En los años 20 y 30 del siglo pasado los aviones de carreras, fundamentalmente yanquis, pero tambien europeos, solían dejar a los aviones de caza de su época a la altura del betún, corriendo lo mismo o más con motores mucho más pequeños. Es verdad que eran chismes muy especializados y extremos, pero impresionan. De hecho, estaban preparando el siguiente cambio importante en la aviación: el monoplano con tren retráctil y ala en voladizo.
El Rider R-5 en el Museo de la Experimental Aircraft Association. Vean el capó muy ceñido al motor de 6 cilindros en línea invertido y la pinta general de carreras. Oshkosh, USA, 2019.
Keith Rider, hoy muy poco conocido, se hizo sin embargo un nombre en el mundo de las carreras de aviones yanquis en los años 30. Esencialmente el mismo diseño básico, sus aviones R-1 a R-6 eran pequeños, de ala baja, habitualmente tren retráctil, y con alguna excepción llevaban un motor Menasco de 4 o 6 cilindros en línea (Pirate el de 4 y Bucaneer el de seis) con el que corrían mucho.
En su vida de competición el avión llevó el nº22. Inicialmente pintado en color crema, se conserva con el esquema negro y crema de 1939. Vean la liebre pintada en la cola.
Su diseño puede que más afinado, el R-4 "Firecracker" llevaba un motor muy tuneado dde 6 cilindros, algo más de 8 litros y puede que unos 400 HP. Esto le dio en las carreras nacionales de 1939 para superar los 440 km/h, aunque quedó segundo (¡!).
El R-5 era prácticamente igual, aunque con las alas más largas y algo más pesado. Inicialmente Elmendorf Special (por su piloto) en las carreras de 1936 y luego Jackrabbit (un tipo de liebre americana) en las de 1938 y 1939, tuvo menos éxito, pero era capaz de supèrar los 360 km/h.
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