El Westland Lysander es un avión extraño. Con esa pinta rara que tienen tantos aviones ingleses. Desde las alas quebradas y largas, que parecen en gaviota pero que no lo son, pasando por el enorme tren de aterrizaje carenado, hasta el gran fuselaje con su considerable motor radial Bristol Mercury de 9 cilindros. Con semejante tamaño (mide casi 4,5 metros de alto), peso (casi 3 toneladas máximo) y potencia (unos 900 HP) decepciona un poco comprobar que sólo lleva 2 personas y que la velocidad máxima son unos no muy impresionantes 340 km/h.
Arriba, el Westland Lysander de la colección Shuttleworth G-AZWT. Es de 1942 y fabricado en Canadá, aunque está pintado de negro y con las insignias del de Peter Vaughan-Fowler, el piloto que más operaciones especiales hizo en la guerra. En el aeródromo de Old Warden, Inglaterra, 2018. Abajo, el Westland Lysander G-CCOM es el único hecho en Inglaterra que queda en vuelo. En la Ferté Alais, cerca de París, Francia, 2024. Sólo hay 3 Lysander en vuelo de los 1.786 fabricados (hay otro Lysander en vuelo en Canadá), aunque hay otros dos en restauración a estado de vuelo. |
El avión se pensó para algo que los británicos de los años 30 llamaban "cooperación con el ejército". ¿Qué era eso? Hacer un poco de todo: señalar blancos para la artillería, enlace, reconocimiento y hasta apoyo aéreo cercano (un eufemismo que consiste en bombardear y ametrallar a los enemigos que están cerca de los tuyos sin dar a estos últimos, claro). Era un poco la evolución de los "cometidos generales" para los que la propia Westland había creado el Wallace previamente.
Arriba, el primer Lysander que vi en el Museo de la Real Fuerza Aérea en Hendon. Es de 1940 y tuvo una vida ajetreada, volando misiones de patrulla costera y es posible que de operaciones especiales. Londres, Inglaterra, 1993. Abajo, 23 años más tarde el avión estaba desmontado pero con la misma pinta. Actualmente está pintado de otra forma. |
El Ministerio del Aire hizo en 1934 un concurso con un conjunto de especificaciones para el avión, en que participaron varios fabricantes. El ingeniero de Westland Arthur Davenport se lo curró a fondo, dedicando bastante tiempo a preguntar a los pilotos de la Royal air Force (RAF) qué necesitaban (no al ejército, ver más adelante). Llegó a la conclusión de que mucha visibilidad, buen manejo a baja velocidad y despegue y aterrizaje cortos (STOL). También llevaba armamento ligero de una manera muy original: cada carenado del tren principal montaba en su parte de arriba una ametralladora de 7,7 mm y además se podían montar en ese sitio unas curiosas mini-alas con soportes para llevar 8 bombas pequeñas de 40 libras (18 kilos) o dos de 250 libras (110 kg).
Vean las extrañas alas para llevar bombas (de pega en este caso) en el tren de aterrizaje. La Ferté Alais, Francia, 2024. |
Las alas, que recuerdan a las de los veleros de la época (¡!), estaban montadas por encima de la cabina para que el piloto pudiera ver bien hacia abajo. Son muy raras, con forma y características complicadas. Pero hay motivos. Tienen muy poca cuerda en la unión con el fuselaje para aumentar la visibilidad en los virajes. Sin embargo, hacia la mitad de envergadura tiene mucha más cuerda y espesor, y disminuye de nuevo hacia el marginal, para mejorar la maniobrabilidad a baja velocidad. Finalmente tienen slats y y flaps automáticos, la característica que me parece más original, lo que le permite tomar y despegar en sitios cortos y malos.
G-CCOM en vuelo mostrando su pinta peculiar. Aunque no lo parece, los largueros principales de las alas son completamente rectos. Restaurado recientemente, está basado en el sur de Inglaterra. |
Detengámonos un momento en los slats y flaps: efectivamente, el piloto no los acciona, salen ellos solitos (¡!). Aunque sí puede bloquearlos una vez fuera. Los slats de dentro (como todos los slats, por ejemplo los de una Rallye) salen a medida que aumenta el ángulo de ataque y baja la velocidad, pero lo innovador es que están conectados con los flaps para que salgan también (¡!). Los slats de fuera salen independientemente.
