicleta (los Wright eran mecánicos de bicicletas).

Más recientemente, el Flyer estaba en una sala propia del Museo. Washington, USA, 2015.

A la derecha del piloto y tumbado sobre un costado iba el motor de gasolina de 4 cilindros en línea, 3.300 cm3 y 12 HP. A menudo pasado por alto, el mecánico Charles Taylor diseñó y construyó a mano la mayor parte de las piezas del motor, y fue tan esencial como los mucho más famosos hermanos. El motor era crudo incluso para la época: no tenía ni carburador, ni bujías ni mando alguno de acelerador. Se conectaba el encendido, se arrancaba girando una de las dos hélices impulsoras conectadas con cadenas de bicicleta y giraba a potencia máxima todo el vuelo (unas 1.150 RPM).

Una réplica del motor del Flyer. Por primera vez se usó un bloque de aleación de aluminio para ahorrar peso. Museo de la Ciencia, Londres, Inglaterra, 2016.

El avión no era muy grande, tenía 12,2 m de envergadura. Pesaba 275 kilos, de los cuales 77 eran del motor. Con 50 metros cuadrados de superficie (poco menos que un ATR 42) y un perfil muy curvado, tenía una carga alar muy baja y estaba pensado para volar despacio. Despegaba sobre una pequeña plataforma que rodaba sobre un raíl de madera de 18 metros de largo puesto en el suelo mirando al viento. Y aterrizaba sobre sus patines de madera.

Esta réplica del Flyer capta el mágico momento del despegue. Vean la pequeña plataforma y el raíl. Owl's Head Transportation Museum, Maine, USA, 2015.

Con ojos actuales, lo que más llama la atención es que se parece muy poco a lo que todo el mundo entiende que es un avión. El aparato vuela con la cola biplana por delante (ahora lo llamamos elevador tipo canard), un artilugio que nunca llegó a funcionar bien del todo (ni ellos llegaron a comprender) y que tardaron años en corregir. Las alas y la configuración general eran una evolución de sus planeadores anteriores.


Arriba, otra réplica en el Air Zoo de Kalamazoo, Michigan, USA, 2019. Las hélices creadas por los Wright fueron también esenciales, se dieron cuenta de que no eran más que alas en movimiento y que tenían que tener perfil aerodinámico para conseguir mejor rendimiento. Abajo: el considerable diedro negativo de las alas no debía ayudar a la estabilidad, pero mejoraba un poco el efecto suelo y ayudaba a despegar.

El piloto iba tumbado sobre el pecho (porque era más aerodinámico) y manejaba los mandos de vuelo que permitían el control en 3 ejes.  Con la cadera (¡!) movían una "cuna" móvil que retorcía las alas en sentido contrario (uno los bordes de salida subía y el otro bajaba, los alerones estaban por inventar), a la vez que giraba los timones verticales traseros. Con la mano derecha ponían en marcha y apagaban el encendido y los instrumentos (un cuentavueltas, un anemómetro y un cronómetro). Y con la mano izquierda movían una palanca que accionaba el elevador biplano delantero.  No se lo imaginen ¡Tírense en el suelo y prueben!

No es precisamente ni la mejor postura ni los mejores mandos para pilotar un avión.

Menos mal que tenían un montón de experiencia. Habían hecho cerca de mil vuelos con el planeador modelo 1902, incluyendo unos 200 en las semanas previas a probar el Flyer, para entrenarse. Con todo, el chisme resultó prácticamente ingobernable, con un mando de elevador demasiado sensible que le hacía ir dando saltos por el aire. En el cuarto y último vuelo, Wilbur terminó estampándose y rompiendo el elevador. De hecho, no fue posible repetir el vuelo en una réplica hasta 100 años después, con los mismos problemas de control, incluso entendiendo mucho mejor la aerodinámica del aparato.

Otra réplica (¿cuántas habrá?) en lugar de honor del Museo de la Experimental Aircraft Association. El Flyer original es de hecho el primer avión de motor de construcción amateur que voló con éxito... Oskosh, Wisconsin, USA, 2019.

Años de preparación para cuatro vuelos mínimos. Pero aquello estaba conseguido y lo sabían. Los Wright empezaron a pensar en que tenían un invento sensacional y cómo sacarle partido. Pronto harían modelos mejorados.

Y otra réplica más, en el Technik Museum de Espira (Alemania), 2019.

Aunque a ellos no les fue muy bien, les debemos mucho a estos Señores, porque en definitiva "echaron a rodar" la aviación: hicieron sus propias pruebas en túnel de viento, inventaron como controlar sus planeadores en 3 ejes (el invento clave en realidad: el que sigue utilizando cualquier avión hoy), fueron pilotos de prueba de éxito y además ¡aprendieron a volar sin motor! El Flyer con motor emergió de un elaborado y extenso programa de pruebas. Fue una impresionante muestra de ingenio y tesón.

Una de mis camisetas favoritas.

El legado fue impresionante. Y continua hasta nuestros días. Entre otras cosas, con los sucesivos Flyer, de los que ha habido un montón: Flyer, Golden Flyer, Flyer, Avid Flyer, y Global Flyer son algunos de ellos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario