lunes, 15 de mayo de 2017

AERO - Friedrichshafen

(1) Spotters

Este año he vuelto a Friedrichshafen a ver la feria de la aviación AERO, una gran muestra de aviación no militar y no comercial. La feria es interesantísima. Pero lo que no es la feria, también. Durante 4 días pasan por el aeropuerto literalmente miles y miles de aviones, lo que es un espectáculo por la variedad y la cantidad.

Un spotter con unos prismáticos enormes y su libreta de matrículas.

Porque allí hay de todo. Mezclados con algunos vuelos comerciales un enjambre de ultraligeros, avionetas, motoveleros, jets privados y helicópteros despegan o aterrizan constantemente. Para añadir emoción, varias veces al día un dirigible se pasea parsimoniosamente por el cercano lago Constanza y sobrevuela el aeropuerto. Todo este tráfico aparentemente no supone ningún problema... algunos podrían aprender.

Grupo de spotters en acción.

La increíble diversidad de aeronaves atrae una gente muy curiosa: los spotters o cazadores de aviones. Yo creía pertenecer a esta tribu. Pero aquí me he encontrado a auténticos profesionales. Y estoy lejos de llegar al nivelazo que he visto.


Mr. and Ms. Spotter con sus grandes teleobjetivos.

El auténtico spotter es un tipo (hay mujeres, pero no muchas) armado con su equipo (bi o monoculares potentes para mirar, cámaras - varias - con grandes y caros teleobjetivos para fotografiar, libreta para apuntar y equipo de supervivencia en función de la situación: gorro, impermeable, agua, galletas...) que se dedica a localizar, fotografiar y registrar cualquier chisme aéreo que aparezca.

El equipo básico de un spotter.

Esto llega a niveles un poco obsesivos: absolutamente todos los aparatos, aunque sean del mismo tipo son fotografiados y sus matrículas cuidadosamente apuntadas. De hecho si alguno se pierde una, otro rápidamente se la proporciona amablemente.

Un spotter apuntando la última matrícula vista.

El spotter es paciente, sufrido, sistemático y prácticamente incansable. Patrulla el perímetro del aeropuerto para no perderse ningún avión aparcado. Localiza los sitios favorables y allí se pone durante horas seguidas a cazar. Hay de muchos sitios, pero es sorprendente la cantidad de británicos que se dedican a esto.

Un spotter británico.

Se puede hablar con un spotter. Son educados, amables y saben la tira. Yo creía que entendía de aviones. Jah. Ni puñetera idea. Un spotter genuino conoce inmediatamente cualquier avión, de qué serie, qué modificaciones y mil cosas más. Pero cuando un nuevo avión aparece, no moleste.



Algunas presas de los spotters: una Cessna Corvalis se dirige a cabecera, un Dornier 328 despegando y un vistoso North American T 28 dando envidia.

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