viernes, 30 de diciembre de 2016

Macchi M67

Para el Trofeo Schneider de hidros de 1929, los italianos tiraron la casa por la ventana. Desarrollaron nada menos que 4 aviones diferentes. Tras ganar en 1926 con el Macchi M39, la derrota en 1927 con los Macchi M52, jugando en casa (Venecia) frente a los ingleses les debió de doler un poco. Así que para la siguiente edición, en Inglaterra, en septiembre de 1929 (la carrera había pasado a ser cada 2 años, para poder desarrollar nuevos aviones con más tiempo) decidieron ir a por todas.

El único Macchi M67 que queda en el Museo Aeronáutico de Vigna del Valle, Italia, 2008. Estamos todavía en los años 20: las alas están arriostradas por cables. Todavía queda para las alas cantilever. 

Los 4 diseños eran radicales. Uno era directamente demasiado: el Piaggio-Pegna PC7 que no tenía flotadores (!) y no llegó a volar. Otro era un bimotor en tándem (!), el Savoia-Marchetti S65, que no llegó a participar por problemas mecánicos. Del tercero, el diminuto monoplano con flotadores Fiat C29, se perdieron dos en accidentes y aunque el tercero se mandó a Inglaterra (sin haber volado) no participó. Sólo llegó a participar el cuarto modelo, el Macchi M67, más un Macchi M52R que había conseguido el récord de velocidad en 1928, como reserva.

Para refrigerar el enorme motor el avión estaba literalmente cubierto de radiadores de cobre: planos, fuselaje, flotadores e incluso los montantes de los flotadores. Unidos por una bonita colección de tuberías. Imaginen la vibración, la temperatura, y la probabilidad de que algo fuera mal.

El Macchi M67 pensado por el ingeniero Mario Castoldi estaba basado en el M39 anterior. Era un monoplano de ala baja, cubierto de radiadores por todas partes, con dos flotadores mínimos y un monstruo de motor Isotta-Fraschini Asso 1000, de 18 cilindros en W, 57 litros (!) y 1.800 HP. La enorme hélice tripala generaba un par tremendo, que se compensaba en el despegue cargando menos combustible en uno de los flotadores que en el otro. Eso generaba problemas de compensación en vuelo.

Tanto el avión como el motor estababan muy verdes. El primer avión se estrelló durante las pruebas en el Lago Garda, el mes antes de la competición, matando a su piloto, el capitán Giuseppe Motta. Los motores explotaban y daban problemas sin fin. Los italianos pidieron a los ingleses posponer la carrera. Éstos dijeron que nanay. Y los italianos decidieron competir de todas maneras.

Hay que reconocer que le echaron hígados. El teniente Remo Cadringher salió el primero en Calshot con un M67. El motor se empezó a estropear soltando humo en la cabina. En el primer viraje entró en barrena, consiguió salir y ¡siguió la carrera! completando una vuelta. Pero tuvo que amerizar porque no podía ver ni los pilones. El teniente Giovanni Monti salió en el segundo M67. Al comenzar la segunda vuelta uno de los radiadores se rompió, llenando la cabina de vapor y agua hiviendo. El tipo tuvo la presencia de ánimo suficiente para amerizar. Le llevaron a todo correr a un hospital, hervido pero vivo.

Al final ganaron los ingleses, claro. Con un Supermarine S6. Menos mal que al menos el Macchi M52R quedó segundo.

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