viernes, 7 de septiembre de 2018

Fury

¿Qué avión es este? ¡Un North American F-86 Sabre!, dirán probablemente muchos de Vds. Pues... no exactamente. Es un North American FJ-3 Fury, una versión del Sabre pensada para volar desde un portaviones.

Salvo por las alas plegables la verdad es que resulta difícil distinguirlo de un Sabre. Un FJ-3 en el hangar del portaviones USS Intrepid, avión que de hecho llevaba en los años 50. Nueva York, USA, 2015.

El origen del avión fue la desagradable sorpresa que se llevó la marina yanqui en Corea: los commies (comunistas) volaban unos muy rápidos y letales MiG-15. Que no sólo eran muy superiores a los cazas de hélice que tenían en servicio, sino lo que era mucho peor, también lo eran a los reactores que todavía no habían entrado en servicio, como el Vought Cutlass o el Grumman Gougar.

El FJ-3 Fury era más rápido y subía mejor que casi todos los Sabre, gracias al motor británico más potente. Cuando no se paraba en los despegues con catapulta o saltaba algún álabe de la turbina, pequeños fallos que sucedían de vez en cuando.

Con un poco de pánico, la marina decidió adaptar a toda prisa el caza de la Fuerza Aérea F-86E Sabre, que al menos estaba más o menos a la par con el MiG-15. Le pusieron alas plegables, una pata de morro más alta, gancho de apontaje y poco más. El resultado voló en 1951, el FJ-2 Fury, que mantuvo el nombre del muy diferente FJ-1 Fury (Este primer Fury era, simplificando, un P-51 Mustang a reacción).

La cabina sobresalía más que en el Sabre para dar más visibilidad en la aproximación.

Como era de esperar el avión resultó malo: pesado, frágil y poco maniobrable a baja velocidad. A esas alturas los listos de la marina deberían haber caído en que hacer un avión para operar desde un portaviones requería un diseño específico. Así que los pocos que se construyeron se los dieron a los marines. Y mientras desarrollaron una versión mejorada, el FJ-3 Fury.

El mecanismo de plegado de las alas y las otras modificaciones hicieron que el caza naval fuera unos 500 kilos más pesado que el de tierra.

Para el nuevo caza utilizaron una copia del reactor británico Armstrong Siddeley Sapphire, más potente, alas nuevas y muchas mejoras. No es que fuera perfecto, pero la marina estaba más o menos satisfecha: se hicieron más de 500 y estuvieron en servicio de 1954 a 1962, mientras iban apareciendo cazas navales yanquis mucho mejores. El apabullante Phantom II, ya en otra liga, apareció en 1958.

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