martes, 23 de abril de 2019

Dirigible Beta

A principios del siglo XX, los británicos llevaban un franco retraso en el diseño y construcción de dirigibles con respecto a los franceses y sobre todo los alemanes (Zeppelin empezó en 1900), tanto civiles como especialmente militares. La Factoría Militar de Globos (Army Balloon Factory) construyó en 1907 su primer dirigible, que tuvo el poco modesto nombre de Nulli Secundus. Después vino el Baby de 1909. Ninguno de los dos tuvo mucho éxito. 

En el Museo de la Ciencia de Londres conservan la barquilla del Beta II. Vean que literalmente tenía forma de barca. Se colgaba en la parte inferior del dirigible (de 33 m de largo y 1400 m3 de volumen). Se ven los cilindros del motor y la aparatosa estructura de las hélices de propulsión, que se movían con cadenas. Inglaterra, 2016.
Pero el Beta de 1910, todavía experimental y más o menos inspirado en los diseños del ingeniero español Leonardo Torres Quevedo para la compañía francesa Astra, fue el primer dirigible británico que voló con éxito. Era de tipo no rígido, supongo que utilizaban hidrógeno para llenarlo, llevaba un motor con dos hélices y se dirigía con superficies de mando en la cola. Con esta máquina comenzaron los militares a probar tareas de observación, incluida con el tiempo la por entonces novedosa comunicación por radio.

Vista desde delante. Se ve el volante de mando. La tripulación normal eran tres: uno delante que llevaba los mandos, el observador en medio y el que se ocupaba del motor detrás. El observador estaba provisto de prismáticos y bloc de notas. Antes de que lograran radios que funcionaran, las notas se arrojaban a tierra en una bolsa de tela con una piedra atada a una banderola.
Una versión mejorada y agrandada llamada Beta II tenía un motor Clerget más potente y se utilizó en las maniobras militares de 1912. Cuando pasó a manos de la marina se utilizó brevemente a principios de la I Guerra Mundial en Dunkerke.

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