jueves, 6 de junio de 2019

Tiger Moth

El de Havilland DH82 Tiger Moth es a los británicos lo que la Bücker 131 a los alemanes (y los españoles). En este entrenador biplano de los años 30 hicieron su instrucción básica miles y miles de pilotos, antes y sobre todo durante la Segunda Guerra Mundial.

En la fabulosa colección de Old Rhinebeck tienen un Tiger Moth pintao de colorao como los que usaba la de Havilland School of Flying en los años 30. Vuela habitualmente en sus exhibiciones. USA, 2015.

La "Tiger" es de hecho famosísima. No es, como se dice en algunos sitios, el avión de Memorias de África (es un de Havilland DH60 Moth, su antepasado directo, que tiene alas rectas, no en flecha), pero sí que es uno de los que aparece en El paciente inglés. Y en otras muchas pelis y series, porque de los casi 9.000 que se hicieron (una barbaridad) quedan más o menos unos 250 en vuelo y la tira en museos.



Los entrenadores británicos de la guerra estaban pintados por arriba de colores de camouflage para pasar desapercibidos en tierra, y por abajo de amarillo, para ser muy visibles en vuelo. Arriba, un Tiger Moth en el Museo de la Royal Air Force en Hendon, 1993. En el centro, en la Ferté Alais (Francia), 2014. Abajo, un Tiger Moth en el Imperial War Museum de Duxford, 2018.

Lo que quería Geoffrey de Havilland era precisamente mejorar el DH60 Mothen concreto una versión llamada T (por Trainer, entrenador). La compañía había desarrollado una nueva versión de su motor Gipsy, que era más potente y podía funcionar invertido (los 4 cilindros abajo, el eje de la hélice arriba). Esto tenía la doble ventaja de separar la hélice del suelo y permitir más visibilidad encima del morro. 


Arriba, el primer Tiger Moth que vi, en el Aviodrome que estaba entonces en el aeropuerto de Amsterdam - Schiphol en 1993. Este avión sigue en su colección en el nuevo museo de Lelystad. Abajo, el que por ahora es el último, sin el recubrimiento de tela para mostrar su estructura: el fuselaje es de tubo de acero y las alas de madera. Newark Air Museum, Inglaterra, 2018.

Además, querían que el de la cabina de delante (el instructor) pudiera entrar y salir más fácilmente del avión, especialmente para saltar por emergencia en paracaídas, con lo que corrieron la parte central de los planos hacia delante. Para mantener el equilibrio aflecharon ligeramente las alas hacia atrás. Esto es de hecho lo mismo que se hizo con la Bücker, y la pinta general de ambos aviones es parecida. Por último, levantaron las puntas de las alas inferiores para separarlas más del suelo y con otras mejoras de detalle ya tenían su nuevo entrenador, que voló por primera vez en 1931.

En España hay un único Tiger Moth. Lo conserva en vuelo la Fundació Parc Aeronàutic de Catalunya (también tienen 3 Bücker). En la Festa al Cel, aeropuerto de Lérida, 2017.

La nueva "polilla" (un montón de aviones ligeros de Mr. de Havilland se llaman moth - polilla - de las que era estudioso y admirador) tuvo éxito desde el principio. Los militares británicos encargaron pronto el avión, así como otras fuerzas áereas y también particulares

G-AXAN es un Tiger Moth con el que Amanda Harrison piensa repetir el vuelo de Amy Johnson de Inglaterra a Australia (que hizo en 1930 en un Moth, precursor del Tiger Moth). En Duxford, Inglaterra, 2018.

A medida que las cosas se ponían feas en Europa aumentó el ritmo de fabricación. Y más todavía durante la guerra, a pesar de que teóricamente era obsoleto y iban apareciendo entrenadores más modernos. La Tiger Moth se siguió fabricando hasta el final de la guerra y también con licencia en varios países de la Commonwealth (Canadá, Australia y Nueva Zelanda) y otros afines (Suecia, Noruega y Portugal).



Arriba, el Tiger Moth portugués nº 111 en el Museo do Ar, cuando estaba en la Base Aérea de Alverca, cerca de Lisboa, en 1994. Centro, en la Base Aérea de Sintra tenían en ese mismo momento el nº 102 todavía en vuelo. Abajo, en 2017 de nuevo el nº 111 está en fabuloso Museo do Ar en las nuevas instalaciones de Sintra. Portugal construyó con licencia 91 Tiger Moth a partir de 1938 y los usó durante décadas.

Hay dos aspectos realmente curiosos de su uso durante la guerra. El primero es que cuando los británicos se vieron realmente amenazados de invasión por los alemanes, se utilizaron para patrulla marítima, desarmados, con la idea de "asustar" a los submarinos alemanes y forzarles a sumergirse. El segundo es que se pensó su uso ofensivo: como bombarderos muy ligeros, con cuchillas para cortar paracaídas en vuelo (¡!) y como fumigadores de veneno contra tropas de tierra (¡!). todo ello fue probado - y funcionaba - pero finalmente no se utilizaron.

Un Tiger Moth canadiense. Además de estar totalmente cabinado - hace mucho frío en Canadá - tenía diferencias de construcción: por ejemplo los montantes de las alas son metálicos y mucho más finos que los ingleses, que son de madera. Este avión se restauró y volvió a volar en 1999. The Canadian Museum of Flight, en la Columbia Británica, 1996.

También es interesante su uso como el primer avión de control remoto que se utilizó como blanco guiado, para entrenar a la artillería antiaérea. Esta versión se llamó Queen Bee (abeja reina) y era una variante con alas de Tiger Moth pero con fuselaje de madera de Gipsy Moth. Curiosamente es el origen de la palabra dron aplicado a la aeronáutica: El zángano (dron o drone en inglés) vuela para copular con la reina y luego muere... le iba mejor como nombre al avión que iba a ser abrasado a tiros.



Arriba, en el de Havilland Museum tienen uno de los dos Queen Bees que quedan (se hicieron 400). Un piloto podía volarlo desde la cabina delantera para transportarlo. La cabina trasera llevaba el sistema de servomandos neumáticos para el vuelo radiocontrolado como blanco. Vean el sistema de radio-control de la época en la caja negra. La idea era no tirar a dar y recuperar el avión tras la sesión de tiros. Abajo, en el museo también tienen un Tiger Moth normal, muy chulo con su esquema civil. Londres, Inglaterra, 2016.

Tras la guerra, los aviones fueron pasando progresivamente a aeroclubes y pilotos privados. El avión es robusto, fácil de volar (difícil de volar bien), es acrobático (relajado, no es una Pitts) y en general mola un montón. Me encantaría volar en uno, y de hecho en Inglaterra todavía es posible hacer la formación para el título de piloto privado por entero en un Tiger Moth. 


En Inglaterra hay muchos Tiger en vuelo que se siguen utilizando para enseñanza y también para dar paseos (la próxima vez no me lo pierdo). Duxford, Inglaterra, 2018.

El pequeño problema es que el más joven tiene 74 años, son cada vez más escasos, caros de mantener y cuestan un congo. Pero espero algún día darme al menos un vuelillo de toma de contacto.


El depósito es la sección central del plano superior (¡!), pensado para no tener problemas para alimentar el motor por gravedad (en vuelo normal, claro: otra cosa es en invertido). Inglaterra, 2018.


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