Este artefacto diabólico utilizó por primera vez en 1953 dos reactores para
investigar el despegue y aterrizaje
verticales. Lo de diabólico no es poético, se hicieron dos y el segundo se
estrelló matando a su piloto. Pero los británicos aprendieron para desarrollos
sucesivos, que en definitiva llevarían al Harrier.
Rolls-Royce puso dos de sus entonces probados reactores centrífugos Nene (es el nombre de un río) en un bastidor
metálico que llamó Thrust
Measuring Rig (Plataforma de medición de empuje), aunque todo el mundo
la conocía como jergón volador.
Un motor Nene fabricado en Francia por Hispano Suiza en el Chateau de
Savigny-les-Beaune, 2014. Era un desarrollo del Derwent que equipó al Meteor.
En su día, los 2.200 kg de empuje lo hacían el reactor más potente. La
plataforma llevaba dos motores de este tipo, con sus características cámaras de
combustión rodeando la turbina y el compresor centrífugo.
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El diseño era ingenioso: los motores no estaban dispuestos verticalmente (parecería lo lógico)
sino horizontales y opuestos. Los
gases de la tobera giraban 90º hacia abajo por conductos que desembocaban en la
parte media de la plataforma, uno directo por el centro y el otro bifurcado a
ambos lados del anterior. Esto era para evitar
asimetrías por pérdida de potencia o parada de uno de los motores.
De empuje no iba sobrada, pero el ruido debía ser tremendo.
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Para dirigir el monstruo, hasta
un 10% de aire a presión procedente
de los compresores centrífugos se canalizaba por 4 tubos que daban control en cada lado. El piloto se sentaba encima
de todo aquello: el bastidor con los 2 motores a reacción, sus depósitos de
combustible y todo el lío de tuberías.
Otro Nene mostrando los complicados reguladores mecánicos delante de
las tomas de aire protegidas por malla metálica (para impedir la entrada de
cuerpos extraños). Luchon, Francia, 2012.
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Para poder despegar
verticalmente, a pura fuerza bruta,
el empuje de los dos motores tenía que ser superior al peso. Lo era, pero por poco.
Además los turboreactores de aquella época tenían una respuesta muy lenta al
acelerador. Con lo que el manejo era
crítico, aunque mejoraba a medida que se gastaba el combustible (sólo tenía
para unos 15 minutos). Véanlo en acción.
Qué miedo.
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