miércoles, 14 de noviembre de 2018

Stranraer

Supermarine y el propio Reginald Mitchell desarrollaron la fórmula del hidrocanoa biplano durante años. El último que consiguieron colar a la Royal Air Force fue el Stranraer (por una pequeña ciudad de Escocia), que era un Southampton mejorado y más potente. El primero voló en 1934.

Sólo queda un Stranraer completo. Es uno de los que se construyeron en Canadá. Sus motores originales Bristol Pegasus de 920 CV fueron reemplazados en la posguerra por motores yanquis Wright de 1200 CV. Al parecer esto mejoraba mucho el avión. Si es que no hay nada como ir sobrao de caballos. Museo de la RAF, Londres, 1993.

El chisme ya era un anacronismo. La era de los biplanos entelados y arriostrados por cables estaba terminando. Aunque estuvieran ya pasados de moda, el caso es que el avión mola cantidad. La aviación estaba cambiando drásticamente en los años 30. Los monoplanos metálicos acabarían por dominar todo: el hidroavión Catalina yanqui voló al año siguiente, y la propia Supermarine iba a tener en el aire el famoso Spitfire sólo dos años después.

Veinticinco años después el Stranraer sigue exactamente en el mismo sitio, sólo le han colocado un coche de época bajo un plano. Londres, 2018.

El Stranraer además no resultó tan bueno como el Southampton. Las tripulaciones no le tenían mucho cariño, el avión recibió la tira de apodos más o menos despectivos. El que más me gusta es "cagadero silbante" (whistling shithouse). El agujero daba directamente al aire, y al levantar la tapa en vuelo hacía un ruido fenomenal. Aparte de ventilarte sin piedad los bajos, supongo.

Para sacar y meter el avión del agua se montaba un tren especial con ruedas. Vean la construcción metálica. Los motores estaban en los planos superiores para alejarlos lo más posible del agua. Vean la escalera para subir al de babor.

Sólo se hicieron 17 para los británicos, y 40 para los canadienses. Los británicos recibieron los suyos a partir de 1937, pero fueron retirados en 1941. Los canadienses sin embargo estuvieron volando toda la guerra y algunos fueron vendidos después para uso civil, donde operaron hasta los años 50.

La típica construcción biplana necesitaba montantes y cables de acero para absorber las cargas positivas y negativas de los planos. Fíjense que el flotador sólo está suspendido de un par de montantes, pero asegurado por una maraña de cables.

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