Para el Trofeo Schneider de hidros
de 1929, los italianos tiraron la casa por la ventana. Desarrollaron nada
menos que 4 aviones diferentes. Tras ganar en 1926 con el Macchi
M39, la derrota en 1927 con
los Macchi M52, jugando en casa
(Venecia) frente a los ingleses les debió de doler un poco. Así que para la siguiente edición, en Inglaterra, en
septiembre de 1929 (la carrera había pasado a ser cada 2 años, para poder
desarrollar nuevos aviones con más tiempo) decidieron ir a por todas.
El único Macchi M67 que queda en el Museo Aeronáutico de Vigna del
Valle, Italia, 2008. Estamos todavía en los años 20: las alas están
arriostradas por cables. Todavía queda para las alas cantilever.
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Los 4 diseños eran radicales. Uno era directamente demasiado: el Piaggio-Pegna PC7 que no tenía flotadores (!) y no llegó a volar.
Otro era un bimotor en tándem (!), el Savoia-Marchetti
S65, que no llegó a participar por problemas mecánicos. Del tercero, el diminuto
monoplano con flotadores Fiat C29,
se perdieron dos en accidentes y aunque el tercero se mandó a Inglaterra (sin
haber volado) no participó. Sólo llegó a participar el cuarto modelo, el Macchi M67,
más un Macchi M52R que había
conseguido el récord de velocidad en 1928, como reserva.
El Macchi
M67 pensado por el ingeniero Mario
Castoldi estaba basado en el M39 anterior. Era un monoplano de ala baja,
cubierto de radiadores por todas partes, con dos flotadores mínimos y un
monstruo de motor Isotta-Fraschini Asso
1000, de 18 cilindros en W, 57 litros (!) y 1.800 HP. La enorme hélice tripala generaba un par tremendo, que se
compensaba en el despegue cargando menos combustible en uno de los flotadores
que en el otro. Eso generaba problemas de compensación en vuelo.
Tanto el avión como el motor estababan
muy verdes. El primer avión se
estrelló durante las pruebas en el Lago Garda, el mes antes de la competición,
matando a su piloto, el capitán Giuseppe
Motta. Los motores explotaban y daban problemas sin fin. Los italianos
pidieron a los ingleses posponer la
carrera. Éstos dijeron que nanay.
Y los italianos decidieron competir de todas maneras.
Hay que reconocer que le echaron hígados. El teniente Remo Cadringher salió el primero en Calshot con un M67. El motor se empezó
a estropear soltando humo en la cabina. En el primer viraje entró en barrena,
consiguió salir y ¡siguió la carrera! completando una vuelta. Pero tuvo que
amerizar porque no podía ver ni los pilones. El teniente Giovanni Monti salió en el segundo M67. Al comenzar la segunda
vuelta uno de los radiadores se rompió, llenando la cabina de vapor y agua
hiviendo. El tipo tuvo la presencia de ánimo suficiente para amerizar. Le
llevaron a todo correr a un hospital, hervido
pero vivo.
Al final ganaron los ingleses,
claro. Con un Supermarine S6. Menos
mal que al menos el Macchi M52R quedó segundo.
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