En 1994 empecé a volar de nuevo en ultraligero mientras aprendía a volar a vela. El contraste era enorme.
Tanto en los aviones, como en el vuelo en sí. El Rans S-12 Airaile
es un ultraligero sencillo de tubo y tela. El que yo volaba tenía un motor Rotax 582 de 64 CV. El velero que
volaba en aquel entonces era un Let L-13 Blaník,
que les mostraré en otra ocasión.
Airaile en Villanueva
de Gállego, Zaragoza, 1994. Nuevecito y todavía sin matrícula.
|
El Airaile, en comparación con el velero, era un auténtico ladrillo. Especialmente con dos
personas dependías mucho de la potencia
de motor para volar. Como tiene
un ala de perfil grueso y gran resistencia aerodinámica, y además es muy
ligero, en cuanto cortas gases el avión pierde
velocidad inmediatamente. Hay que picar con determinación para seguir
volando. Con un planeo según la
fábrica de 7:1, no mucho mejor que
una cosechadora... Un Blanik, modesto velero de escuela de los 50, planea 4
veces más.
Prueba en vuelo del
examen de ULM. Haciendo la inspección del avión. Villanueva, 1995.
|
Otro aspecto importante es que tienes el motor "empujando" por encima y por detrás del ala.
Esto le da interesantes características
de vuelo. En la maniobra anterior y volando con potencia, el motor te está
forzando el morro hacia abajo, pero se corrige con el compensador. Al cortar
gases, el morro tiene tendencia a subir, con lo que todavía pierdes más
velocidad. Y si te descuidas, entras en pérdida en cuestión de segundos.
Listo para rodar.
|
Igualmente es interesante
al aterrizar. Supongamos que has compensado el avión para descender con los
gases cortados. Imagina que tienes que hacer motor y al aire. Por ejemplo,
porque te encuentras a la Cofradía del Santo Entierro desfilando por la pista.
En cuanto añades potencia, el motor te pica el avión sin compasión, justo
cuando lo que quieres es levantar el morro. Para no comerte la pista hay que
tirar de la palanca con decisión...
Motor y al aire,
controlando la palanca.
|
Dicho lo anterior, el avión tiene por otra parte muchas bondades. Será
por algo que lleva en producción desde 1990 y que se hayan vendido un montón
(en España hay mas de un centenar). El avión es sencillo, fácil de construir y
cuesta relativamente poco. Despega y aterriza en menos de 100 metros. Aunque la
velocidad no es lo suyo, vuela a 100-120 km/h y la pérdida a poco más de 50.
Teniendo en cuenta lo ya comentado, es bastante fácil de volar. Así que qué más
quieren. Si se animan, se
puede conseguir uno de segunda mano a partir de 6.000 pápiros.
Muchos años después,
el BO8 sigue volando. Campo de vuelo de Bellvei, Tarragona, 2012.
|
Airaile en Coscojuela
de Sobrarbe, Huesca, 2014.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario