Me gustan las máquinas de carreras italianas pintadas en
color rosso corsa. Si además
se trata de un hidroavión de carreras
ganador del Trofeo Schneider, los ojos
me hacen chiribitas.
El Macchi
M39 fue pensado exclusivamente para una cosa: ir lo más rápido posible en la carrera de 1926. Ésta tuvo lugar en Hampton
Roads, en la costa este de Estados Unidos, y el recorrido era un
triángulo en el que había que completar 350 km dando 6 vueltas.
Imagínense pilotar
este chisme a 400 km/h y a unas decenas de metros sobre el mar.
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Todo en el M39 estaba pensado por el ingeniero Mario Castoldi para correr: el enorme motoraco, los radiadores de superficie en los planos,
el parabrisas carenado con el
fuselaje... Dos detalles que me impresionan: el ala izquierda era más corta
para facilitar los giros a izquierdas, y el flotador izquierdo tenía menos
volumen, para contrarrestar el par de la hélice en el despegue.
Y sigan imaginando cortar
potencia y tomar en el agua...
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Mario de Bernardi
ganó la carrera a casi 400 km/h.
Pero también es cierto que la competencia tenia motores algo menos potentes.
Cuatro días después consiguió en el mismo avión un nuevo récord del mundo de velocidad a 416 km/h. Castoldi siguió diseñando
hidroaviones de carreras más rápidos (aunque Italia ya no volvería a ganar) y
posteriormente cazas que participaron en la Segunda Guerra Mundial.
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