El Aero L-39 Albatros
tiene poco de tal: es un afilado y bonito reactor biplaza con alas rectas y pequeñas. Se diseñó inicialmente
en los años 60 en la antigua Checoslovaquia
para servir de entrenador de pilotos de
caza. Por ejemplo: el futuro piloto empieza en un Yak
52, luego sigue en un Albatros
y después pasa a un MiG 21. El primer vuelo fue en 1968, y desde principios
de los 70 prácticamente todos los países
del Pacto de Varsovia y otros muchos de su órbita lo utilizaron como
entrenador militar.
Con lo que se han hecho un
montón. Según las fuentes, alrededor de 3.000. Para Checoslovaquia,
claro, pero una barbaridad (como 2/3 de ellos) para los ruskis. Y para otros muchos sitios como Abjasia, Afganistán,
Chechenia, Camboya, Iraq, Libia, Siria, Tailandia (versión
"occidentalizada", con aviónica israelí), Uganda o Vietnam. En total
lo han utilizado unas 30 fuerzas aéreas
de todo el mundo y sigue volando en muchas de ellas.
Arriba, el equipo al completo en formación Vic o V. Abajo, de nuevo en formación Avenger. La Ferté Alais, cerca de París, 2014. |
Aparte de la decisión política de
que fuera el entrenador de caza estándar del bloque soviético, resulta que el avión es muy bueno. Se debe a un
diseñador checo, Jan Vlček, que
también participó en el diseño del anterior avión entrenador a reacción del bloque comunista: el Aero L-29 Delfín. El Albatros fue el
primer avión de este tipo en llevar un turbofan,
un motor ruso Ivchenko AI-25-TL de
1.700 kg de empuje, que le permite volar a más de 700 km/h. El avión ha
mostrado ser duro y fiable: han volado más
de 5 millones de horas y no han tenido muchos problemas,
si tienes en cuenta que son militares.
Pero lo más curioso es que cada vez tiene más éxito en dos usos
que seguramente sus creadores no pensaron: lo utilizan varias patrullas de exhibición aérea, sobre
todo no militares, y como avión privado
- en USA hay casi 300 volando (¡!). ¡Hasta tuvo su categoría particular en
las carreras
aéreas de Reno! Aunque últimamente está abierta también a otros
reactores.
Cinco Albatros hacen la "ola oceánica" mientras el par restante se está preparando para hacer la pasada enfrentada. Festa al Cel, Barcelona, 2004. |
Con mucho, a mi me gusta como
avión de exhibición. La Patrulla Breitling vuela 7
Albatros y son espectaculares. Es la
patrulla no militar más numerosa que vuela reactores. Puede que esté un
escaloncito por debajo de los Red Arrows,
pero es directamente la leche. Resulta
curioso: un fabricante de relojes suizo
que utiliza como gancho publicitario un equipo de acrobacia francés, con aviones checos que llevan motor ruso y están matriculados en Estonia. No se lo pierdan. Merece la
pena.
Un Albatros muy deteriorado de la Antigua Alemania del Este. Gatow, cerca de Berlín. Alemania, 2008. |
Un precio medio para un cacharro
de estos en buen estado es entre 200.000
y 350.000 dolores, y hay la
tira a la venta. Lo que, relativamente hablando, no es mucho para el peazo de avión que es. Luego hay que
mantenerlo, claro. Entre otros gastos, consume unos 600 litros de keroseno por hora... lo que de nuevo no es
mucho, pensando que vas en un chisme de más de 4 toneladas que puede subir a
400 km/h y 20 metros por segundo a más de 10.000 metros de altura.
Un albatros ruso en muy buen estado. Colección del Chateau de Savigny les Beaune, Francia, 2014. |
Lo siguiente sería aprender a
volarlo. Y aparte de muy emocionante,
está al
alcance de un piloto de avioneta corriente. Aunque tiene varios
sistemas sofisticados el avión tiene fama de relativamente
sencillo de volar. Según cuentan es dócil, rápido, ágil y divertido.
¿Quiere probarlo? Por 2.099 euritos le
ofrecen dar una vuelta de 25 minutos. Aquí al lado, en Burgos. Mi amigo
A. lo hizo y asegura que fue un vuelazo.
Un piloto ruso se dispone a volar en un Albatros. Base Aérea de Miachkovo, cerca de Moscú, 2001. |
Y finalmente, para vuelazo, el
que hizo el alumno
piloto Mihai Smigheischi. Estamos en Rumanía, en 1987. Es todavía la
época de Ceaucescu y este chaval de 21 años, con menos de 100 horas de vuelo en
total y sólo 3h en el Albatros (¡!), decide
largarse y pedir asilo político. Salió de Buzau y sin mapas ni GPS ni ná,
voló a la velocidad máxima del avión y a ras de suelo, para no salir en los
radares. Recto hacia la Turquía europea atravesando Bulgaria (¡!). Aterrizó con
éxito en Kirklareli y eventualmente terminó en USA, donde vive hoy.
Tras la exhibición, el nº7 pilotado por Patrick Marchand (conocido por "Gaston", tiene más de 6.000 h de vuelo en reactores militares) se dirige al aparcamiento. Fíjense en la matrícula de Estonia. |
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