En 1954, si querías volar a 650
km/h las opciones eran pocas: o eras
piloto de caza, o te estaban
entrenando para serlo. Es verdad que existía una tercera opción: volar en
un de Havilland
Comet. Pero este avión llevaba muy poco tiempo en servicio y además ese
año se produjeron varias catástrofes que pararon los vuelos. Luego hasta
bastante más tarde, esas velocidades eran cosa de unos pocos militares.
El Morane-Saulnier
MS-760 Paris que voló aquel año era una propuesta realmente radical: un pequeño avión de 4 plazas con dos turboreactores. Además de volar a esa
(para entonces) impresionante velocidad máxima, era acrobático, estaba presurizado
y hasta tenía aire acondicionado.
Realmente no había nada ni remotamente parecido en prestaciones para llevar a 4
tipos por el aire.
Bastante hecho polvo. El nº 46 en la colección del Chateau de Savigny-les-Beaume. Francia, 2014. |
La idea surgió de un fracaso previo. Morane-Saulnier había
concursado sin éxito con un entrenador
biplaza lado a lado para la Armée de l'Air, el MS-755 Fleuret (florete).
Los militares prefirieron (probablemente con razón) el competidor Fouga Magister. Los de Tarbes
porfiaron, se les ocurrió poner otra fila de asientos, y voilà, hemos inventado el
primer jet ejecutivo.
La Marina francesa mantiene en vuelo uno de sus Paris, volando aquí en formación con un Rafale y un Super Etendard. La Ferté Alais, Francia, 2014. |
Malheureusement no tuvo el
éxito esperado. Aunque hubo un interés
real de venderlo en Estados Unidos, fueron fundamentalmente los militares franceses (más los argentinos y
brasileros) los que lo utilizaron. Y también algunos millonarios, el Shah
de Persia y Hassan II, que tuvieron sus juguetes privados y por tanto se
cuentan entre los primeros en volar en jet privado...
El Paris que tienen en Aeroscopia está restaurado e impecable. Como otros muchos aviones de este estupendo museo procede en realidad de la colección Ailes Anciennes Toulouse. Francia, 2015. |
Es todavía hoy de lo más original: aunque hay la tira
de avionetas de hélice de 4 plazas, los reactores así son rarísimos. Me parece
un aparato de lo más innovador, y
además elegante. Y eso que tiene
todavía alas rectas y ese aspecto redondeado de los 50. Se
hicieron poco más de 200, de los que quedan hoy en vuelo unos cuantos.
El Paris del Museo Clement Ader está pendiente de restauración. Lyon, Francia, 2018. |
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