miércoles, 14 de agosto de 2024

Delfín (1)

Ir a Delfín (2)

 


En la Guerra Fría, el Oso Soviético dejó que "sus" países europeos del este, los que no estaban directamente integrados en la URSS - lo de la "propiedad" era muy real, tuvieran cierto margen en las industrias aeronáuticas. Eso hizo que fundamentalmente polacos y checos, menos los rumanos y menos todavía los alemanes orientales, húngaros y búlgaros, tuvieran la oportunidad de diseñar y fabricar aviones.


En 1993 visité el Museo del Aire de Bruselas y pude ver por primera vez un montón de reactores de la guerra fría, tanto occidentales como soviéticos. De izquierda a derecha y de arriba a abajo, un Lockheed T-33, un Fouga Magister, un Aero L-29 Delfín, un Saab Draken y un FIAT G-91.

 

En ningún caso crear aviones de guerra de primera línea, claro. Pero sí construir con licencia aviones rusos de combate y hacer cosillas de segundo nivel, como helicópteros utilitarios, transportes, veleros o entrenadores. La antigua Checoslovaquia destaca en se sentido porque entre otros logros se hizo prácticamente con la construcción de entrenadores militares a reacción para todo el bloque soviético y países alineados, con dos diseños básicos, el Aero L-29 Delfin y su sucesor mejorado Aero L-39 Albatros.

 

Este deteriorado Delfin, ex-alemán oriental aunque no tiene insignias, estaba en el Luftwaffenmuseum. Berlín, Alemania, 2008.

 

Estos aparatos se pensaron y se fabricaron, a una escala sin precedentes, en la empresa Aero Vodochody, de Praga, con una larga historia desde que se fundó al terminar la Primera Guerra Mundial y que continúa en la actualidad. Resulta curioso que los ruskis decidieran a finales de los 50 hacer un concurso para todo el bloque soviético para un nuevo entrenador a reacción que sustituyera a los de motor de pistón. Y más todavía que ganara el diseño checo, sobre el polaco (PZL TS-11 Iskra) y más aún sobre el ruso (Yakovlev Yak-30) (¡!). Al parecer aquí no había proteccionismo sino realmente que ganara el mejor.

 

En la extensa colección del Chateau de Savigny-les-Beaune hay un L-29 checo. Vean que esta versión tiene depósitos de punta de ala. Francia, 2014.

 

Los ingenieros Z. Rublič y K. Tomáš pensaron un avión que permitiera desde el entrenamiento básico al avanzado. Te enseñaban a volar en el avión, ibas progresando, y lo siguiente era pasar a aviones de primera línea, como un MiG-21 (¡!). Además el avión debía ser relativamente sencillofácil de construir y de mantener. Y está claro que lo consiguieron, el avión fue un indudable éxito.

 

Estamos en yanquilandia y los que pueden vuelan en reactores privados. Delante, un Delfín checo con matrícula N129BS, de 1967. Vean los característicos aerofrenos en el fuselaje trasero. Detrás, un Douglas TA-4 Skyhawk biplaza de entrenamiento. Oshkosh, USA, 2019.

 

Puede parecer casi obsoleto con sus alas rectas, mandos manuales y comportamiento en general dócil y predecible. Pero hay ventajas: por ejemplo, puede volar desde pistas no asfaltadas (¡!). Y aunque tiene un turboreactor de flujo centrífugo "anticuado" (un diseño checo - Motorlet M-701 - de unos 800 kilos de empuje), el caso es que con 3.665 aviones fabricados y un impresionante historial de seguridad hay mucho de lo que presumir. Creo que sólo el Lockheed T-33 y el MiG 15-UTI se han fabricado más.

 


Arriba y abajo un L-29 Delfín en vuelo acompañado de tres de sus sucesores L-39 Albatros. Oshkosh, USA, 2019.

 

El pirmer avión voló en 1959 con un turboreactor inglés de flujo axial Armstrong Siddeley Viper, pero a partir de ahí utilizaron el motor checo. En 1961 ganaron el concurso (cosa que sorprendió a muchos) y a partir de 1963 se puso en producción masiva durante 11 años, hasta 1974. La mayor parte fueron a la Unión Soviéticacosa de 2.000, un montón a los países del este (salvo a Polonia, que prefirió seguir con su Iskra y les dejaron) y bastantes a "países afines" en Asia y África. Muchos se utilizaron hasta los años 2000, aunque el heredero Aero L-39 Albatros que se introdujo a principios de los 70 le fue progresivamente sustituyendo.

 


En el Technik Museum de Espira hay un L-29 Delfín checo colgado del techo. Alemania, 2019.

 

En un fenómeno similar a otros aviones de la era soviética, muchos Delfines (creo que casi nadie utiliza el nombre OTAN Maya) han terminado en manos occidentales como aviones de exhibición, de carreras, o de lisa y llanamente divertirte si tienes la pasta para comprar y mantener uno. Porque los hay a la venta, claro, y también hay empresas que te pueden dar un paseo.

 

Rodeado por la izquierda de un MiG-21 (vean el característico cono afilado verde la toma de aire) y por la derecha de un MiG-15, se puede ver un deteriorado delfín sin las secciones exteriores de las alas. Bad Ischl, Austria, 2021.

 

Este aparato fácil de reconocer se juzga en muchos sitios como más bien limitado, anticuado y en general con pocas prestaciones. Pero hay que decir que hizo muy bien su función. Y lo de poca chicha es relativo. En general vuela como un caza de la Segunda Guerra Mundial: puede ir a más de 600 km/h (¡!). De hecho, volar en uno es impresionante, como les contaré en la siguiente entrada.


Ir a Delfín (2)

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