Este británico es un tipo
realmente fuera de lo común. Entre
octubre de 2001 y agosto de 2002, voló
de Oxford (Inglaterra) a Sidney (Australia) con una amiga, en un avión de construcción amateur hecho por
él, un Rand
Robinson KR-2.
No debió ser suficiente. Años después, en
el otro KR-2 ¡que hizo a la vez que el anterior!, intentó dar
la vuelta al mundo. Salió de Inglaterra en 2014, cruzó el Atlántico por Islandia, Groenlandia y Canadá, cruzó
Estados Unidos, subió por la costa del Pacífico hasta alcanzar Alaska, pasó a
Siberia, bajó por la costa hasta llegar a Japón... y ahí se estrelló en un campo de golf en
julio de 2017. Por un inoportuno fallo
de motor. Se partió la columna, pero vivió para contarlo, y quién sabe qué
nuevos viajes intentará.
Y todo esto por su cuenta, sin
apoyo de ningún tipo.
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