martes, 29 de marzo de 2016

Pegasus


Reconozco que este chisme que les muestro más abajo está en el límite de lo que se puede considerar un avión. Porque en realidad es un cohete pensado para poner satélites en órbita terrestre baja. Pero como la primera etapa utiliza la sustentación de su ala y el control de sus superficies de cola, pues al menos en los primeros 69 segundos del lanzamiento sí es un avión.


Éste es un Pegasus XL, la versión con más capacidad de carga. Tiene un ala usada para un lanzamiento al espacio y recuperada, y un cuerpo del cohete utilizado para pruebas en tierra. Museo del Aire y del Espacio, Centro Udvar-Hazy, Washington, 2015.
El Orbital ATK Pegasus es notable por muchas razones. Entre las que más me impresionan: lo ha desarrollado una empresa privada, se lanza desde un reactor comercial en vuelo (Un Lockheed Tristar), lleva lanzando cargas al espacio desde 1990 (con muy pocos fallos), y sigue en activo (hay previstos lanzamientos este año y el que viene).

El Pegasus fue diseñado por un equipo de técnicos liderados por Antonio Elias (aunque el ala en concreto es de Burt Rutan). Funciona en resumen de la siguiente manera: el avión-cohete se lleva bajo la panza del Tristar hasta la altura de lanzamiento, unos 12 km. Se lanza, se enciende la primera etapa y sube hasta los 61 km. Se suelta la primera etapa (con las alas y la cola). A partir de aquí es un cohete. La segunda etapa llega hasta los 180 km. Y por fin la tercera lleva la carga hasta la altura de la órbita, unos 600 km. Todo esto vale una pasta, pero al parecer es una opción para varias agencias, incluida la NASA.

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