Esta fina obra de ebanistería que les muestro es el fuselaje (o el casco) de
un Supermarine
Southampton, un monumental hidroavión
bimotor de los años 20 británico. Eran realmente grandes: 22 metros de envergadura, más de 6 metros de alto y casi 7
toneladas de peso. Para que el monstruo aéreo y marino volara llevaba dos motores de 500 CV.
Aunque mucho más conocido por el Spitfire y varios afilados hidroaviones monoplanos de la copa Schneider, el ingeniero
Reginald
Joseph Mitchell sobre todo hizo hidroaviones
biplanos. Y de hecho fue el Southampton el que sacó a la compañía Supermarine de un segundo plano a estar
entre las industrias aeronáuticas potentes de Inglaterra. Lo de Supermarine se le puso como opuesto a Submarine, para hacer énfasis en el aspecto
de volar sobre el agua.
El Southampton se convirtió en el
hidroavión "grande" estándar
de la Royal Air Force y rápidamente se hizo famoso porque se organizaron varios vuelos de larga distancia. El
más famoso fue el vuelo del lejano
oriente: cuatro Southampton volaron de 1927 a 1929 desde el sur de
Inglaterra hasta dar la vuelta a Australia
y las Filipinas, para finalmente
quedar estacionados en Singapur.
En la restauración entre otras cosas se sustituyeron 70.000 tornillos
de latón. El "pozo" delantero llevaba el observador, se podía montar
una ametralladora.
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La RAF utilizó estos aviones hasta mediados de los 30. Los primeros,
hechos totalmente en madera, fueron enseguida sustituidos por versiones con
fuselaje de duraluminio, mucho más
ligeras. Posteriormente también hubo versiones con las alas de metal. Se
hicieron 83 de estos tremendos, arcaicos
y lentos cacharros (¡la velocidad máxima era sólo 153 km/h!), que sin
embargo volaban al parecer bien y eran
muy marinos.
El Napier Lion me parece uno de los motores más originales de todos los tiempos.
Tiene 12 cilindros, pero en 3 bancadas de 4. Es como si a un V8 le hubieran
puesto otros 4 cilindros en medio. Con características muy avanzadas (doble
árbol de levas en cabeza y 4 válvulas por cilindro), la versión instalada en el
Southampton era "moderada": sólo 500 CV para 24 litros. Las versiones
de récord para aviones, coches y lanchas llegaron a los 1.350 CV.
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La historia
de este avión en concreto es curiosa. Es uno de los primeros que se fabricó y
estaba hecho en madera. Se entregó a
la Royal Air Force en 1925 a una unidad de reconocimiento costero en el
sur de Inglaterra. El avión estuvo volando hasta que en noviembre de 1928 un vendaval hizo que rompiera amarras y se estampara contra un
rompeolas.
Los dos pilotos iban al aire en cabinas abiertas con parabrisas en uve
muy crudos. Vean el enorme volante de mando que accionaba directamente elevador
y alerones.
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Los restos, sin alas ni cola,
fueron vendidos y convertidos en una casa
flotante, algo común en Inglaterra. Se instalaron puertas y ventanas, y se
adaptó el interior con mobiliario. En los siguientes 38 años fue cambiando de
dueños hasta que finalmente lo adquirió el Museo
de la Royal Air Force en 1967. Primero empezaron por secarlo (¡!). Tras una
restauración que duró más de 10 años se puede ver hoy en el Museo de la RAF en
Londres.
En la restauración se dejó sin cubrir una parte de las cuadernas y
largueros del fuselaje, para ver la construcción. Los carpinteros que hacían
estos aviones debían ser habilísimos.
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