En el Museo del Aire y del Espacio de Washinton tienen un Lysander hecho en Canadá de 1942. Vean los slats y flaps extendidos. Centro Udvar-Hazy, Estados Unidos, 2015. |
El primer Lysander (por Lisandro, el militar espartano del siglo V AC que derrotó a los atenienses) voló en 1936, y para cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial en 1939 la Royal Air Force tenía varios escuadrones equipados con el avión. Así que cuando Alemania invadió Francia en 1940 y los británicos mandaron alli su Fuerza Expedicionaria (del ejército), se mandaron algunos escuadrones de Lysander para las tareas de cooperación previstas. Bueno, pues les dieron palpelo: los lentos y grandes aparatos eran presa fácil para los mucho más rápidos cazas nazis. Se perdieron 118 de los 175 enviados.
En el Imperial War Museum de Duxford tienen un Lysander de 1940 pintado también de negro de operaciones especiales. Vean los grandes carenados sin tapar con las ruedas al aire. Centro, detrás se ve un de Havilland Tiger Moth. Inglaterra, 2018. |
Pero es que además los del Ejército estaban que trinaban y pensaban que el avión no valía para nada: eran demasiado rápidos para dirigir la artillería, demasiado lentos y poco maniobrables para escapar de los cazas, demasiado grandes para pasar desapercibidos en los campos, no eran buenos para suelos blandos y lamentaban que nadie les hubiera preguntado (¡!). No sé qué pensaría el pobre Mr. Davenport después del esfuerzo que había hecho. Resulta curioso que lo que realmente necesitaban y que en la práctica funcionaron mucho mejor eran avionetas mucho más sencillas, ligeras y maniobrables.
Además las cosas se habían puesto realmente feas para los británicos tras la derrota de Dunquerque, con una amenaza de invasión nazi encima. Había que aprovechar lo que tenían, y pusieron a los Lysander a volar patrullas costeras y si se producía la invasión, bombardear y ametrallar en las playas. Algunos se utilizaron para rescate marítimo, lanzando balsas inflables a las tripulaciones derribadas en el canal.
Alas raras, vuelo estupendo. Es improbable que Vds. o yo volemos en uno (vean que hay un suertudo en la cabina trasera, mirando hacia cola), pero pueden leer cómo vuela. |
Aquí podía haber terminado la historia del avión. Curiosamente, fue a continuación cuando encontró su verdadero nicho y por lo que realmente se le recuerda: las llamadas operaciones especiales, que consistían en llevar y traer "agentes especiales" (espías, vamos) en la Francia ocupada, colaborando con la resistencia francesa (¡!). Para esto resultó ser bueno: volando de noche y sin equipo de navegación (es decir, a base de mapa y brújula, sobrevolando referencias conocidas) los Lysander transportaron a 101 agentes de ida y 128 de vuelta hasta la liberación de Francia en 1944.
Échenle imaginación. En una noche con algo de luna (se necesitaba un poco de luz para poder hacer la navegación) sales del sur de Inglaterra, cruzas el Canal de la Mancha, te adentras en la France, localizas el prau, te dan la señal Morse convenida por radio, te pones en final y enciendes las luces, aterrrizas, un tipo se monta a todo correr en la cabina de atrás (naturalmente con valiosa información militar nazi y gracias a la escalera fija que se montó en lateral izquierdo del fuselaje específicamente para eso), das la vuelta, despegas y sales pitando. ¿Película de aventuras? No. Así fueron.
Arriba. El Lysander de la colección Shuttleworth pintado de negro - para no ser visto de noche, claro - como los de operaciones especiales de la guerra. Vean la escalera para acceder a la cabina de atrás, donde podían ir uno o dos tipos (muy apretados). Vean también el gran depósito de combustible auxiliar para aumentar la autonomía. Los Lysander de operaciones especiales no iban armados. Abajo, el panel de instrumentos. Vean las flores de lis en el lateral, indicativas del número de misiones secretas realizadas en Francia. La restauración de este avión es en sí misma una historia interesante. Aeródromo de Old Warden, Inglaterra, 2018. |
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