Muy poco tiene que ver Little Audrey, el avión que hoy cuelga en lugar preferente del techo del Museo de la Experimental Aircraft Association, con el avión de carreras del que procede, el Howard DGA-3 Pete. Pero es una historia muy original, y en muchos sentidos muy yanqui, así que se la resumo. El avión ha tenido tres vidas (¡!).
Benjamín Howard, un sujeto curioso e inquieto del que ya les he hablado, se metió en 1929 en las carreras de aviones y con el ingeniero Gordon Israel diseñó y construyó en unos pocos meses uno de los primeros aviones específicamente pensado para ellas, el DGA-3, que llamó "Pete". Era un chisme diminuto (unos 6 metros de envergadura) que estaba construido alrededor de un motor de Havilland Gipsy (de 90HP teóricos, pero seguro que estaba tuneado) construido en América por Wright.
El nombre es por la mujer de Poberezny. Durante la semana de Oshkosh, uno de los hangares de la EAA que hace de museo se vacía y los aviones se dejan expuestos al exterior. El espacio se utiliza para actos como la cena de la asociación. Para que te inviten tu apellido tiene que ser Rutan, VanGrunsven, Monnet o similar. |
Era muy diferente a Little Audrey: tenía el ala baja y todavía más corta, cables de acero arriostrando por arriba y debajo, el motor en línea puesto hacia arriba delante, la cola diferente y un tren de aterrizaje un poco aparatoso. Si ven fotos de la época da un poco de miedo. Pero el caso es que en las carreras nacionales de Chicago en 1930 ganó un montón de mangas, llegando a los 262 km/h (¡!). Howard decía con sorna que era tan rápido porque se iba como la grasa al limpiarla con "Go Grease", un producto de la época. Para 1931 empezaba a no ser competitivo, así que lo vendió e invirtió los dineros ganados en nuevos diseños.
El avión realmente me gusta más que su predecesor de carreras. Admiro el ingenio para casar las piezas de los diferentes "donantes" y que salga un chisme tan majo. |
Pete pasó a partir de 1932 por varios dueños y carreras, que lo modificaron y reconstruyeron varias veces. Y después vino el parón de la guerra. En 1947, una nueva competición se puso en marcha: el Trofeo Goodyear, predecesora de la actual Formula Uno, en la que había unas nuevas reglas para los aviones más pequeños, que se llamaron "midgets" (enanos). Así que un esperanzado nuevo dueño lo modificó de nuevo con una cabina cerrada y el obligatorio motor Continental C-85. Pasó a llamarse "Baker Special" (el especial de la panadería). No sé en que puesto quedó, pero no entre los cinco primeros (resulta curioso que ganara Buster, que era casi igual de viejo, pero que obviamente iba mejor preparado). Y encima tras las carreras el avión quedó semidestruido en un fuego de hangar.
Así que llegamos a la tercera vida. Uno de los fundadores de la Experimental Aircraft Association, Paul Poberezny, tenía los restos del fuselaje del veterano avión de carreras. En 1953 se puso a construir un nuevo avión utilizando ese fuselaje, al que puso unas alas de Luscombe recortadas, una cola nueva, un motor Continental A-75 de segunda mano y un tren de lámina de acero. Su nuevo "Little Audrey" tenía un planteamiento diferente: ya no era un avión de carreras, sino un chisme de construcción amateur, baratito y sencillo, para divertirse construyendo y volando. Tras muchos años y diferentes manos, el avión fue restaurado en 1991 y se retiró al museo.
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