Los autogiros se crearon en los
años veinte y llegaron a ser realmente viables y útiles en los
años 30. Y luego la aviación se
olvidó de ellos. Se incorporó el invento clave del rotor articulado al desarrollo de los helicópteros, y en general dejaron de hacerse, con algunas
excepciones. Las dos más notables fueron los pequeños y sencillos autogiros Bensen yanquis de los 50, y los Wallis británicos de los 60, pero se
quedaron más bien en una curiosidad.
DTA (Delta Trikes Aviation) empezó con
los ULM pendulares, y sigue haciendo una amplia familia de ellos. Desde 2010 ha
incorporado este bonito autogiro a su gama. En AERO, Friedrichshafen, Alemania,
2016.
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Esto ha cambiado por completo en
los últimos 20 años. En la actualidad hay un interés renovado por los autogiros, y lo curioso es que se ha dado
dentro de la aviación
deportiva ligera. Ahora hay unos autogiros chulísimos. Por ejemplo
éste: el DTA J-Ro es un biplaza en
tándem francés que me parece de lo
más elegante.
Lleva el inevitable Rotax, que puede ser 912 ULS (100 HP) ó 914 UL (115
HP).
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Según el fabricante, vuela a 150
km/h de crucero y aterriza en 20-30 m. Tiene una cabina con un par de enormes
puertas laterales (puede volar sin ellas, en plan cabrio) y ocupa muy poco
sitio en un hangar. Un pequeño inconveniente son los 75.000 pepinos o más que
piden por él, pero la verdad es que mola.
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