La Bücker
Bü 133 Jungmeister debe tener un Coeficiente Molón (CM) de noventa y tantos (CM=0, no mola nada; CM=100,
mola una tonelada). Esto es por las siguientes siete razones, irrebatibles, indiscutibles e irrefutables:
1) Es
biplana.
2) Es
acrobática.
3) Tiene un
motor radial.
4) Está
construida en tubo de acero, madera y tela.
5) Es
bonita.
6) Vuela
fenomenal.
7) Me
encantaría volar una.
La primera Jungmeister
que vi. Imperial War Museum, RAF Duxford, Inglaterra, 1993.
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La Jungmeister
es la versión monoplaza y mucho más potente (gracias al motor de 160 CV) de la Bücker 131 Jungmann. En su momento debió de ser la leche: pequeña (sólo mide 6,6 m de
envergadura), ligera (425 kg) y con generosas superficies de mando (tiene
alerones en los dos planos, más dirección y profundidad considerables).
Una réplica de Jungmeister construida en 1999 que da el pego. Lleva el
motor radial de 7 cilindros al aire. Fíjense en las dimensiones compactas y
reducidas del avión. La Ferté Alais, Francia, 2014.
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Durante muchos años fue el avión acrobático por excelencia, desde su primer vuelo en 1935
hasta los años 60. Sigue siendo aún hoy un avion acrobático impresionante, que
además de ser ágil y sensible a los
mandos, dicen que es muy fácil de volar.
El carenado
característico con las jorobas para los 7 cilindros. La EC-ALP de Aresti, de
nuevo en vuelo en la Fundación Infante de Orleans. Cuatro Vientos, Madrid,
1998.
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La Jungmeister es conocida por una maniobra concreta: el tonel rápido
o flick roll (o también snap roll para los yanquis). Esta maniobra es una brutalidad: consiste en hacer entrar en pérdida el o los planos
de un lado a gran velocidad, con lo que se produce una violéntísima rotación del avión. No tiene nada que ver con otros
toneles que se guían en todo o en parte con los alerones. No. Aquí lo que se
hace es meter el avión con profundidad y dirección en una barrena de una vuelta, desde vuelo rápido horizontal. ¿No me creen?
Vean una Jungmeister en
ello... y pónganse en el lugar del piloto. Bien, pues la Jungmeister al
parecer puede hacer de manera predecible estos toneles y salir siempre en la posición deseada, con lo que varios pilotos se
han atrevido a hacerlos pegaditos al suelo. Con un par.
Uno de ellos fue José
Luis Aresti Aguirre, un piloto excepcional de Bilbao (anímense y hagan sus propios chistes) que hacía
exhibiciones con la Jungmeister EC-ALP, uno de los
primeros aviones de la Fundación Infante
de Orleans. Al Sr. Aresti le debemos, además de su experta acrobacia, la
invención en 1964 del Código
Aresti, una notación estandarizada y precisa para representar figuras
acrobáticas, que utiliza hoy todo quisqui en acrobacia.
A estas alturas Vds. ya tienen claro que me encantaría volar
una. Dos pequeños inconvenientes: soy un poco viejo para empezar a hacer toneles
rápidos, y bueno, no
tengo los 220.000 euracos. Aunque estoy pensando en vender uno de mis riñones.
Otra Jungmeister en la
Ferté Alais. Son aviones raros, muy preciados y por tanto valen un congo.
Francia, 2014.
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Esta Jungmeister se construyó en Altenrhein (Suiza) para su fuerza aérea en 1937 y estuvo volando hasta 1968. Ahora está colgada en el vestíbulo del Flieger Flab Museum en Dübendorf. Suiza, 2018. |
Esta réplica de una Jungmeister la construyó un militar yanqui llamado Samuel Burgess en 1967. En 1970 hizo un tour por los 50 estados del país (¡!) y finalmente la donó a la EAA. Lleva un motor Warner Super Scarab. USA, 2019. |
En el Museo de la Experimental Aircraft Association de Oshkosh en Wisconsin tienen esta Bücker original de 1935 aunque con motor Warner americano. Aseguran que es la de José Luis Aresti, y que se la compró para restaurar un tal Mike Murphy en los años 60. Si embargo, los de la Fundación Infante de Orleans aseguran que la tienen ellos (se supone que es la que les he mostrado más arriba). ¿Alguien me puede explicar qué versión es cierta? USA, 2019. |
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