La Italia fascista pasó del caza biplano con tren fijo al veloz monoplano de tren retráctil en un concurso que pedía lo segundo a principios de 1936. Llegaban algo tarde respecto al resto de potencias europeas. Los rusos fueron los primeros, y enseguida se apuntaron británicos y alemanes. Se presentaron nada menos que 6 fabricantes y los aviones resultaron parecidísimos, porque se pedía esa configuración y obligatoriamente debían usar el mismo motor radial de 870 HP FIAT A.74.
Un Saetta que sobrevivió a la guerra. En las alas lleva el trío de fasces, el símbolo fascista de la Reggia Aeronautica (de origen romano, un haz de varas de madera con un hacha). Fíjense que la cabina está abierta, los pilotos italianos la querían expresamente. Puede que no en los inviernos rusos. Museo Storico, Vigna del Valle, Italia, 2008.
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Ganó el Macchi MC 200 Saetta (el segundo Saeta que les muestro, aunque es previo). Pero por un variedad de complicadas y muy italianas razones se construyeron en serie otros dos (¡!). ¿Por qué? Las malas lenguas dicen que algo había que darle a la todopoderosa FIAT, que además ponía el motor. Luego también se hizo el FIAT G.50 Freccia. Y finalmente el Reggiane Re 2000 Falco era muy bueno como para olvidarse de él. Así que los italianos se metieron en 3 programas de fabricación diferentes, con el lío que eso supone.
Un Saetta abandonado en 1942 por los italianos en retirada, tras la batalla de El Alamein. Lo capturaron los británicos y se lo cedieron a los yanquis para hacer pruebas. Museo de la USAF, Dayton, Estados Unidos, 2019.
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El motor FIAT era en realidad de origen americano, un Pratt & Whitney Twin Wasp de 14 cilindros en doble estrella, construido con licencia y mejorado. A pesar de la indudable brillantez italiana en el diseño de motores, no tenían nada propio mejor que fuera potente pero fiable. Así que el diseñador Mario Castoldi, que había construido veloces hidroaviones de carreras como el Macchi M39 y el Macchi M67 tuvo que tragar con un motor radial en lugar de los potentes y aerodinámicos motores en línea a los que estaba acostumbrado.
Los restos de un Saetta (motor, sección central del fuselaje y cola) permiten ver la avanzada construcción en aluminio. Museo Caproni, Trento, Italia, 2018.
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El nuevo avión voló en 1937 y resultó ser macanudo. Veloz para los caballos disponibles (500 km/h), muy maniobrable, y capaz de picar a velocidades suicidas (más de 800 km/h) sin romperse en mil pedacitos. Así que en 1938 se seleccionó como el caza principal para equipar a la gloriosa Reggia Aeronautica, justo cuando se estaba incorporando el último de los grandes cazas biplanos, el FIAT CR 42 Falco, que llevaba el mismo motor.
Lo último en tecnología de finales de los 30. Un motor radial carenado, y un avión con estructura de tubo de acero soldado revestido en duraluminio con formas aerodinámicas.
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El caza también tenía sus pegas. Era muy maniobrable pero tenía tendencia a entrar en barrena. La fabricación (prácticamente de taller artesanal, "todo a mano") era ineficiente. Aunque llevaba dos ametralladoras pesadas de 12,7 mm, era poco para lo que llevaban sus adversarios. Además los pilotos italianos al comienzo de la guerra querían cazas biplanos y con cabina abierta.
El tigre rugiente era un icono recurrente en todas las fuerzas aéreas. |
En la guerra los Saetta lucharon contra los ingleses en el sur del Mediterráneo y norte de África (parece que era algo mejor que el Hurricane), en Yugoslavia y Grecia contra los autóctonos, y en el frente ruso contra los ruskis. A partir de 1943 ya estaba obsoleto y se dedicó a tareas de entrenamiento hasta 1947.
No creo que el signore Castoldi pensara que una de sus creaciones iba a estar expuesta en el museo yanqui de aviación más grande 50 años después de dejar este mundo.
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Las versiones mejoradas MC 202 Folgore y MC 205 Veltro, con motores en línea alemanes más potentes, mejoraron mucho las prestaciones, y fueron de los mejores cazas italianos de la Segunda Guerra Mundial.
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