domingo, 21 de septiembre de 2025

Akaflieg Darmstadt D-34

De todos los Akaflieg, los famosos grupos de investigación alemanes sobre el vuelo a vela, posiblemente el más influyente en la historia, y el más prolífico, ha sido el Akaflieg Darmstadt, que existe actualmente y sigue con el diseño de aviones. Con un buen puñao de diseños antes de la guerra (1920 a 1938), algunos muy innovadores como el D-9 Konsul o el D-30 Cirrus, después de la guerra empezó de nuevo su actividad con una serie de veleros de investigación a partir de 1955, los relativamente poco conocidos Darmstadt D-34.
 
En el fabuloso museo del vuelo a vela alemán en la Wasserkuppe se conserva el Darmstadt D-34C B-phrodite, creo que el menos significativo de la serie. Pero tiene su interés. En un vistazo inicial es parecido a un Ka-6, pero mirando con más detalle las alas son mucho más alargadas y sobre todo el acabado es impecable, casi de plástico. Todas la fotos en Alemania, 2019.
 
Se hicieron 4 aviones que fueron pioneros en la introducción - muy parcial - de la construcción en materiales plásticos. Piensen que eran proyectos de ingeniería, no se buscaba ni el éxito en la competición ni fabricar y vender aviones. Y sin embargo fueron muy influyentes en el desarrollo del deporte. Y piensen también que en 1955 la guerra estaba reciente, apenas acababan de volver a volar a vela, y los aviones eran todavía en su mayoría diseños de preguerra o parecidos, con una muy cauta introducción de perfiles laminares. Ese año había volado el primer Schleicher Ka-6.
 
Los D-34 eran pequeños y muy ligeros, de 128 a 155 kilos vacíos (¡!). El diseño es muy avanzado para su época, no sólo por la construcción. Llevan perfil laminar, cola en T, y alas de mucho alargamiento.
 
Bien, pues los estudiantes de Darmstadt empezaron por construir un velero muy chiquito de 12,65m de envergadura, el Darmstadt D-34A, que voló en 1955. Aparte de otras originalidades como unos aerfrenos "de puerta" en el fuselaje, el ala intentaba conseguir la forma del perfil laminar de la manera más exacta posible con el recubrimiento en contrachapado. ¿Cómo? llenando los espacios entre las costillas con bloques de espuma de poliestireno lijadas a medida. El larguero principal también utilizaba el relleno con espuma. Todo el ala en realidad era una estructura rellena de espuma de plástico para lograr la forma perfecta, ligereza e integridad estructural.
 
Detrás de cada nuevo velero había uno o varios diseñadores - profesores de la universidad - y un nuevo grupo de estudiantes. Es impresionante como se podían obtener estos resultados, incluso con mano de obra voluntaria y con ganas. En general en sólo 2 años y a veces en uno eran capaces de poner en vuelo un nuevo avión. Piensen en diseñarlo, organizarse, comprar materiales y trabajar en el taller para tener un chisme volando en ná.
 
Los resultados fueron lo suficientemente buenos como para que sus sucesores (una nueva generación de estudiantes) mantuvieran el ala, pero provista de flaps (para actuar como aerofrenos)), en el nuevo Darmstadt D-34B Aphrodite de 1957. Un fuselaje más largo y con tren retráctil mejoraba también las cosas. El nuevo velero tenía un planeo (medido ) de 28,3 - muy bueno (un Ka-6CR de 15 metros de la época lograba 1:29).
 
No sé si lo mantienen en vuelo, lo dudo, pero estaría bien darse una vuelta en este curioso velero histórico.
 
La siguiente generación de estudiantes siguió conservando el ala, que consideraban muy buena, pero para el Darmstadt D-34C B-phrodite de 1958 (fino humor el de los estudiantes) llevaba aerofrenos Schempp-Hirth, prescindía de los flaps, y se hizo un nuevo fuselaje de tubo de acero soldado y entelado, en lugar de los de madera previos.
 
El último fue el Darmstadt D-34D de 1961. Una nueva generación de estudiantes, entre ellos un entonces desconocido Gerhard Waibel, lograron un salto conceptual importantísimo. Conservando el fuselaje del D-34B construyeron un ala con recubrimiento de fibra de vidrio y un relleno de panel de abeja construido en papel (¡!). Las costillas servían sólo de guía para marcar la superficie de los recubrimientos, que eran el elemento estructural del ala de una sola pieza. Es decir, no había larguero principal para aguantar los esfuerzos (¡!). El nuevo velero tenía un planeo de 31,5 medido (real), lo que era la leche porque conservaba la misma envergadura que todos los anteriores.
 
Todo esto estaba preparando la auténtica revolución: la construcción completa en materiales compuestos. El propio Waibel, junto con otros tres colegas, iban a cambiar para siempre el vuelo a vela tres años más tarde, en 1964, con el Darmstadt D-36 Circe.

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