El Fairey Firefly fue un masivo biplaza naval británico que tuvo que hacer de todo como avión de combate: caza, reconocimiento, ataque, antisubmarino y otros. Un Firefly (luciérnaga, nada que ver con el caza biplano de los años 30 de la casa con el mismo nombre) típico pesaba hasta 7 toneladas máximo al despegue, su motor de 2.300 HP le daba para superar por poco (o no) los 600 km/h, pero eso no era una velocidad operativa real más que en pocas condiciones y óptimas. Piensen más bien con el armamento en hasta 500 km/h y un crucero de unos 330 km/h, con un alcance de unos 1.200 km.
Originalmente uno de los primeros Firefly AS.Mk6, WB518 se construyó en 1950 para la Armada Australiana, como versión antisubmarina con equipo británico, donde estuvo en servicio hasta 1965. Después se pasó de 1967 hasta 1994 como monumento subido a un grueso poste en una glorieta. A continuación lo adquirió un coleccionista americano para restauración a estado de vuelo, larga operación que duró hasta 2002. Desde entonces es un asiduo de las exhibiciones. Vean el aspecto típico que tenían en la guerra de Corea. Oshkosh, USA, 2019. |
Un Spitfire monoplaza con el mismo motor era mucho más ligero (3 toneladas máximo), bastante más rápido en general y en velocidad punta (según versiones, incluso algo más de 700 km/h), y con menos alcance. En general, salvo que el avión naval era sorprendentemente maniobrable (especialmente a baja velocidad), y que estaba muy bien armado (y ambas cosas le permitían “revolverse” en un momento dado), los cazas monoplazas le llevaban considerable ventaja.
¿Por qué entonces hacer un avión más grande, pesado y aparentemente inferior? Pues porque el planteamiento era diferente. Para empezar, estaba pensado para operar desde portaviones, y eso implica cosas como las alas plegables o el tren ancho y resistente. Todo eso pesa más. Sobre todo, estaba el tipo de misiones previstas. Los británicos descubrieron en los años 20 que en cuanto los aviones monoplazas se alejaban un poco de sus portaviones se perdían miserablemente. Así que pronto pensaron en poner un segundo tripulante que se pudiera concentrar en la navegación mientras que el piloto se centraba en volar el aparato y atacar a los malos.
El concepto resultó ser un éxito y de hecho los británicos lo siguieron favoreciendo durante décadas. En sucesivos requerimientos de la marina, los aviones que podríamos simplificar como de ataque aceptaron el aumento de peso y pérdida de prestaciones por llevar un segundo tripulante, a cambio de la ventaja del trabajo en equipo, que además luego se extendió a otras funciones (por ejemplo, de operador del radar cuando se montaron en los aviones). Además, los de la marina no esperaban encontrarse con cazas monomotores terrestres en mitad del mar.
De nuevo WB518 en el aire persiguiendo a un Mosquito. |
El Firefly además tuvo mucho que ver con cómo se desarrollaron los aviones de combate en la propia firma Fairey antes de la guerra. Fairey había hecho muchos aviones para la marina en los años 20 y 30, la mayor parte biplanos tradicionales como el Swordfish. Sin embargo, en 1936 hicieron un monoplano de ataque/bombardero ligero que llamaron Battle, que fue mejorado y adaptado como caza naval polivalente en el siguiente diseño, el Fulmar. El Firefly es el tercer avión desarrollado en esa línea conceptual.
WB518 volando en formación con un Spitfire. Vean el ala elíptica similar, pero con las puntas recortadas. El enorme motor V12 tiene un sonido grave y poderoso. |
El Firefly salió inicialmente con la tira de problemas y tuvo un desarrollo largo y costoso. Aunque el requerimiento original es de 1938 y el avión empezó a tomar forma al año siguiente con nuevas especificaciones, el prototipo no pudo volar hasta finales de 1941, entre otras cosas por el comienzo de la guerra. Aunque obviamente se fijaron en el Fulmar, el Firefly era un avión completamente nuevo, diseñado por un equipo diferente, que llevaba un motor mucho más grande y potente – el Rolls-Royce Griffon, un armamento impresionante de 4 cañones de 20 mm y gracias a la buena aerodinámica y los potentes flaps debía ofrecer muy buenas prestaciones.
Sin embargo, pronto aparecieron los problemas. El primer prototipo se perdió en junio de 1942, matando al jefe de pilotos de pruebas. El almirantazgo británico se encontró con que la renovación de su muy anticuada flota de aviones de combate iba a sufrir un nuevo retraso. La alternativa estaba más verde todavía (Blackburn Firebrand), los americanos se retrasaban con las entregas de su Grumman F4F y en definitiva necesitaban desesperadamente más Hurricane (si no había más remedio) y sobre todo Seafires.
El avión tenía problemas de mando y aquello tardó en solucionarse. Pero mientras tanto habían aceptado unos cuantos aviones de serie que eran como los prototipos (¡!). Que no fueron a unidades de combate, claro. Los aviones mejorados sólo estuvieron disponibles a principios de 1943 (¡!), pero seguían teniendo problemas. Hubo que rediseñar bastantes cosas y los nuevos aviones con las modificaciones no estuvieron disponibles hasta finales de 1943 y en la práctica no se convirtieron en un arma operativa hasta mediados de 1944 (¡!). En total, habían tardado más de 4 años en poner en marcha el avión. Y con una bonita guerra enmedio.
Esta foto de WB518 es interesante porque muestra los enormes flaps Fairey-Youngman, que mejoraban no sólo el despegue y el aterrizaje, además hacían el radio de giro muy pequeño. De hecho, menor que el de un Zero, que se consideraba lo más en maniobrabilidad. |
Más vale tarde que nunca. El nuevo avión pronto se utilizó con éxito, más como avión de reconocimiento y ataque que como caza. Resultó bueno: duro, bien armado, versátil y fiable. En el extremo oriente y pacífico realizó muchas misiones contra los japoneses, incluyendo misiones clave como el ataque a unas refinerías en Sumatra (Operación Meridian).
Es más, con el fin de la guerra los británicos no lo quitaron de primera línea. Se encargaron desde la fase final de la guerra nuevas versiones con radar y otras mejoras, que se utilizarían en Corea y en una variedad de líos coloniales. Además, las marinas de Canadá y Australia se equiparon con portaviones y eligieron Firefly como aviones de ataque y antisubmarinos. A medida que el avión se iba quedando obsoleto se hicieron conversiones a entrenadores de diversos tipos, remolcadores de blancos y directamente como blancos, que tuvieron una variedad de clientes en la postguerra. En general, para finales de los 50 ya se habían retirado, aunque unos aviones holandeses todavía volaron misiones de guerra en 1962. En total se hicieron 1.702, una cifra considerable para un avión relativamente grande y complejo.
De nuevo VH127 mostrando el tamaño relativamente compacto con las alas plegadas. |
Resulta curioso comparar el Firefly con el Grumman F6F Hellcat. Sobre el papel, son muy similares: tamaño, peso, potencia, velocidad máxima y armamento son parecidos. Pero el caza de Grumman tenía otra concepción y se convirtió de hecho en el caza naval de mayor importancia en el Pacífico, consiguiendo la superioridad aérea y contribuyendo decisivamente a la derrota de Japón. Como quedan de ambos algunos en vuelo, no hay que perder la esperanza de darse una vuelta en uno. Pero lo veo improbable.
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