En el difuso espacio gris que ocupan los misiles entre los aviones y los cohetes, éste todavía tiene algo reconocible de los primeros, como un fuselaje, alas y estabilizadores. El Bristol Bloodhound (sabueso) fue un misil británico de los años 50, el arma principal de defensa frente a los bombarderos soviéticos, en el caso de que fallaran los interceptores, hasta que en 1991 desapareció la URSS.
Les gusten o no los logros tecnológicos y aeronáuticos conseguidos en la guerra fría (en general pienso que estaban trastornaos), el chisme es simplemente espectacular. Resumiendo, en un cilindro acabado en punta llevaba un cabeza de alto explosivo y un sistema de guiado por radar. En la parte de atrás, dos estatoreactores que le daban la velocidad de crucero, cosa de Mach 2,2 o más. Y para lanzar aquel chisme de unas dos toneladas, usaban 4 cohetes de combustible sólido.
La aceleración da miedo. Cuando dejaba el lanzador iba a unos 650 km/h. Unos metros más adelante, a la velocidad del sonido. A los 3 segundos (¡!) del lanzamiento, los estatoreactores están a pleno funcionamiento y el misil supera de largo mach 2. El resto era seguir durante 50 a 150 km, según versiones, hasta encontrar el avión soviético y explotar.
¿Les parece de novela? No. Es muy real. Se probaron y les atizaron - directamente, no por proximidad - a blancos que iban a 15.000 metros (¡!). Da miedo pensar qué usan hoy.
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